El radar suculento

Dos restaurantes que si no fueran tan insolentes no nos gustaría tanto

SiNoFos, de Girona, y el Insolent, de Barcelona, ​​han cocinado juntos durante dos días, pero vale la pena hacerles una visita por separado

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El sumiller del Insolent Javier Custodio, el cocinero del SiNoFos, Marc Ramos, y el cocinero del Insolent Julià Castelló, en su encuentro en Girona.

Que la gente que es de la misma cuerda tiende a juntarse no es ninguna sorpresa. Por eso me hizo ilusión saber que dos restaurantes que considero muy recomendables hacían un encuentro, un "cuatro manos" o "pop-up" o como quieran decirlo. Un día jugaron en Girona y el otro en Barcelona. Mezclando las dos cartas y compartiendo fogones. Esta deliciosa efeméride me parece una buena excusa para hablaros de estos dos establecimientos excelentes juntos y por separado, y regentados por jóvenes catalanes sobradamente preparados, que son el presente y seguro el futuro de nuestra cocina. SiNoFos. No hay nada que no hagan bien en este restaurante, pero atención, amigos carnívoros, porque la calidad de la carne de este establecimiento, el amor con el que tratan el producto, y su brasa, que todo lo deja perfumado, le harán salivar. Esta brasa también es aliada de las verduras, como para la berenjena escalivada con vinagre de miel, cacahuete y hierbas o los cogollos con mantequilla blanca, huevos de salmón y anguila ahumada.

Es evidente que el cocinero blanquecino Marc Ramos, que había pasado por restaurantes como el Gresca, diseñó el restaurante al que le gustaría ir. Siempre coronado con su gorra, marca de la casa, trabaja fina arriba y abajo. Una de las cosas que me encantan de este restaurante es que existe una barra de acero que llega prácticamente hasta la cocina. Así que si eres de los que les gusta ver cómo trabajan, qué aparatos utilizan o si, sencillamente eres chismoso, este es el rincón que le recomiendo que reserve. También que se deje seducir por los platos fuera de carta, ya que son restaurante de producto de temporada ya menudo tienen delicias que deben tomarse al vuelo.

Para los que están cerca de Girona es un lugar a tener en cuenta. Para los que no, confieso que en dos ocasiones he cogido el tren sólo para ir a comer y volver. Quienes nos acusan de barcelonocéntricos (y tienen razón) a quienes vivimos en la capital, deben saber que el SiNoFos tiene el antídoto para hacernos levantar el culo de la silla y enfrentarnos a la poco fiable red ferroviaria.

Y una vez hemos cogido el tren de vuelta, hacemos parada en el barrio de Gràcia de Barcelona, ​​en la archiconocida plaza del Sol. Aquí es donde encontramos elInsolente, el proyecto de cuatro jóvenes que ha sido una de las mejores aberturas del año pasado. Javier Custodio y Pedro Huerta, en la sala, y Miquel Garcia y Julià Castelló, en la cocina, vienen de las mejores casas de comidas del país, como el Disfrutar, El Celler de Can Roca y los proyectos internacionales de Paco Pérez. Pero, al igual que Marc Ramos, han hecho el restaurante a la medida de los deseos y mucho más informal.

Uno de los logros de la casa son los chuchos, que no encontrará en ningún otro sitio. ¿Por qué? Pues porque Julià Castelló es familia de los emblemáticos Xuixos Castelló de Girona, y en este restaurante está la joint venture que une la masa de los famosos chuches con rellenos totalmente distintos. Tales como el de pesto, cacahuete, mascarpone e higos; el de cuello de cordero con mayonesa raso-alhanut, o el acabadísimo de estrenar chucho de carbonara. Otro plato a pedir, el primero de todos, de hecho, es la anchoa. ¿Dirá una anchoa? Sí, háganme caso primero, y ya me dará la razón después. La caballa con ajoblanco, crema de almendra, emulsión de aceituna y ajo negro es un plato con el que luce la formación de estos chicos. Es bueno, reconocible y hermoso. El pithivier relleno de guiso de mejilla de atún rojo, salsa de naranja y kumquat también es un plato equilibrado y del que pueden estar orgullosos.

El encargado de explicar y servir el vino será Javier Custodio. Veréis que es un enamorado. Sólo tiene vinos catalanes porque él sirve "caldos", como le gusta decir, que conoce de primera mano y de bodegas que ha visitado. Póngase en sus manos y pídele un vino para acompañar el postre que lleva el nombre de Galáctico. Por cierto, la categoría de las postre la encontrará bajo el título Final Feliz.

El espacio es agradable, esquinero, pero puede que pase desapercibido porque la puerta queda en la calle Maspons. del Sol, es por eso que muy graciense ha tardado en descubrir este hallazgo nada escondido en medio del barrio.

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