Reportaje

Alerta de los vacunados infectados: "No podemos bajar la guardia"

La variante delta, más contagiosa, aumenta los positivos entre personas con la pauta completa y los expertos alertan de que podría causar casos graves entre los que no generan una inmunidad potente

10 min
Diverses personas hacen cola al autobús del Arco de Triunfo donde se vacuna todo el mundo quien lo quiera sin cita previa.

BarcelonaEl covid no discrimina entre vacunados y no vacunados: todo el mundo puede contagiarse y transmitir el virus. Lo que sí que hacen las vacunas de forma general es proteger a la persona de las formas más graves de la enfermedad: reduce los síntomas, las hospitalizaciones y las defunciones. Ahora bien, el mensaje que ha cuajado entre un segmento de la población es que estar vacunado permite recuperar el tiempo perdido: tener una vida social activa, quitarse la mascarilla y mezclar grupos burbuja. Como si el virus no pudiera infectarlos. “Y esto es un error de comunicación: vacunarte no te permite hacer vida normal, hay que mantener todas las medidas de protección y prevención”, avisa Salvador Macip, que ayer supo que él y su familia se habían infectado.

Marta nunca se había planteado que pudiera infectarse después de vacunarse. Y ni siquiera lo habría sabido si no le llegan a hacer una prueba por contacto estrecho: era asintomática. En cambio, Berta y Ramon sí que han desarrollado síntomas, aunque no sean graves. “Cada persona es un mundo: hay que tener en cuenta la capacidad de respuesta inmunitaria de cada cual y la agresividad del virus que circula”, dice la inmunóloga del Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal), Carlota Dobaño. Con la variante delta, que es más contagiosa, se pueden ver más casos de fallo vacunal, según la experta, que aun así tiene claro que la vacunación funciona.

Pero prevenir la infección y prevenir la enfermedad son cosas diferentes. Las vacunas inducen dos tipos de respuesta inmunitaria vinculadas entre sí: los anticuerpos neutralizantes, que evitan que el virus infecte las células, y los linfocitos T, que lo destruyen. Cuando una falla, la otra actúa.

Con todo, y aunque de momento todas las vacunas autorizadas en Europa funcionan contra las variantes, incluida la delta, hay casos como el de Miquel Àngel: a pesar de haber pasado el covid y tener anticuerpos –que en la práctica funcionan como haber recibido una primera dosis–, ahora se ha vuelto a infectar. Esta vez de forma algo más grave.

1.

“Estoy aislado en una habitación y me siento inútil porque en el CAP están saturados”

Ramon Casanovas, pediatra en el CAP Ramon Turró, se ha contagiado con síntomas leves después de estar vacunado con las dos dosis

Ramon Casanovas, pediatra desde el 2005 en el CAP Ramon Turró de Barcelona, fue uno de los primeros catalanes en vacunarse con Pfizer: la primera dosis la recibió el 7 de enero, y la segunda, el 1 de febrero. Admite que vacunarse lo tranquilizó. “Hasta entonces estaba preocupado. Tengo 53 años y no me quería contagiar porque sabía que podía acabar en el hospital”, explica. Completamente vacunado, ha continuado trabajando todos estos meses “tomando todas las medidas de seguridad” y llevando “una vida religiosa”: “Trabajar y vida familiar, ya está”. Hasta que la semana pasada su hijo de 24 años llegó a casa un poco constipado y le hizo una prueba de antígenos, asumiendo, dice, “que era imposible que fuera un covid”. El test salió negativo, como él esperaba. Pero al día siguiente la fiebre le había subido hasta los 39 grados. “Le volví a hacer el test y casi rompo el aparato: había dado positivo”, recuerda. Horas después él también se empezó a encontrar “extraño” y también se hizo un test de antígenos. Se había contagiado.

