La vacuna de Moderna puede proteger más de la infección leve por covid que la de Pfizer

Un estudio de la Clínica Mayo confirma que los dos preparados son muy eficaces para reducir las hospitalizaciones y las defunciones

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Una enfermera preparando una dosis de la vacuna Moderna.

BarcelonaLa vacuna de Moderna podría ser el doble de potente que la de Pfizer a la hora de reducir el riesgo de infección por covid-19 ante variantes más contagiosas como la delta. Esto es lo que la prestigiosa Clínica Mayo sugiere que está pasándole a la población vacunada del estado norteamericano de Minnesota, donde la mutación surgida en India ya es el virus predominante. Según este artículo, que todavía no se ha revisado ni se ha publicado en ninguna revista científica, las personas que han recibido las dos dosis de Moderna se contagian menos que las que se han inmunizado con Pfizer. A pesar de que hasta ahora no se habían observado grandes diferencias entre la protección que prometían las dos vacunas de ARN mensajero ante la infección en los ensayos clínicos (95% para Pfizer y 94,1% para Moderna) y la que confieren en la vida real, los investigadores apuntan que, coincidiendo con la eclosión de la variante delta, Pfizer se ha mostrado menos protectora en caso de exposición al virus.

Estas son las principales conclusiones de un estudio retrospectivo hecho con más de 25.589 personas en cuatro estados: Minnesota, Florida, Arizona e Iowa. El objetivo de la Clínica Mayo era comparar y comprobar la efectividad de las dos vacunas de ARN mensajero a la hora de evitar el contagio y la enfermedad leve a medida que variantes más transmisibles como la delta se imponen. Y los resultados preliminares indican que, entre los meses de enero y julio de este año, Moderna evitaba los contagios en un 86% de los casos. En el mismo periodo, Pfizer lo hacía en un 76% de los casos. Pero en el último mes, coincidiendo con una aceleración de los contagios en varios puntos del país, las diferencias fueron más evidentes. Los investigadores plantean que la prevención del contagio con Moderna se reduce hasta el 76%, mientras que la de Pfizer cae hasta el 42%.

Los vacunados también pueden infectarse, un fenómeno que ya se sabía que pasaría y que en inglés se conoce como breakthrough. Las vacunas reducen la posibilidad de contagio, pero no en el 100% de los casos, y algunos expertos plantean que aproximadamente un 1% de los enfermos de covid estarán vacunados. Pero el médico e investigador de la Universidad de Leicester Salvador Macip admite que no hay suficientes estudios a fondo para cuantificarlo y valora positivamente que este sea el primero que lo intenta hacer. “Que una vacuna de ARN mensajero tenga menos eficacia que otra es nuevo. Sobre el papel no tendría que pasar porque están basadas en la misma tecnología. Pero la muestra es grande y podría pasar. Realmente sería interesante confirmarlo y saber por qué”, plantea Macip, que no ha participado en el estudio.

Ahora bien, el experto recuerda que la eficacia de las vacunas se mide en el porcentaje de casos graves y muertes que evitan. “Y, en este sentido, las diferencias son mínimas”, puntualiza. Las vacunas del covid se diseñaron, probaron y aprobar originalmente para reducir la carga de enfermedades con síntomas, la hospitalización y las muertes relacionadas con la infección por SARS-CoV-2, pero no como vacunas neutralizantes, capaces de evitar 100% el contagio.

De momento, Mayo no ha encontrado cambios en la eficacia de ninguna de las vacunas a la hora de evitar las consecuencias graves de la infección por covid. La vacunación completa con cualquiera de las dos vacunas fue altamente eficaz contra la hospitalización (91,6% en el caso de Moderna y 85% en el de Pfizer), contra la admisión en la UCI (93,3% con Moderna y 87% con Pfizer) y contra la muerte (no se produjeron muertes dentro del grupo de estudio), según los resultados de la investigación.

Influencia de la variante delta

“Que haya diferencias en la protección de los casos leves tiene una importancia relativa, porque lo importante es que no baje la protección ante las hospitalizaciones o las muertes. Pero tener casos entre vacunados también implica cuarentenas e inconvenientes para el control epidemiológico. Por eso es importante que haya estudios que pongan encima de la mesa estas diferencias”, plantea Macip. Con todo, insiste: “Lo más importante es que de momento todavía no se ha visto que ninguna de las vacunas principales (Pfizer, Moderna o AstraZeneca) sea mejor o peor a la hora de evitar los casos graves”.

El estudio ha usado los datos de 645.109 pacientes de la Clínica Mayo y de los hospitales afiliados al Mayo Clinic Health System. Ahora bien, solo han podido participar los mayores de edad que habían recibido como mínimo una dosis de Pfizer o Moderna antes del 29 de julio de este año, que no tenían pruebas positivas antes de la primera dosis de la vacuna y que no recibieron las inyecciones de diferentes fabricantes. Todos estos individuos tenían las mismas características demográficas (edad, género, etnia y lugar de residencia) y se han clasificado de forma que todos habían recibido la segunda dosis más o menos en la misma fecha. “Observamos una pronunciada reducción de la eficacia de Pfizer coincidiendo con la prevalencia creciente de la variante delta, pero esta asociación temporal no implica causalidad y es probable que haya varios factores que contribuyen a los cambios en la eficacia de la vacuna a lo largo del tiempo”, admiten los investigadores.

Los responsables del estudio justifican la necesidad de hacer estos tipos de investigaciones para vigilar la eficacia de las vacunas ante el aumento de infecciones y la aparición de nuevas variantes, y para avanzarse a la administración de dosis de refuerzo y al desarrollo de vacunas adaptadas a futuras variantes. En este sentido, Macip cree que la delta sí que juega un papel importante y que “con variantes anteriores estos breakthroughs serían inferiores”. “Es más contagiosa y los que se infectan tienen más carga viral, de forma que se esparce más el virus”, explica, y añade que sería interesante estudiar los casos de contagios en vacunados donde todavía domina la alfa y en lugares donde predomina la delta.

Por otro lado, el mismo estudio plantea posibles hipótesis que podrían influir en la diferencia de eficacia. Por ejemplo, que si bien tanto Moderna como Pfizer son vacunas de ARN mensajero, siguen regímenes de vacunación y de formulación diferentes. Moderna se administra en dosis de 0,5 ml en 28 días de diferencia, mientras que cada dosis de Pfizer es de 0,3 ml y se inyecta con 21 días de diferencia. “[Con Moderna] se podría dar lugar a una preparación más efectiva de la respuesta inmune”, apuntan los investigadores. Además, los investigadores también creen que es posible que en las estimaciones de eficacia pueda tener un peso importante la fecha de la vacunación. Es decir, que la reducción de la eficacia también se pueda deber a la disminución de la inmunidad con el paso del tiempo. “No sabemos exactamente a qué velocidad baja la protección. Sabemos que los anticuerpos se van reduciendo, pero no sabemos a partir de cuándo esta bajada tiene un efecto o a qué nivel estás protegido”, corrobora Macip.

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