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Ferran Grau gana el Finestres al libro del año con 'Hiperràbia'

Giulia Sagramola y Uxía Larrosa reciben los premios de cómic y César Aira el de narrativa en castellano

Ferran Grau, Uxia Larrosa y Giulia Sagramola en Barcelona
05/03/2025
5 min
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BarcelonaLa madrugada del 16 de diciembre del 2005 tres jóvenes prendieron fuego a Rosario Endrinal, una mujer sintecho que dormía en un cajero automático del barrio de Sant Gervasi, en Barcelona. Cuando Ferran Grau (Lleida, 1982) conoció los hechos del conocido como Crimen del Cajero se dio cuenta de que ese mismo día él había pasado caminando por delante del cajero sin fijarse en Endrinal. "Me pregunté quién era más asesino, si esos chicos que la mataron o yo, que no la vi, como si fuera una parte del mobiliario urbano", recuerda Grau. Dos décadas después, Grau ha ganado el premio Finestres de narrativa en catalán al mejor libro de 2024 por Hiperràbia (Ángulo), la novela sobre aquel crimen y sus autores.

El jurado del Finestres ha valorado "el atrevimiento y el grado de elaboración y reescritura literaria a partir de dos elementos: un crimen real y otro texto literario como es La naranja mecánica, de Anthony Burgess". Esta mezcla se le ocurrió a Grau tras conocer a uno de los autores de los crímenes, a los que entrevistó en el 2016. "Mi primera intención era hacer una novela más periodística, una reconstrucción del crimen –explica el autor–. Pero al recordar los hechos, él hacía todo el rato referencias a La naranja mecánica". La inspiración impactó en Grau como una punzada eléctrica. "Él mismo me estaba dando la clave de la novela. Yo no había leído el libro, y me enamoré. Y decidí cruzar las dos historias, que además son muy parecidas", recuerda.

A Hiperràbia Grau se inventa un habla propia de los autores del crimen a imagen de la neolengua de los protagonistas de la novela de Burgess. "Primero trabajé con el nadado, el habla que creó Jordi Arbonès en su traducción al catalán de La naranja mecánica, pero topé con dos problemas: los derechos de autor y, sobre todo, que el texto quedaba demasiado robótico, así que me inventé yo las palabras". Este habla inventada de Hiperrabia, el xeno, es para el jurado de Finestres "un lenguaje único e imaginativo, lúdico y tenebroso" que lejos de ser "sólo un artefacto retórico [...] celebra la viveza del retrato de una de las tribus urbanas de la Barcelona de los años noventa y dos miles". Grau volcó todos sus referentes de la época: el Club Super 3, los villancicos, Núria Feliu, Lucky Luke, Guillermina Mota, Dragon Ball... "Yo he sido un niño de los noventa, y ellos eran de esa misma generación, así que me iba muy bien", dice Grau.

El Finestres de narrativa en castellano ha sido para un autor consagrado y habitual en las quinielas para el Nobel: el argentino César Aira, que se lleva los 25.000 euros del premio por su novela más reciente, En el pensamiento (Random House), una historia ambientada en un pueblo de la Pampa argentina donde, un buen día, desaparece un tren. En su veredicto, el jurado ha destacado "el placer lúdico de fabular del autor, la profunda ligereza y la aparente sencillez de la prosa". La novela de Aira, de carácter experimental y juguetona, plantea según el jurado "un juego con la inteligencia de los lectores a través de una supuesta evocación autobiográfica [...] antes de dar un giro inesperado a la historia de la infancia". El autor, que lleva tiempo sin viajar, no ha podido recoger el premio en persona.

Presión social por ser madre

El premio Finestres de Cómic en catalán, con una dotación de 25.000 euros –la más importante del mundo del cómic después del Premio Nacional–, es para la dibujante italiana Giulia Sagramola, que vive en Catalunya desde el 2016. Cap endavant, el proyecto de novela gráfica que presentó al premio, ha seducido al jurado "para reflejar de forma brillante la presión social por ser madre con un uso del lenguaje y unos recursos gráficos que subrayan la crisis emocional y económica de una generación estancada en la insatisfacción". La protagonista del cómic, Elisa, es una diseñadora gráfica que querría dedicarse a crear tipografías ya la que su familia presiona para que se case y tenga hijos. "La tipografía es algo como el cómic: es complicado de hacer, requiere mucho tiempo y está muy mal pagado, pero hay gente que se dedica por el amor a las letras y el dibujo", explica la autora, que publicará Cap endavant con Finestres el próximo año.

Sagramola ha colaborado en medios internacionales como The New Yorker o The New York Times, y tiene dos novelas gráficas en italiano, la autobiográfica Bacio a quinto (2011) y Incendio Estiu (2015), todavía inéditas en el Estado, donde ha publicado historietas cortas en antologías como Rubor (La Cúpula, 2015) y un buen puñado de fanzines. El año pasado Sagramola publicó en el ARA la serie Catalán básico con Giulia, donde relataba sus experiencias como estudiante de catalán. Aunque se expresa en catalán, Cap endavant lo ha escrito originalmente en inglés, la lengua en la que habla con su pareja y que a Sagramola le proporciona "una distancia" que le facilitaba abordar "cuestiones muy íntimas y personales" en el cómic. En la adaptación al catalán de la historia, por cierto, le ha ayudado Joan Ferrús, guionista y ex redactor jefe de El Jueves.

La sombra huidiza

La mención especial al Talento Joven del premio Finestres, dotada con 15.000 euros, se la ha llevado Uxía Larrosa (A Coruña, 1993) por El despreniment, sobre una mujer que un buen día, camino al trabajo, pierde su sombra. "La cosa es que después de perder la sombra no pasa nada, su rutina sigue siendo la misma, y el cómic es un poco el relato de ese extrañamiento", explica la autora. La sombra volverá más adelante, pero con cierto desajuste: "ya no hará su función". El jurado ha destacado la capacidad de Larrosa para "presentar todos los aspectos de la monotonía vital, destruirlos y reencontrarlos explorando la composición de página con una elegancia contemporánea".

Larrosa es guionista de El beso de la sirena (La Cúpula, 2024), un cómic con dibujos de Luis Yang que en el 2022 ganó el premio Castelao de novela gráfica. El despreniment es su primer cómic largo como autora completa, aunque se fraguó como autora de cómics en el mundo del fanzín. En 2011 vino a Barcelona para estudiar bellas artes y estuvo allí una década en la que trabajó principalmente como diseñadora gráfica. "Como en el cómic de Giulia, en el mío hay una contradicción entre lo que se hace y lo que se desea –explica–. En el mío es aún más extremo, porque la protagonista está encantada de su rutina, quiere ser esa persona gris; en cambio, la sombra se aburre y no quiere esa vida". Larrosa no pudo dibujar El beso de la sirena porque el trabajo no le dejaba tiempo. "Con El despreniment no he tenido problema, pues me quedé en paro", dice con sarcasmo.

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