En Catalunya hay unos 700 profesionales sanitarios de baja por positivos de covid . “El error fue mío. Si hubiera sido un paciente no me habría contagiado. He hecho muchos test en el CAP, el problema fue bajar la guardia y confiarme porque era mi hijo”, lamenta Casanovas, que apunta que si bien llevaba la mascarilla en el momento de hacer el test, no la llevaba en casa. Su mujer y su otra hija, en cambio, no se han contagiado. Con todo, su caso no es excepcional. En las pautas de doble dosis, hasta que no se inyecta la segunda la protección no aumenta hasta niveles óptimos. Con todo, esta protección va bajando con el tiempo y la memoria inmunológica dependerá de cada persona: algunos pueden aguantarla durante años y otros necesitan refuerzos al cabo de seis, ocho o doce meses. Los que pierden los anticuerpos más rápidamente tienen más riesgo de sufrir la enfermedad con síntomas si se contagian.

Casanovas ha tenido fiebre un par de días, tos y mocos, pero por suerte los síntomas “no han ido a más”. Ahora solo está “un poco chafado” y reconoce que lo que peor lleva es el confinamiento: “Estoy aislado en una habitación y me siento muy inútil porque en la primaria estamos saturadísimos. Estoy preocupado: hay compañeros de vacaciones, otros están de baja, y tú lo único que quieres es ayudar”. Lamenta especialmente no haber podido participar en el maratón de vacunación en su CAP el fin de semana pasado, donde se pusieron un millar de vacunas en horas. Ahora Casanovas tiene clara la lección que saca de este contagio: “Estar vacunado no implica no vigilar. El covid no ha acabado y tenemos que evitar aglomeraciones e ir siempre protegidos”. Dice que a pesar de haberse contagiado continúa “muy convencido de la vacuna”: “De otro modo, quizás estaría intubado en el hospital”. 

2.

“No me pensaba nunca que acabaría en el hospital”

Miquel Àngel es arquitecto, tuvo covid en febrero y ahora está ingresado con neumonía en Palma

Miquel Àngel coge la llamada desde su habitación del Hospital Son Espases de Palma, donde está ingresado desde hace una semana. Tiene una neumonía que le afecta los dos pulmones debido al covid, un virus que ya pasó en febrero. Los médicos le han dicho que su caso es “muy extraño”, porque la mayoría de las personas que han pasado la enfermedad desarrollan una inmunidad protectora al menos pocos meses después del contagio. “No me pensaba nunca que acabaría en el hospital”, admite.

Este arquitecto de 55 años llegó el pasado lunes con su familia a Mallorca, donde fue para pasar unos días y ver a sus padres. El viernes anterior, como ya tenía dolor de cabeza, había ido al CAP y la doctora le dijo que era casi imposible que se hubiera reinfectado. No le hicieron ninguna prueba. Así que el lunes voló hacia Palma. Dos días después fue al ambulatorio porque tenía fiebre y el mismo viernes ya estaba ingresado. “Hacía muchos días que tenía fiebre y me hicieron una placa y comprobaron que había neumonía. Me dijeron que parecía leve, pero tengo los dos pulmones afectados. Pensé que era imposible porque yo ya había pasado el virus”, relata. Miquel Àngel forma parte, pues, del 1,1% de personas que han tenido covid y se vuelven a infectar, según datos del departamento de Salud.

Miquel Àngel está ingresado en el hospital de Palma.

Para generar la inmunidad no solo hay que estar vacunado: las personas que se infectan también la producen. Ahora bien, en estos casos también hay mucho margen para la susceptibilidad. Hay personas que se contagian y que, ante este estímulo, son capaces de defenderse y pasar la enfermedad de forma leve o asintomática. Ahora bien, tal como indica el protocolo, tendrá que esperarse seis meses para ponerse la vacuna, una única dosis que tiene que reforzar su respuesta inmunitaria si tiene menos de 66 años, como es el caso de Miquel Àngel. Si en este periodo de tiempo se vuelve a infectar, a pesar de que se espera que sea con un cuadro todavía más leve, la gravedad de la enfermedad dependerá, no solo de cómo de buena sea su respuesta inmunitaria, sino que también de si el virus que circula es más virulento y puede atacarlo de forma más grave. 

