Elogio de la paternidad no biológica
Karim Leklou protagoniza 'La historia de Jim', emotivo melodrama paternal de los hermanos Arnaud y Jean-Marie Larrieu

'La historia de Jim'
- Dirección: Arnaud y Jean-Marie Larrieu: Guión: Arnaud y Jean-Marie Larrieu a partir del libro de Pierric Bailly
- 101 minutos
- Francia (2024)
- Con Karim Leklou, Laetitia Dosch y Bertrand Belin
En el cine clásico de Hollywood eran comunes los melodramas maternales, películas en torno a mujeres obligadas a vivir la maternidad distanciadas de sus hijos porque debían purgar alguna falta. Arnaud y Jean-Marie Larrieu elaboran una versión masculina y contemporánea de este género en La historia de Jim, alrededor del Aymeric (Karim Leklou), un hombre que ejerce de padre de Jim, el hijo de su pareja, hasta que ella retoma la relación con el progenitor biológico y se marchan juntos a Canadá con el niño, dejando al protagonista atrás. Si en el melodrama maternal clásico la mujer era castigada por alejarse del ideal de madre al infringir la moral imperante, a La historia de Jim Aymeric sufre por no cumplir con la idea institucional de paternidad: dado que no es el padre biológico no puede reclamar el derecho a seguir viendo al niño.
Como Alain Guiraudie, responsable de la recientemente estrenada Misericordia, los hermanos Larrieu representan un cine francés que busca su identidad lejos de París y de los modelos más jacobinos, también a la hora de defender unos estilos de vida menos encorsetados y más libertarios. Sus películas anteriores, como Colorear o hacer el amor (2005) y Los últimos días del mundo (2009), discurrían por los caminos de la comedia pirenaica. Esta vez suben hasta las comarcas del Jura, donde también tiene lugar la novela de Pierric Bailly en la que se inspira el filme, para desplegar este relato que cuenta con Karim Leklou como principal activo. El actor transmite una bonhomía innata, pero en ningún caso meramente pasiva, que carga de sentido el perfil de otro modelo de paternidad, la que se define por su ejercicio y no por su filiación sanguínea. Él es el centro de gravedad de ese melodrama que se desarrolla a lo largo de un par de décadas para desembocar, como en el género clásico, en un final de emotiva catarsis.