Anna Andreu y Marina Arrufat: tener un hijo con la primera cita de Tinder
Marina fue el primer 'match' que hizo Anna hace ocho años
Anna Andreu dice que no cree en el destino, sino en la pura casualidad, y que le gusta que sea así porque el azar le parece más misterioso que el destino. La casualidad, explica, fue lo que hizo que ella y Marina Arrufat se conocieran, se enamoraran, hicieran un hijo y varios discos.
Se conocieron en Tinder. Marina fue el primero match que hizo Anna, la primera y última cita que ha tenido en la plataforma. Llegar y triunfar: "Quedamos un lunes y fui allá muerta de vergüenza. Charlamos mil horas y borré la aplicación: nos gustamos mucho. Al cabo de una semana y media ella estaba llevando las maletas a mi casa", recuerda. Era temporal, ya que a las dos semanas Marina se iba indefinidamente a Chile. "Había pasado una mala época, y para quien se dedica a la clásica siempre ocurre que de repente Europa se queda pequeña. Quería ir a esparcir la niebla, quién sabe por cuánto tiempo", explica la cantante. Al final fueron tres semanas. "Estuvo bien que no cancelara el viaje, no quería que cambiara de planes por mí, pero lo cierto es que nos pasamos esas tres semanas charlando y Marina decidió volver".
De eso hace ocho años y ambas estaban en un momento más o menos similar. "Yo estaba dejando la música porque me sentía un poco quemada, y ella salía de una lesión en el hombro y no podía tocar demasiado el violín". Marina la animó a no dejar de escribir canciones y Anna le hizo caso. Un día que ambas estaban un poco blandas, decidieron tomar un box de ensayo y pasar un rato juntas. "Marina me había explicado que de adolescente había tocado la batería en un grupo de ska. Ya que no podía tocar el violín, podíamos divertirnos un rato juntas".
En ese momento no se imaginaban que grabarían tres discos juntas y que para el último, Vigilia (Hidden Track Records), deberían combinar los ensayos con la maternidad de su primer hijo, Ovidio. "Ser madres está siendo muy bonito, también estamos muy cansadas y destruidas", dice, feliz, la cantante, que añade: "Tengo 37 años, soy lesbiana y ahora para mí está mucho más normalizado, pero pasé la adolescencia pensando que me sería imposible conocer a alguien con quien poder construir una vida". Con Marina ha descubierto "que el amor es como cuando te gustas en un concierto y sientes que podrías quedarte a vivir en el escenario, porque es un lugar seguro, acogedor y expansivo".