Cuando se volvió a contagiar, a Miquel Àngel lo que más le quitaba el sueño era pensar que su cuerpo no generaba anticuerpos. “Esto significaría que me puedo estar contagiando siempre”, dice preocupado. Pero en el Son Espases le han hecho pruebas y han comprobado que sí que tiene. “Ahora solo tengo ganas de pasarlo y ya está. Yo no puedo hacer nada más”, dice. A pesar de que tiene buena voz y saca buena cara, Miquel Àngel tose a menudo mientras habla. Explica que está aburrido, pero “bien” y que va mejorando dentro de la gravedad de una situación que no se esperaba y que no sabe cómo ha pasado. No sabe cómo se ha contagiado. 

Le tranquiliza saber que tanto sus padres, como su mujer y sus tres hijos han dado negativo, pero le sabe mal que se hayan tenido que confinar y que hayan perdido los días de vacaciones que tenían. “No las he podido disfrutar mucho, la verdad. Cuando salga, nos quedaremos unos días más para estar con mis padres antes de volver. Creo que pasaré el verano con mucha tranquilidad, aquí cerca, y viendo a poca gente”, explica. Y admite: “He aprendido a disfrutar de las pequeñas tonterías, como almorzar, merendar o hablar por teléfono”. Por eso anima a todo el mundo a vacunarse. “Tener la vacuna no quiere decir barra libre ni es una garantía al 100%, pero pienso que es importantísimo vacunarse para no tener síntomas graves”, afirma.

3.

“Diría a la gente que no se confíen por estar vacunados”

Berta trabaja en el VHIO, se ha contagiado y tiene síntomas a pesar de estar vacunada con las dos dosis

Berta trabaja en el Institut de Oncologia de la Vall d'Hebron (VHIO) y hace meses que está vacunada con Pfizer, pero forma parte del 0,12% de inmunizados que se han contagiado después de recibir las dos dosis. “He tenido muy mala suerte”, resume. Durante los últimos meses se ha esforzado para hacer planes solo con gente vacunada y siempre al aire libre, pero el fin de semana pasado fue su cumpleaños –ha cumplido 26– y tuvo una cena el viernes y una comida el domingo. “En los dos lugares había gente positiva, pero lo supimos el lunes”, recuerda. Aquel día empezó a tener malestar, dolor de cabeza y dolor de garganta. El test de antígenos dio positivo. 

Berta hace un llamamiento a la prudencia: “Yo le diría a la gente que no se confíen por estar vacunados, que no vayan a lugares donde hay aglomeraciones y que no se quiten la mascarilla”. Ella, que casi ni valoraba contagiarse después de la vacuna, avisa que los primeros días lo pasó “bastante mal”: “Casi no me podía mover ni dormir”. Se ha ido recuperando y ahora incluso está teletrabajando. “Me dio rabia por haberme contagiado a pesar de estar vacunada y me dio miedo por la gente que estaba allá y no lo está”, asegura. De las diez personas que estaban cenando, siete estaban vacunados y solo Berta ha dado positivo. Todos, sin embargo, están haciendo cuarentena. 

Se estima que aproximadamente un 10% de las personas que se vacunan no desarrollan la inmunidad deseada, independientemente de la vacuna que se les administre. Y es que, a pesar de que tienen una efectividad superior al 90%, ninguna es infalible. “La persona vacunada sufre una enfermedad sintomática cuando no genera suficientes anticuerpos o los que desarrolla generan una respuesta moderada, cuando su sistema inmunitario está debilitado o cuando no dispone de linfocitos específicos. En estos tres supuestos se considera que la vacuna ha fallado”, resume Dobaño.

Ahora bien, la carga viral también es un factor clave para definir si la infección será sintomática o si el organismo la podrá controlar. “Cuanto más virus entre en un cuerpo, más crece la probabilidad de que este pueda sentirse desbordado y que los patógenos superen las barreras neutralizadoras”, explica Dobaño. Y esto es lo que estaría pasando ahora que la variante predominante, la delta, es más contagiosa. “En mi CAP me han explicado que hay bastante gente vacunada que lo coge: quizás es por la variante delta”, añade Berta. 

4.

