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Vivienda

Un luchador contra la especulación: Salvador Angosto, Manolo Vital del Buen Pastor

La visita al Museo de las Casas Baratas muestra las raíces históricas de la crisis de la vivienda

Salvador Angosto Calvet, en el Museo de las Casas Baratas del Bon Pastor, a finales del pasado mes de diciembre.
18/01/2025
4 min
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BarcelonaBarcelona está llena de historias como la de Manolo Vital, el conductor de los autobuses urbanos que la película El 47 ha reivindicado, popularizado y enaltecido. Uno de esos personajes equiparables es Salvador Angosto Calvet, de 78 años. Nació en 1947 en Bon Pastor, uno más de los muchos rincones donde, parafraseando al escritor Paco Candel, la ciudad perdía su nombre, si bien la novela Donde la ciudad cambia de número se refería al grupo de viviendas populares Eduard Aunós, de Can Tunis (Zona Franca).

Veterano militante del Partido de los Trabajadores (PT), Angosto Calvet, maestro pintor de profesión y maestro también de nuevas generaciones de profesionales, fue el primer presidente de la Asociación de Vecinos del barrio del Bon Pastor, fundada en 1974 aprovechando una brecha legal de la época. La reivindicación de unos semáforos y de un centro de salud marcaron algunas de las primeras acciones del joven entusiasta y de los vecinos que le secundaban. Eran unos años en los que Barcelona ya hervía llena de reivindicaciones sociales inaplazables, necesidades que la dictadura franquista, y su epígono local más duradero, el porciolismo, habían amordazado y ahogado.

Como hace a menudo como voluntario, a finales de año y acompañado de su memoria y su experiencia, Salvador Angosto puso al servicio de un pequeño grupo de visitantes –entre ellos este cronista– sus conocimientos sobre el barrio mientras recorríamos el espacio museístico de las Casas Baratas del Bon Pastor, de nombre original Milans del Bosch. Es una extensión más del Museo de Historia de Barcelona inaugurada en la primavera del 2023, haciendo así realidad una demanda que los vecinos, junto a Angosto y otros al frente, reivindicaban desde hacía trece años. Fundamental para acabar de ponerlo en marcha fue que creyera el geógrafo urbanista, profesor y director del Museo de Historia de Barcelona Joan Roca Albert, jubilado muy recientemente.

El de las Casas Baratas del Bon Pastor es un centro modesto en dimensiones, como modestas y, de hecho, muy pobres eran las Casas Baratas: 48 y 65 metros cuadrados, donde vivían de media 13 personas. Pero es grande en cuanto a la pedagogía. Y más que una fotografía congelada en el tiempo –se han preservado cuatro casas, con mobiliario y decoración de cuatro momentos distintos del núcleo poblacional– de las 784 casas que definieron el Bon Pastor, que también, lo que se presenta es una reflexión sobre la historia de la vivienda obrera en Barcelona a partir de estas construcciones. Se levantaron en 1929 –junto con las citadas de Can Tunis, las de Baró de Viver y las de Can Peguera– para responder a las necesidades de unas clases populares que habían acudido en masa al impulso que generaban la Exposición Universal y la construcción del metro.

Entrada en el Museo Casas Baratas del distrito de Sant Andreu, en el número 22 de la calle Barnola, en el Bon Pastor.

Pero, de rebote, y no es anecdótico, la visita al centro es una explicación detallada en términos históricos del porqué de la falta de vivienda pública tanto en la ciudad como en el resto del país. La deficitaria situación actual se entiende mejor a partir de la visita a las Casas Baratas y la lectura del detalle de la exposición temporal que se ha hecho hasta este enero: Alojar las mayorías, 1860-2010. Cabe destacar que en los años treinta del siglo pasado ya se ponía de relieve una solución, que ahora se está volviendo a plantear: la huelga de alquileres, en este caso de 1931, promovida entonces por la CNT.

Refugio de Quico Sabaté

Casi cincuenta años después de la muerte de Franco, casi setenta y cinco desde que el entonces Ministerio Nacional de la Vivienda identificó (1954-57) el de la vivienda como el "primer problema nacional", lo más caliente está en el fregadero. Un problema que arranca, en buena parte, de la ineficacia del franquismo –y de los parches de la democracia– a la hora de darle respuesta. Porque, y todo esto se ve en el recorrido expositivo de las Casas Baratas, la ley de liberalización de los alquileres de 1985 no acabó nunca con el culto a la propiedad de que en 1958 el régimen atió con el eslogan "No queremos una España de proletarios, sino de propietarios". Sin un parque de vivienda social en España (el 2%), la historia de la burbuja inmobiliaria que vendría después, a raíz de la reforma de los años ochenta, es bien conocida. Y los platos rotos todavía se están pagando. ~ BK_SLT_LNA~ Nunca un pequeño museo en un rincón perdido de Barcelona, ​​donde el metro no llegó hasta el 2010, y después de años y cerraduras de lucha vecinal, es tan necesario de visitar. La periferia que quiso ser ciudad(Ediciones Universidad de Barcelona), el relato de Salvador Angosto, un hombre que nació y creció en las Casas Baratas del Bon Pastor sólo dos años después de que ese núcleo pasara a formar parte oficialmente de la ciudad de Barcelona, ​​el 1 de enero de 1945. Un hombre que de pequeño, con 7 u 8 años, de vez en cuando debía dejar su cama para que se acostara y se refugiara Quico Sabaté, el famoso maqui. No por casualidad, en su casa se escuchaba a la Pirenaica y se soñaba con un mundo mejor.

La historia de la reforma de un barrio de casas más que humildes demuestra no sólo que tenían razón de soñar con él, "sino que la lucha por una vivienda digna y asequible no ha terminado", decía a los visitantes este luchador incansable de la Barcelona marginada.

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