El Barça exige condiciones de SAD para aceptar el dinero de CVC

El club azulgrana renunciará a los litigios contra LaLiga Impulso si el ingreso impacta como capital en vez de deuda

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Joan Laporta, durante la rueda de prensa del 'forensic'.

BarcelonaEl Barça sigue sin CEO dos semanas después de la renuncia de Ferran Reverter por profundas discrepancias con la manera de gobernar del presidente Joan Laporta. El ex director general de MediaMarkt aceptó continuar en el club mientras le buscaban un sustituto, pero fuentes azulgranas aseguran al ARA que ya ha dejado todas sus funciones y que su permanencia en las oficinas del Camp Nou se ha pactado "por guardar las formas" y reforzar el relato de salida amistosa que se reflejó en el comunicado oficial. A pesar de que entre los trabajadores de la entidad abunda la rumorología sobre quién será el nuevo máximo responsable ejecutivo del día a día en el Camp Nou, desde la junta se insiste en que el relevo no está decidido. Lo que sí que se admite desde el entorno a Laporta es que se busca un "perfil financiero" para ocupar el lugar de Reverter, se señala por no haber "entendido" que el mundo del fútbol "está lleno de grises" y que los directivos tienen que tener peso en las decisiones "porue se juegan el patrimonio".

La cúpula prioriza que el nuevo director general domine la liturgia de los capitales porque el Barça, en su lucha por reconstruirse en todos los sentidos, necesita tener una relación fluida con los bancos y los fondos de inversión. Uno de ellos es Goldman Sachs, que aportó 600 millones de euros para refinanciar la deuda heredada de la gestión de Bartomeu y ahora se postula como primera opción para pagar el grueso de las obras del Espacio Barça. Y el otro es CVC, con el cual el club azulgrana negocia desde hace meses unas condiciones a medida que le permitan sumarse al denominado LaLiga Impulso, que inyecta 2.700 millones de euros a los clubes de la Liga a cambio de un 10% de los derechos televisivos de los próximos 50 años. Esta operación fue la solución que el presidente de la patronal, Javier Tebas, brindó al Barça para poder inscribir a Leo Messi en un contexto de exceso salarial. De entrada, a Laporta le pareció bien porque así podía cumplir su compromiso tanto con el argentino como con los socios que lo votaron. Pero después, cuando los expertos financieros de la entidad revisaron la letra pequeña, convencieron al presidente de que no era buena idea endeudar todavía más al club por renovar a un jugador de 34 años.

La presión de Reverter fue clave para que el Barça no aceptara los términos del acuerdo con CVC. De hecho, Tebas, molesto porque la negativa significaba la marcha de Messi, acusó al entonces CEO azulgrana de actuar bajo la influencia de Florentino Pérez, defensor de la Superliga y contrario al poder de estamentos nacionales y supranacionales como la Liga y la UEFA. A pesar de este sambenito, y la enorme presión pública y judicial puesta en marcha por el Real Madrid, el Barça y el Athletic Club contra LaLiga Impulso, Reverter no dejó de hablar con CVC para poder recibir entre 250 y 300 millones en unas condiciones más provechosas que las planteadas en un principio. Veía que el club no estaba dispuesto a rechazar una suma de estas dimensiones a pesar de la oposición de Florentino. Por eso puso como condición que el dinero no impactara en las cuentas culés como deuda, sino como inyección de capital, como pasa con los clubes que son sociedad anónima (todos excepto los tres rebeldes y el Osasuna). Esta es la condición clave para que el Barça firme el acuerdo. El argumento de la cesión del 10% de los derechos televisivos que se esgrimió para justificar la salida de Messi es secundario. Es más, fuentes de la negociación con CVC admiten que, a cambio de este porcentaje, habría suficiente para hacer pasar el dinero "no como deuda, sino como préstamo participativo". "De deuda podemos conseguir a mejores condiciones", dicen desde el Camp Nou.

Con Spotify no habrá suficiente

Con Reverter de facto fuera de las operaciones, los encargados de gestionar este asunto en el Barça son el presidente Laporta, el vicepresidente Eduard Romeu y el tesorero Ferran Olivé. También Mateu Alemany, bien relacionado en Madrid, ha añadido dosis de mano izquierda. El objetivo final de las negociaciones es que CVC se avenga a capitalizar una asociación deportiva como si lo hiciera con una SAD y que, además, acepte que el Barça ya resuelve por su cuenta —con Goldman Sachs— la financiación en materia de infraestructuras, que según el pliegue de condiciones de LaLiga Impulso corresponde al 70% de la inyección total a los clubes. En otras palabras, como ya avanzó hace unos días Goal, lo que quieren Laporta y compañía es usar el dinero principalmente para construir proyecto deportivo. Saben que con Spotify no habrá suficiente para cumplir el presupuesto, puesto que el acuerdo con la empresa sueca, muy aplaudido en cuanto a reputación, económicamente reportará un 30% menos de lo que ofrecían compañías de criptomonedas como Polkadot o Vegan Nation.

Si finalmente hay acuerdo con CVC, el Barça bajará de los litigios que están en marcha contra LaLiga Impulso. Si no, tendrá que sondear otras vías de ingreso tanto para poder operar en el mercado de verano con el bolsillo lleno (el objetivo número uno de Laporta es Haaland) como para poder abonar los aplazamientos salariales pactados los últimos meses. A Pierre-Emerick Aubameyang, por ejemplo, se le empezará a pagar un sueldo normal a partir del 1 de julio, mientras que capitanes como Gerard Piqué tienen asegurados emolumentos prepandémicos (de decenas de millones de euros sucios) para compensar el recorte que consintieron el verano pasado. Sin una mejora sustancial en el apartado de ingresos, el fair play seguirá siendo una losa a la hora de invertir para volver a competir por todos los títulos.

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