Los catalanes que dominaron el ron
Las familias Bacardí, Serrallés y Barceló construyeron imperios al otro lado del Atlántico
San Juan (Puerto Rico)Bajo una moderna carpa, un DJ pincha música latina. Grupos de turistas estadounidenses toman cócteles, en espera del inicio de la visita a la fábrica más grande de ron del mundo. Estamos en Cataño, Puerto Rico. Las vistas son bonitas, ya que en el otro lado de la bahía se puede ver el casco antiguo del viejo San Juan, la capital. Los tours se hacen en inglés ya que casi todo el turismo que llega proviene de Estados Unidos. Pero el guía va soltando palabras en castellano de vez en cuando, cuando pregunta a los presentes qué es lo primero que les viene a la cabeza cuando oyen la palabra Bacardí. Los presentes van respondiendo con tópicos: ron, piña colada, fiesta... Para poner a prueba el guía, no podemos resistirnos de responder "Sitges", donde por cierto también había habido un centro para visitantes que cerró a raíz de la pandemia. Los estadounidenses hacen una mueca de no entender nada. El guía, en cambio, sonríe. "Of course, Sitges, en Catalonia". Y se dedica a explicar el origen de los Bacardí, la estirpe catalana que creó el mayor imperio del ron en el planeta. "Y ahora, mí gente, el momento de hacer los cócteles", acabará diciendo el guía, haciendo pasar al grupo a una sala donde efectivamente aprendes a hacer una piña colada y un mojito con ron Bacardí.
El gobierno de Puerto Rico, tierra donde miles de catalanes echaron raíces, explica que la fábrica Bacardí de Cataño es la atracción turística más visitada de la isla, que hacen uno de los cuatro tours diponibles (que tienen los nombres de Legacy Tour, Rum Tasting, Mixology Class y Founder's Experience). Es un espacio gigante en el que quien quiere aprender la historia de la bebida puede hacerlo, aunque la mayor parte de grupos lo que quieren es beber. Los guías, profesionales, entienden al segundo de qué pie calza cada grupo. "Esta es la catedral del ron" explican frente al edificio inmenso construido en los años 30. El recinto es gigante, con diferentes zonas preparadas para recibir a todo tipo de visitantes, que se mueven en unos trenes eléctricos entre estatuas e iguanas, que toman el sol. Los obreros que trabajan en la destilería se cruzan con los grupos de turistas a la sombra del símbolo de Bacardí, un murciélago. En Puerto Rico es fácil encontrar el legado catalán o mallorquín, ya sea desayunando las mallorcas, como se conocen las ensaimadas rellenas de todo tipo de productos herencia de las familias que llegaron desde Felanitx o Palma, ya sea buscando la maestría de Pau Casals, que murió exiliado aquí, en la isla donde era nacida su madre . El legado catalán y mallorquín se ha traducido en escritores, músicos y políticos como los Rosselló, una estirpe originaria de Lloseta que ha dado dos gobernadores en la isla. El último de ellos, Ricardo, expulsado por las manifestaciones de miles de ciudadanos en 2019 que le acusaban de corrupto.
Bacardí, la familia más conocida con raíces catalanas de Puerto Rico, no siempre ha sido bien vista por sus vecinos. Durante años no lo tuvieron fácil, puesto que los consideraban de fuera, de Cuba. A diferencia de lo que mucha gente cree, los Bacardí no llegaron a Puerto Rico huyendo cuando triunfó la revolución de Fidel Castro. No, ellos ya estaban allí. Habían echado raíces para poder evitar pagar aranceles. Puerto Rico pertenece a Estados Unidos en régimen de estado asociado. No es ni un estado independiente, ni un estado que forme parte de Estados Unidos. Una sentencia del tribunal supremo estadounidense afirma que la isla "pertenece, pero no forma parte de Estados Unidos". Instalando una fábrica en los años 30, los Bacardí se aseguraban no tener que pagar aranceles para entrar en el mercado donde vendían más ron, Estados Unidos. Pasaban a producirlo dentro. Cierto es que en los años 60 Fidel Castro expropió las propiedades de los Bacardí en Cuba, tanto las fábricas como el precioso edificio Bacardí en el centro de La Habana. Y fue un golpe para los Bacardí, pero ellos estaban listos para salir adelante, ya que la joya de la corona la tenían en Puerto Rico.
