¿Qué es el 'baby sign language' del que todo el mundo habla?
Es un lenguaje de signos para comunicarse con un bebé cuando todavía no se puede expresar con palabras pero no hay estudios concluyentes y se recomienda no dejarse seducir por los reclamos de algunos portales de internet
Barcelona¿Es posible poder entenderte con tu bebé mediante un lenguaje de signos? Parece que sí, o por lo menos esto aseguran los que practican el llamado Baby sign language, una herramienta que nace en los años ochenta en Estados Unidos a raíz de investigaciones hechas en familias en las que los bebés debían comunicarse con sus progenitores sordos, y lo hacían mucho antes de aprender a hablar. nuestra, el baby sign language ha llegado estos últimos años de la mano de centros como The Baby Sign Academy, fundada por Marta Serra, bioquímica y autora del libro ¡Por fin mamá me entiende! (Roca Editorial, 2024), en el que explica los secretos de esta técnica que asegura que le ha cambiado la vida a la hora de relacionarse con sus hijos.
"Es un lenguaje de signos pensado para que sea temporal, pero que facilite la comunicación entre los cuidadores y los bebés cuando todavía no saben hablar", explica Serra, que aclara que no se trata de una lengua de signos como la de los sordos, todavía que tenga algunas semejanzas, sino que son signos muy sencillos que indican distintos objetos o necesidades, como mama, agua o leche.
No hay una edad concreta para empezar a utilizar el baby sign language con los bebés, aunque la franja más común iría entre los seis y los dieciocho meses de edad, según Serra. “Si es más pequeño, debemos ver si el bebé está preparado, y esto lo podemos detectar cuando nos siga con la mirada en un espacio limitado y nos preste un poco de atención, porque esto le ayudará a entender y seguir mejor movimiento de nuestras manos”, continúa la autora. En cambio, cuando tiene ya dieciocho meses o más, “siempre que no haya una comunicación fluida, todavía estamos a tiempo de beneficiarnos de este sistema”, continúa. Además, "es una edad muy agradecida, porque tienen muchas ganas de comunicarse y en cuestión de horas o días, ya te devuelven los signos", continúa.
Para Serra, el lenguaje de signos ofrece muchos beneficios. "Para empezar, disminuye mucho las frustraciones por parte del bebé y de los adultos, porque por fin puede expresar lo que quiere y necesita", explica. Por otro lado, también fortalece el vínculo afectivo y la complicidad entre ambas partes y hace que el bebé "se sienta más atendido, comprendido e incluido en su entorno", añade. Sin descontar que "ayuda en el aprendizaje de idiomas y mejora mucho la motricidad fina con todo el trabajo de movimiento de la musculatura de manos y dedos, que después ayudará al niño a aprender a escribir y hacer mejor el trazo".
Asociar gestos y palabras
Ahora bien, ¿cómo se le puede enseñar a un bebé a hacer un lenguaje de signos? Según Serra, lo importante es que los padres sepan cómo deben hacerlo y tengan una cierta formación para evitar caer en errores como la sobreestimulación, el retraso en el habla o, simplemente, que el bebé no les devuelva el signo. “Lo básico es que el bebé haga la asociación entre la palabra dicha, el signo que ve y lo que significa esta palabra. Si yo le enseño el signo de comida, debe ver comida frente a ella”, dice Serra, quien asegura que la constancia es la clave para conseguir un buen resultado.
Uno de los mitos que, según la autora, es más frecuente a la hora de hablar del baby sign language es que, si el bebé aprende un lenguaje de signos, después no tendrá necesidad de hablar. “Es como si pensáramos que un bebé, debido a que gatee por desplazarse, luego no querrá andar o tardará más en hacerlo”, ejemplifica. "Al final, es un tema evolutivo: las zonas del cerebro que se encargan de entender las palabras madura mucho antes que la zona que se encarga de emitirlas", continúa.
