1. Trabajamos la responsabilidad de los hijos. Aprovechamos para que en casa vayan asumiendo responsabilidades en función de su edad y capacidad, ya partir de ahí extenderlo a otros ámbitos.
2. Dejemos margen para que vayan tomando la iniciativa. Antes de dejarlos solos, acompañémoslos y hagamos que vayan tomando decisiones sobre cómo cruzar o elegir el camino para ir hacia la escuela y en casa. Hablamos de los posibles problemas y peligros que pueden encontrarse sin asustarlos.
3. Hagámoslo de forma gradual. Las primeras veces que los dejamos solos en casa, temporalícelo y vamos ampliando el tiempo progresivamente. Cuando empiecen a ir solos por la calle, que prueben trayectos cortos y los vayan aumentando.
4. Recordémosles que confiamos en ellos y que son capaces de hacerlo bien. Así se sentirán más seguros. No olvidemos que debemos darles la oportunidad de equivocarse.
5. Preguntémosles cómo se sienten. No damos por hecho que lo tienen todo controlado, ocupémonos de cómo traen estas nuevas experiencias.