Un licor con muchos padres
La historia del ron, como si fuera una leyenda mitológica, no queda demasiado clara. Diferentes territorios reclaman su paternidad. La primera destilación de ron seguramente ocurrió en las plantaciones de caña de azúcar en el siglo XVII, cuando los esclavos descubrieron que la melaza, un subproducto líquido extraído del proceso de refinado del azúcar, podía fermentarse en alcohol. Después, al destilarse, se concentraba el alcohol y se eliminaban impurezas, produciéndose así los primeros rones modernos. Hay quien dice que el primer ron se hizo en Brasil, otros dicen que en la isla de Nieves. En Barbados no admiten debate, es cosa suya. Sacan pecho con un documento de 1651 donde se puede leer: "El principal aturdimiento que hacen en la isla es el rumbullion, alias kill-divil, y está hecho de cañas de azúcar destiladas, un licor picante, infernal y terrible". El ron era conocido también como kill-divil, ya que era tan fuerte que podía matar al demonio. Esclavos y marineros lo tomaban para aguantar sus trabajos. Pero con el paso del tiempo, la bebida reemplazó al brandy francés como el alcohol de intercambio preferido en el comercio triangular. Y se fue refinando. Ahora hay ron blanco, claro, añejo, dorado...
En la isla de Barbados se puede visitar Mount Gay, la destilería de ron más antigua del mundo, ya que se fundó en 1703. En otras islas caribeñas existen otras destilerías con más de 300 años de historia, de Jamaica en Cuba, pasando por la pequeña isla de Granada, donde se encuentra la River Antoine Estate de 1785, que sigue haciendo todo el proceso al igual que hace tres siglos, con una noria. Pero en Puerto Rico lo tienen claro: ellos son la isla del ron, lema publicitario que utilizan. Y aquí los catalanes, valencianos y mallorquines tuvieron mucho que decir. Bacardí es la marca de ron más importante, pero no la única.
Rivalidad entre estirpes catalanes
Cuando los Bacardí llegaron a San Juan, donde tuvieron su sede unos años antes de trasladarse a Cataño, al sur de la isla ya se producía el ron Don Q. Si Bacardí es el ron de Puerto Rico que más se vende en el mundo, en la isla no dominan el mercado local. En Puerto Rico se vende más el Don Q, una marca fundada, evidentemente, también por catalanes: los Serrallés. Una estirpe originaria de Begur que llega a la isla a mediados de los años 1830, apostando por recoger y refinar azúcar de caña para exportarlo a Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Básicamente, consiguieron una plantación de caña en el sur de la isla, cerca de Ponce, donde tuvo una pequeña red de ferrocarril propia, un aeropuerto privado y un puerto para exportar. En 1865 la familia abrió una instalación para la fabricación del ron en su plantación, la Hacienda Mercedita, bautizada en honor de la matriarca, Mercedes Pérez. Los Serrallés produjeron varias marcas de ron locales, aunque la mayoría duraron poco. No sería hasta 1932 que salió al mercado el Ron Don Q, bebida que lleva un siglo de rivalidad con el Bacardí, que acababa de llegar a la isla. Para los portoriqueños, Bacardí era una bebida cubana y Ron Don Q una local.
Tanta fortuna hicieron los Serrallés que en los años 30 se hicieron construir el Castillo Serrallés, en estilo resurgimiento, un edificio grandiloquente con jardines japoneses, lagos y un espacio museizado donde se cuenta la historia del ron y la caña de azúcar . Un castillo al que llegan menos turistas que en la sede de los Bacardí, con los que sigue viva la rivalidad. Los Serrallés llevan ya casi 200 años de negocios en manos de los descendientes de Joan Serrallés, que en 1830 dejó Begur. Y les van bien las cosas, ya que en 1985 compraron Puerto Rico Destillers, lo que les permitió controlar otras marcas de ron. Desde entonces, no han dejado de comprar y crecer, controlando casinos, competiciones deportivas o hoteles. Ahora el orgullo sigue siendo el Ron Don Q, el más vendido en Puerto Rico por delante de los Bacardí, el más vendido en el mundo. Dos alcurnias catalanas.
El ron forma parte de la historia de Cataluña, con un papel central en el folclore relacionado con la tradición marinera. Pero si en la costa catalana pervive en ron quemado y canciones, en el Caribe el ron tiene una vida diferente. Muchos catalanes que se marchaban de una tierra rota por los conflictos bélicos, como las guerras carlistas, entendieron que el mundo de los aguardientes era un buen negocio tanto para comerciar como para producirlo. Aparte de los Serrallés y los Bacardí, también de Sitges salió Andreu Brugal Montaner hacia la República Dominicana, donde en 1888 fundó Ron Brugal. A la misma isla, en 1929 llegó Julià Barceló proveniente de Felanitx, y fundó Barceló & Co. En los años 20, un cubano hijo de catalanes, Ramon Badia, llegó a Colombia con una receta secreta para crear el Ron Viejo de Caldas. El ron hablaba catalán.
