Un estudio de la UB cambia la teoría de la evolución de organismos marinos

La prestigiosa revista 'Nature' dedica la portada al trabajo científico de la universidad catalana

Ara
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L'equip investigador del Grupo de investigación  Evolución y Desarrollo  (Evo-Devo) de la Universitat de Barcelona

Una investigación de científicos de la Universitat de Barcelona (UB) aporta evidencias que suponen un giro en la teoría considerada más plausible sobre la evolución genética y de movimiento de los tunicados, unas especies marinas de aspecto gelatinso y rodeados de una membrana. La revista científica Nature dedica la portada de su última edición a este artículo, impulsado en exclusiva por el Grup de Recerca Consolidat Evolució i Desenvolupament (Evo-Devo) de la UB sobre la evolución genética y de movimiento de los tunicados, que pertenecen al grupo hermano de los vertebrados.

Según ha remarcado la UB, se trata de un hito muy importante para la investigación catalana, porque el estudio ha sido hecho íntegramente por un solo grupo de investigación y porque ha salido en la portada de una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, un "episodio inaudito que no había sucedido nunca en la UB y en contadas ocasiones en el país". "Los resultados del nuevo trabajo, destacados en la portada, ponen en valor la investigación realizada en las universidades públicas y pone de manifiesto la urgente necesidad de darles más apoyo y aumentar su financiación para poder avanzar en el mundo de la investigación y del conocimiento", ha asegurado el jefe del grupo de investigación Evo-Devo y vicerrector de Investigación de la UB, Jordi García.

El trabajo científico muestra un nuevo escenario de la evolución del corte de los cordados, es decir, el rango de clasificación biológica que agrupa tanto a los tunicados como a los vertebrados, entre los cuales se incluyen mamíferos, pájaros, peces, anfibios o reptiles. El estudio revela que la pérdida de genes del corazón permitió a los tunicados transitar de un estilo de vida sedentario, es decir, crecer adheridos al suelo, a desarrollar movimientos.

La portada de 'Nature' monográfica dedicada a la investigación de la UB

Durante muchos años, en el campo de la biología evolutiva no se había prestado mucha atención a las pérdidas de genes porque la mayoría de los estudios se centraban en cómo las duplicaciones de genes podían ocasionar nuevas funciones biológicas en las especies. El autor de referencia de la investigación, Cristian Cañestro, ha remarcado que la pérdida de genes en la historia de la evolución no es "excepcional" porque es un fenómeno evolutivo mucho más frecuente de lo que los investigadores creen. "A priori, se pensaba que un gen simplemente se perdía cuando ya no lo utilizaban los diferentes organismos (proceso que se conoce como evolución regresiva). Sin embargo, hemos identificado que se producen más pérdidas de genes de carácter adaptativo, es decir, perder ciertos genes puede comportar ventajas evolutivas o innovaciones biológicas, como el movimiento", ha añadido Cañestro en declaraciones recogidas por la agencia Efe.

El grupo investigador ha utilizado la especie Oikopleura dioica, un organismo marino que forma parte del plancton de los mares tropicales y templados, para estudiar el impacto de la pérdida de genes como fuerza evolutiva. Los resultados señalan que la pérdida de genes estaría ligada a tres innovaciones de los tunicados con movimiento: un desarrollo más rápido del corazón, una estructura laminar del corazón que permite mejorar la circulación de la hemolinfa (el equivalente a la sangre de algunas especies) y la desaparición de musculatura faríngea.

Antes del estudio, la comunidad científica pensaba que el ancestro común, tanto de tunicados fijados al suelo marino (ascidias) como de los que podían moverse (apendiculares), tenía movimiento. En este sentido, los resultados de la investigación contradicen este escenario evolutivo previo porque, según han asegurado los autores, la pérdida de genes es lo que llevó a los tunicados a pasar de una vida fija a una en movimiento en algunos casos, lo cual les ha llevado a pensar que el ancestro común era un organismo sedentario.

Cañestro ha explicado que "el estudio permite a la comunidad científica formular nuevas preguntas, como por ejemplo, de qué manera evolucionó la vida sedentaria en los tunicados ancestrales".

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