La vacuna catalana contra el covid que sólo compra España
El fármaco de Hipra sale al mercado cuando en la UE sobran dosis y algunos estados miembros incluso se ven obligados a lanzarlos
BruselasLa competición de las farmacéuticas para sacar un medicamento contra el covid se trataba sobre todo de una cuestión de tiempo y la vacuna de la empresa catalana Hipra no se ha empezado a administrar hasta hace algo más de una semana, con la pandemia totalmente estabilizada. Además, la Unión Europea firmó a toda prisa grandes contratos con Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZeneca a años vista y les sobran dosis para varios años. Así pues, ni el bloque europeo ni los diferentes Estados miembros necesitan adquirir ahora mismo más vacunas y el único país que ha comprado es España.
El gobierno español no tenía más remedio porque ya se había comprometido antes de que el fármaco catalán recibiera la aprobación de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, en sus siglas en inglés), que llegó después de numerosos obstáculos y retrasos. Por el momento ha comprado 3,2 millones, por las que ha pagado más o menos 30 millones de euros. Madrid ya las ha comenzado a distribuir en las distintas comunidades autónomas y el 13 de julio ya llegaron a distintos centros de atención primaria (CAP) de las comarcas gerundenses y de la demarcación de Barcelona.
Más allá del factor tiempo, la compañía de Amer defiende que su vacuna –bautizada con el nombre comercial de Bimervax– tiene ya unas características que la hacen más competitiva que las que ya hace tiempo que están en el mercado. Es más barata y valdrá unos 10 euros, mientras que el resto, según Unicef, cuestan entre 12 y 21 euros la dosis. También proporciona una inmunidad superior durante más tiempo, provoca menos efectos secundarios y se puede conservar en una nevera normal sin necesidad de ultracongelarla como las de ARN (Pfizer y Moderna). En este sentido, la compañía cree que son una buena opción para colectivos vulnerables, por lo general como dosis de refuerzo y para países que tienen menos capacidad de logística para hacer llegar los medicamentos a zonas más remotas.
Sin embargo, incluso los catorce países de la Unión Europea, como Francia o Austria, que habían acordado con Hipra una compra de hasta 250 millones de vacunas por el momento no las han adquirido. Este tipo de contrato no es como el que Bruselas firmó con las grandes farmacéuticas al principio de la pandemia, y estos catorce estados sencillamente tienen derecho a comprar los medicamentos de la empresa catalana de forma prioritaria, pero no obligatoria. A estas alturas tampoco la han comprado países asiáticos y latinoamericanos que, tal y como había apuntado Hipra, tiempo atrás habían mostrado interés por su fármaco.
Despilfarro de dosis
La compra conjunta de vacunas en la Unión Europea no se hizo de forma muy transparente y nunca se ha aclarado exactamente cuántas dosis y por qué precio las adquirió la Comisión Europea. En cualquier caso, lo que es seguro es que Bruselas ha comprado muchas más de las que necesitaba y que los estados miembros están saturados de vacunas. Según el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, en sus siglas en inglés), ahora mismo la Comisión Europea ha distribuido 1.462 millones de dosis en los países del bloc y sólo se han administrado 976 millones.
Muchos gobiernos europeos no saben qué hacer con ellos y se han visto obligados a tirar grandes cantidades. Alemania, que es el mayor país de la Unión Europea, ha sido uno de los casos más exagerados. Los últimos datos del gobierno germano apuntan a que Berlín ha derrochado hasta 83 millones de dosis, que tienen un coste aproximado de 1.600 millones de euros, y tienen 120 millones más almacenadas y todavía recibirán decenas de millones más, en un momento en que la vacunación está muy estancada. En cuanto a España, Madrid admitió que al menos a finales del año pasado tuvo que tirar unos 14 millones.
Por este motivo, tal y como pedían los estados miembros, la Comisión Europea ha renegociado los contratos con Pfizer y BioNTech, que suministrarán menos vacunas y durante un margen más espaciado de tiempo, hasta el 2026. Esta modificación de los acuerdos todavía complica más las cosas a Hipra, que ve como estos contratos con las grandes farmacéuticas puede bloquearle durante más tiempo la posibilidad de vender a los Veintisiete, sobre todo a corto o medio plazo. Sin embargo, la compañía catalana mantiene la esperanza: la Comisión Europea siempre ha asegurado que quiere tener un porcentaje de vacunas de tecnología como las de Hipra, que no es de ARN, y que quiere potenciar a las empresas que concentran su cadena de valor en la Unión Europea para reforzar la autonomía estratégica en materia de salud.