El imperio de Facund
Pero los que más salieron adelante fueron los Bacardí. Un imperio que empezó a gestarse el 4 de febrero de 1862 en Santiago de Cuba, cuando Facund Bacardí Massó fundó la compañía Bacardí. Facund era un hombre que no olvidó su tierra, ya que en 1910 abriría una sede en Barcelona. Llegó en 1828 a Cuba. Inicialmente trabajó en una tienda de su hermano Juan y posteriormente comerció él mismo con tejidos y otras mercancías. Entraría en el mundo de los licores en 1840, comprando y vendiendo una vez se casó con Amalia Moreau, una chica de una familia muy próspera de ascendencia francohaitiana. Facund investigó el destilado de aguardiente de caña de azúcar y obtuvo un ron suave y ligero, a diferencia de los rones de la época, muy fuertes. El escudo de la marca, el murciélago, sería idea de Amalia, que le vio en el tejado de la primera destilería que tuvieron.
En la sede de Cataño pasan cada año miles de turistas. Y no deja de producirse ron a la sombra del murciélago. Cada día se producen unos 450.000 litros de ron. Una empresa con sede fiscal en Bermudas, que no ha parado de crecer, con nuevas sedes y nuevos productos. Hace pocos años, compraron el Ron del Barrilito, una histórica destilería fundada en 1880 que destacaba por su poca producción hecha de forma artesanal. En Bacardí nada han cambiado desde que lo han comprado, ya que significa pasar a controlar un ron artesanal que no tenían en su lista de productos. Su expansión, de hecho, ha ido más allá de los rones. En 1992 Bacardí adquirió la italiana Martini & Rossi. Además, controla marcas como vodka Grey Goose, whisky Dewar's y la ginebra Bombay Sapphire, entre otros. El producto estrella, sin embargo, sigue siendo el ron Bacardí blanco premium, creado para ser una bebida mezclable, lo que dio origen en 1900, con motivo del fin de la Guerra de Cuba, en el famoso combinado Cuba Libre. Muchas bebidas míticas nacidas en el Caribe, de hecho, tienen raíces catalanas.
Del daiquiri a la piña colada
El daiquiri se hizo famoso gracias a Constantí Ribalaigua, hijo de Lloret de Mar, que les servía en el Floridita de La Habana a personajes como Ernest Hemingway, que decía lo de “My mojito en La Bodeguita, my daiquiri en El Floridita”. A Floridita les gusta decir que ellos inventaron el daiquiri, pero no es así. Daiquirí, con acento, es una playa cercana a Santiago de Cuba, en el otro extremo de la isla. La palabra, de origen taíno, una lengua indígena ya muerta, acabó bautizando una bebida gracias a un tal Jennings Cox, un estadounidense que trabajaba en una mina e inventó algo parecido a esa bebida cuando recibió invitados en casa y se quedó sin ginebra. Así pues, utilizó ron y lo mezcló con zumo de limón y azúcar. Un amigo suyo, el italiano Giacomo Pagliuchi, la bautizó con el nombre de la playa y poco a poco la bebida fue esparciéndose por la isla. A Floridita, sin embargo, le harían popular e irían haciendo pruebas hasta que inventaron el daiquirí frappé. Y el propietario, efectivamente, era el catalán Constantí Ribalaigua Vert, que cambió el nombre del local, llamado inicialmente La Piña de Plata, por consejo de Narcís Sala Parera, directivo del Centre Català. Cosas de la vida, el primo de Sala Parera era un tal Miquel Boadas Parera, que acabó trabajando detrás de la barra del Floridita hasta que en los años 20 le tocó ir a vivir a Cataluña, donde en 1933 abrió, junto a la Rambla , un local que aún hoy sirve cócteles: el Boadas, en la calle Tallers.
Si unos catalanes hicieron de las suyas con los daiquiri, en Puerto Rico se debate si la piña colada se creó en el Hotel Hilton, obra de Ramón Monchito Marrero o se creó en un restaurante fundado por catalanes, el Barrachina. Aquí una placa recuerda cómo el artífice de la bebida fue un tal Ramon Portas Mingot, catalán del que se sabe poco. En una isla donde los catalanes han dado presidentes, escritores, músicos y empresarios como es Puerto Rico, todavía quedan misterios por descubrir. Pero siempre con una copa de ron en las manos.