“Pensaba que no lo pillaría, que estando vacunada no me podía contagiar”

Marta es enfermera del Vall d'Hebron, se ha contagiado y es asintomática 

“Pensaba que no lo pillaría, que estando vacunada no me podía contagiar”, reconoce Marta, enfermera de quirófano en el Hospital de la Vall d'Hebron y con las dos dosis desde febrero. Se equivocaba. El fin de semana pasado marchaba de viaje a Granada, pero cuando supo que dos compañeros de trabajo habían dado positivo, quiso hacerse una PCR “para quedarse tranquila”: “Me sorprendí mucho que me saliera positivo, tanto a mí como a dos compañeras de trabajo más, todas vacunadas”. Ninguna de ellas ha tenido síntomas. 

En cambio, el primer compañero de trabajo que se contagió sí que tenía mocos y dolor de cabeza. “Por eso lo detectamos, porque él sí que tenía síntomas y enseguida se hizo la PCR. Las otras tres que nos hemos contagiado nos lo miramos de casualidad, por si acaso”. Está comprobado que las personas inmunizadas pueden infectarse y no saberlo (asintomáticos), como Marta, o sufrir algunos síntomas leves, como su compañero, pero en los dos casos pueden ejercer de propagadores y contagiar a su entorno.

Marta trabaja en el quirófano del Hospital de la Vall d'Hebron.

“Dudo mucho que nos contagiáramos en el hospital”, asegura Marta, que dice que no estuvo en contacto con los dos compañeros que se contagiaron primero. “Pero quedé para ir a la playa con una compañera de las que también se ha contagiado que sí que había visto a los otros dos fuera del trabajo. El virus ha ido saltando de uno al otro”, explica. Lamenta, también, que cueste tanto hacerse una PCR en el CAP o en el hospital: “Tuve que insistir, porque si no, todavía estaría esperando que me llamaran”.

La edad y la fragilidad del sistema inmunitario, como por ejemplo las enfermedades o los tratamientos que destruyen las defensas, comprometen los efectos de la vacuna. Pero hay otros factores desconocidos vinculados al fallo vacunal, entre los cuales puede haber factores genéticos o de exposición, como la dieta. Estos condicionantes explicarían porque hay personas de colectivos vulnerables que consiguen controlar la enfermedad grave con la vacuna o con su propia respuesta inmunitaria, y otras, que son más jóvenes y aparentemente sanos, que no pueden generar una respuesta a pesar de haber recibido las dosis. A medida que aumente el porcentaje de vacunados, también irá creciendo el número de personas sin inmunidad. 

Marta admite que le da un poco de “rabia” haberse contagiado. Primero, porque siempre ha extremado las medidas de seguridad: “Todo lo que he hecho es ir al trabajo y después ir a la playa. No me he dado la fiesta padre”. Y segundo, porque sabe que en el hospital no sobra nadie: “Sé que necesitan gente. El quirófano está cubierto, pero es un lugar muy específico y si falta mucha gente quizás se tendrán que suspender intervenciones”. La enfermera alerta del riesgo de creer que la vacuna nos protege del todo: “Tenemos que seguir con las medidas porque hay mucha gente vacunada que se contagia y a algunos les puede afectar el virus de forma grave. No podemos bajar la guardia”. 

5.

"Por muchas capas de protección que te pongas, el virus se puede colar"

Salvador Macip es médico e investigador, contagiado por su hijo de 13 años y con síntomas leves

El médico Salvador Macip, una de las voces expertas de la pandemia, lleva un año saliendo de casa únicamente para ir al laboratorio. Toda precaución le parece poca para evitar el contagio. Ayer, sin embargo, supo que era positivo a pesar de estar vacunado con la pauta completa. Su hijo de 13 años se había infectado en la escuela y transmitió el virus a toda la familia. “La variante delta es más contagiosa, tenemos que ir con mucho cuidado”, alerta. También admite que hay muchos factores que no se pueden controlar, como tener un hijo en edad escolar: “Por muchas capas de protección que pongas, ninguna no te protege al 100% y el virus se puede colar”. Por eso, recuerda que estar vacunado “no significa que no puedas contagiarte”. “Pero sí que evita males mayores. Ahora es como un resfriado y sin la vacuna seguro que estaría arrastrándome para llegar a la cama”, describe.

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