Economía familiar

La fórmula para repartir de forma justa los gastos de casa

Los dos miembros de la pareja deben poder ahorrar

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Cómo distribuir los gastos domésticos

BarcelonaNúria García, nombre ficticio porque prefiere mantener el anonimato, cogió dos meses de excedencia dos veces, para cuidar al primer hijo y para cuidar al segundo. Durante ese tiempo, pese a no cobrar, siguió pagando la mitad de los 1.300 euros que les cuesta la hipoteca a ella ya su pareja, más la parte proporcional que ella aporta por los gastos familiares, otros 700 euros. "En ningún momento me planteé si debía seguir haciendo o no estos pagos, porque era lo que habíamos hecho siempre, aunque durante este tiempo tuve que tirar de ahorros", relata.

¿Cómo se pueden repartir de forma justa dos personas los gastos de casa si tienen salarios distintos? Si alguno de los dos miembros toma una excedencia o media jornada para cuidar a sus hijos, ¿las reglas deben cambiar? Y el caso de las familias entrelazadas, ¿cómo gestionarlo?

"El dinero es un tema que se debe hablar con la pareja antes de ir a vivir juntos o casarse y, cuando se dé el paso, hay que pensar cuál sería el reparto justo si se llegaran a separar", apunta Elisabet Ruiz Dotras, profesora de los estudios de economía y empresa de la UOC y experta en educación financiera.

Actualmente, la repartición de los gastos en muchas familias no se está haciendo de forma "equitativa", lamenta María Gijón, experta en género y creadora de Educar sin Estereotipos. "Tenemos la percepción de que desde que las mujeres se han incorporado al mundo del trabajo, cada miembro de la pareja contribuye de la misma manera a la economía doméstica, pero hay un factor que a menudo se olvida: valorar económicamente el trabajo del cuidado de los hijos o de las labores de casa", apunta. En la mayoría de casos son las mujeres las que hacen una renuncia profesional cogiendo trabajos con horarios menos exigentes o jornadas reducidas, o bien haciéndose trabajadoras autónomas para poder hacerse cargo de estos cuidados. "Que renuncies a parte de tu carrera profesional para cuidar de los hijos debe contabilizarse económicamente, ya que gracias a este paso no se pagan canguros, extraescolares o que limpie la casa, y encima tus hijos tendrán la mejor cuidadora que podrían tener, una de sus personas de referencia", apunta. "Por tanto, a la hora de realizar la división de gastos, estas horas deben monetizarse", insiste.

Partiendo de que cada casa es un mundo, "el principio básico para que haya un reparto justo es que los dos miembros de la pareja tengan una capacidad de ahorro similar independientemente de sus ingresos", coinciden en Ruiz Dotras y Gijón. La experta en género pone como ejemplo ahorrar 300 euros cada uno al mes y el resto ponerlo para hacer frente a todos los gastos, independientemente de que un miembro de la pareja tenga un salario de 1.500 euros y el otro de 2.500 euros. "Es clave que el ahorro sea el mismo, porque el miembro de la pareja que renuncia a más horas de trabajo cotizará menos y por tanto acabará teniendo una pensión más baja", deja claro Gijón.

La fórmula 50-30-20

Ruiz Dotras es partidaria de aplicar la fórmula 50-30-20: el 50% de los sueldos de cada miembro de la pareja deberían destinarse a gastos obligatorios (hipoteca, alquiler, luz, gas, alimentación...), un 30% a gastos personales, como el ocio o lo que no sea de primera necesidad y, por último, el otro 20% a ahorro. De este último importe, un 10% sería para hacer frente a emergencias o compra a largo plazo (como una vivienda) y el otro para invertir a largo plazo, por ejemplo, en un plan de pensiones.

¿El caso de las excedencias de Núria cómo debería haberse resuelto? "Si algún miembro de la pareja no tiene ingresos porque cuida a los hijos de ambos no debería hacerse cargo de los gastos", apunta Dotras, que insiste en que lo que no se puede pedir es que los ingresos no se dividas pero las gastos sí. "Un caso muy distinto es que alguien se tomara un año sabático o que la persona que haga la excedencia cobre de algún bien inmueble, como el alquiler de un piso, que eso sí contaría como ingreso", apunta.