De hecho, es habitual que alrededor de un año muchos bebés empiecen a señalar cosas ya levantar las manos para que los cojamos en brazos, “y esto ocurre porque la gestualidad precede a las palabras de forma natural, y con el uso de los signos lo único que hacemos es abrir un abanico de vocabulario mucho más amplio para que el niño pueda comunicarse con nosotros y decirnos qué necesita”, dice Serra, que ha visto como muchos profesores de guarderías han mostrado interés en esta práctica, aunque de momento no sea muy extendida. “Es una herramienta muy agradecida dentro del aula, pero no pasa nada si el bebé no se puede comunicar por signos cuando está ahí, porque para ellos su vínculo importante son los padres”, matiza.
Contacto natural
La realidad es que, aunque no se utilice el lenguaje de signos, los bebés ya ejercen una comunicación con su entorno de forma natural, según David Bueno, doctor en biología, profesor e investigador de la sección de genética biomédica, evolutiva y del desarrollo de la Universidad de Barcelona. "Tanto con sus padres como con su entorno desarrollan una comunicación puramente emocional a través del tacto, las miradas y las expresiones faciales", dice Bueno. Se trata de una base instintiva en la que, ya a los pocos días de nacer, aprenden a reconocer las caras emocionales de sus cuidadores. “Si su cuidador sonríe y está cerca, el bebé automáticamente sonríe. Y si el bebé llora porque tiene dolor de estómago, el hecho de que se le masajee ya es una especie de contacto para él”, continúa.
En la misma línea, Bueno considera que lo que más estimula a los bebés a aprender cosas nuevas son las relaciones socioemocionales que crea en su entorno más cercano, que serían los cuidadores. Más tarde, cuando tienen entre nueve y catorce meses, van ensanchando el círculo. "Es cuando empiezan a ir sentados en el cochecito y van mirando a la gente de la calle, estableciendo una segunda capa de conocimientos emocionales y aprendiendo del resto del mundo", continúa.
En cualquier caso, el investigador asegura que los bebés no entienden las palabras hasta casi los seis meses de edad, aunque todavía no tienen madurada su capacidad de abstracción. “De hecho, el lenguaje oral es el primer síntoma de abstracción que tienen”, matiza.
Sin estudios concluyentes
Por otra parte, hace tiempo que el baby sign language es un tema que se ha puesto sobre la mesa en varios estudios, como el realizado por la doctora Elizabeth Kirk de la University of York, en el que analiza los supuestos beneficios que tiene realizar este lenguaje de signos para los bebés. "La mayor parte de las informaciones que se encuentran en internet se basan en artículos de opinión, y no en investigaciones científicas", apunta Kirk. Por otra parte, la doctora también señala que “no hay pruebas que indiquen que el baby sign language beneficie, o empeore, el desarrollo del lenguaje del bebé en el futuro”.
En cuanto al hecho de conseguir una vinculación más estrecha entre los cuidadores y el bebé gracias al uso del lenguaje de signos, Kirk apunta que ningún estudio es concluyente, aunque sí se ha detectado que los padres que, en uno de los estudios, asistieron a una formación para aprender a comunicarse con baby sign language, sufrieron niveles de estrés más elevados que los que iban con sus bebés a dar otras clases consideradas como “no educativas”. Ahora bien, matiza que, como no había podido demostrarse el grado de estrés de los padres previo a la clase, “podría ser que quisieran aprender este lenguaje precisamente para poder comunicarse mejor con sus bebés”, reflexiona.
En todo caso, la doctora destaca que no tiene nada malo el hecho de que algunos padres quieran comunicarse con sus bebés a través del baby sign languagepero sí recomienda que no pongan las expectativas muy altas ni se dejen seducir por los numerosos beneficios que algunos portales de internet anuncian como reclamo. Al final lo importante es encontrar la forma más cómoda y plácida para poder tener un buen vínculo afectivo.