La situación, sin embargo, todavía se puede complicar más cuando se trata de familias enlazadas. Es el caso de Joana Martín, también nombre ficticio. Su pareja tiene una hija de una relación anterior, pero la madre biológica de la niña no se hace cargo de ella. Desde un inicio decidieron realizar una aportación del 75% de sus nóminas para pagar todos los gastos, incluidos los de la menor. "Fue decisión mía: los tres vivimos bajo el mismo techo todos los días del año", explica Martín. Para Ruiz Dotras está claro que la vivienda que comparten debe pagarse a medias. "Ahora bien, dependerá de ella si quiere o no colaborar en los gastos de la niña o que se haga cargo exclusivamente de ella el padre", apunta.

¿Pero qué ocurre cuando no hay capacidad de ahorro?

Los bajos salarios que actualmente se están cobrando (según los últimos datos del Idescat, el salario bruto medio en Cataluña es de 28.145 euros al año, y en las mujeres baja hasta los 25.015 euros) y el alto precio del vivienda pueden provocar que a muchas familias les sea imposible ahorrar. En este caso Gijón es partidaria de que todos los ingresos, sean más altos o más bajos, vayan directamente a la cuenta familiar. Ahora bien, tanto Gijón como la profesora de la UOC insisten en que en estos casos también deben revisarse y reducirse los gastos para conseguir ahorrar. "Hay que ahorrar desde la primera nómina, aunque el sueldo sea bajo para conseguir una libertad financiera, y uno de los grandes problemas es que la gente estira más el brazo que la manga", apunta Ruiz Dotras. "Es importante tener independencia económica", deja claro Gijón, pero eso no quiere decir, añade, desconfiar de tu pareja sino que cada uno tenga su intimidad financiera, para que nadie fiscalice lo que gastas, como ocurría en generaciones anteriores.

Número de cuentas bancarias

Teniendo en cuenta todos estos factores, ¿cuántas cuentas bancarias sería aconsejable que tuviera una pareja? Tiene que haber uno conjunto para pasar todos los gastos familiares y de la vivienda. El resto depende de cada pareja, si prefieren tener una cuenta de ahorro individual o conjunta. "Si hay mucha diferencia en cómo cada uno gasta el dinero quizá sea más cómodo tener cuentas separadas para evitar discusiones", apunta Ruiz Dotras, que también deja claro que no es partidaria de tener muchas porque "te acabas perdiendo" . Aún así, la profesora de la UOC recuerda que hay bancos que tienen aplicaciones que te dejan integrar las cuentas bancarias de otras financieras, lo que posibilita tener un mejor control.

Se opte por la distribución de gastos que se opte, lo que sí es importante, aseguran las dos expertas, es dejar el acuerdo por escrito, una opción es un documento excel. "De la misma forma que en las parejas que tienen mucho dinero hay unas capitulaciones matrimoniales, que es el acuerdo que se firma antes de la boda y en el que se recoge qué pasaría en caso de divorcio, tener un acuerdo por escrito aunque sea un documento privado de la pareja evitará malentendidos y en caso de separación puede ayudar a destensionar el conflicto", apunta Ruiz Dotras. De hecho, añade, es muy habitual tanto en Estados Unidos como en el resto de España si tienes un matrimonio con régimen de bienes conjuntos. "En Catalunya, sin embargo, nos parece muy raro que pidamos un acuerdo a la hora de repartir el dinero", añade. La profesora de la UOC insiste en un último consejo: "El dinero parece un tema tabú que puede traer muchos problemas en la relación; por lo tanto, si tiene claro lo antes posible cómo ahorrará, cuánto ahorrará y para qué ahorrará, todo fluirá más fácilmente".

Los tres pasos claves a la hora de distribuir el dinero

·Hacer un presupuesto

Elaborar un documento, que la experta en género María Gijón recomienda que sea una hoja de cálculo, en la que se incluyan todos los ingresos de los miembros de la pareja, incluyendo, si uno de ellos, por ejemplo, tiene un plan de jubilación en el trabajo o si entra dinero por el alquiler de un bien inmueble. Al mismo tiempo, es necesario monetizar las horas que el miembro de la pareja dedica al cuidado de los hijos en detrimento de su proyección laboral mientras el otro trabaja. También deben recogerse, obviamente, todos los gastos familiares obligatorios: alquiler o hipoteca, comida, suministros, así como los que se destinan a la educación de los hijos.


·Acordar porcentajes

Una vez claros los gastos y los ingresos, es necesario acordar qué porcentaje de los sueldos se ahorrará y cuál se destinarán a gastos, ya sea familiares o personales, y cuántas cuentas bancarias se tendrán.


·Dejarlo por escrito

La profesora de la UOC Isabel Ruiz Dotras recomienda que este acuerdo, que irá evolucionando a medida que la familia crezca, quede por escrito para evitar conflictos futuros.

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