PequínCuando el 4 de febrero se ilumine el Estadio Nacional, conocido popularmente como El Nido, para la ceremonia de apertura de los Juegos de Invierno 2022, Pekín también se volverá a conectar con una importante parte de su historia reciente: el éxito de los Juegos de Verano 2008. El acontecimiento cambió una parte de la fisonomía de la ciudad y la llenó de equipaciones deportivas de primer nivel.
En esta ocasión los Juegos tienen un perfil más bajo. Se han construido menos instalaciones nuevas y se reutilizan las de 2008. Los deportes de invierno no tienen el mismo seguimiento mediático que los de unos Juegos de Verano y además el mundo vive en medio de una pandemia que limita los viajes y las reuniones y afecta a la economía. China también vive un momento diferente. En 2008 mostraba el éxito de su crecimiento económico mientras seducía con arquitectura moderna y emblemática. Entonces evitaba exponer a la crítica el lado oscuro de su sistema. Ahora se presenta sin complejos como una nación poderosa y próspera que defiende su sistema político frente a la crisis de las democracias occidentales. Ahora Pekín desafía las acusaciones de violaciones de los derechos humanos en Xinjiang o las injerencias en Hong Kong y exhibe como un éxito su gestión del covid-19.
Los juegos se celebran en tres sedes: Pekín, el distrito montañoso de Yanqing y Zhangjiakou, un destino conocido de los amantes del esquí. Serán 19 días de competición en 15 disciplinas.
En la capital se reutilizarán gran parte de las equipaciones construidas en 2008. Alguna, como el estadio famoso por su estructura en forma de nido, ha tenido que ser renovada para dejarla en buenas condiciones. Acogerá las ceremonias de apertura y clausura. Otra, el Cubo de Agua, el emblemático edificio recubierto con una estructura que recuerda a las burbujas, y donde se celebraban las pruebas de natación en 2008, se ha reconvertido en el Cubo de Hielo y acoge la competición de cúrling. El Abanico, el estadio nacional cubierto, acogerá los partidos de hockey, y otras instalaciones se reparten el resto de disciplinas. Por encima de todo, sin embargo, destaca una nueva construcción: el Óvalo Nacional de Patinaje, donde se harán las competiciones de patinaje de velocidad. Es obra del estudio de arquitectura Populous y ya es conocido como “la cinta de hielo” por el diseño del edificio en forma de tira que rodea la pared curva exterior. Es un estadio de 80.000 metros cuadrados y tiene capacidad para 12.000 espectadores. Se ha construido adyacente al Parque Olímpico de 2008, toda un área en el norte de Pekín, en perfecta alineación con la Ciudad Prohibida.
Cerca se ha edificado la Vila Olímpica, con capacidad para 2.300 camas, que está previsto que una vez finalizados los Juegos se convierta en un parque de viviendas públicas de alquiler.
La otra gran construcción en la capital es el emblemático Big Air Shougang, un gran tobogán de 60 metros de altura donde se harán las pruebas de esquí acrobático y snowboard de gran altura. Se ha construido en el oeste de la ciudad, en el distrito de Shijingshan, en el recinto de la antigua fábrica de acero de Shougang, que fue la más grande de la región y que se cerró definitivamente en 2010. La equipación ha servido para remodelar toda la zona, incluyendo un paseo junto al río Yongding. Se ha mantenido la estética industrial conservando las cuatro grandes chimeneas para crear un parque empresarial combinado con oficinas, zonas comerciales y restaurantes.
En cuanto a las otras dos sedes, en Yanqing -un distrito situado unos 75 km al noroeste del centro de Pekín- se ha construido una nueva estación de esquí. Con capacidad para acoger a hasta 8.500 espectadores al lado de las pistas, ahí se disputarán las pruebas de esquí alpino y de trineo. También se harán las competiciones de bobsleigh, skeleton y luge, en una nueva instalación especial en forma de dragón. Los alojamientos para los atletas se reconvertirán después en plazas hoteleras para los turistas que vayan a esquiar. La tercera sede olímpica es Zhangjiakou. Se encuentra en la provincia de Hebei, unos 180 km al noroeste de Pekín. Es una zona donde ya funcionaban algunas pistas y ahora los Juegos le dan un nuevo impulso. Acoge la mayoría de las competiciones de esquí de fondo, acrobático y de saltos, junto con snowboard. De las instalaciones nuevas destaca el Ruyi de Nieve, como se ha bautizado el Centro Nacional de Saltos de Esquí. El diseño espectacular del trampolín, con una curva en forma de S y coronado por una plataforma circular, se inspira en la forma de un cetro de ruyi, un objeto tradicional de decoración que en el mundo budista simboliza los buenos augurios.
Zhang Li, responsable de gran parte de las nuevas equipaciones y decano de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Tsinghua, destaca que el diseño de las sedes ha tenido en cuenta la transmisión de la cultura china. También insiste en su funcionalidad, puesto que afirma que “el diseño surge de la vida y sirve a la vida”. Finalizados los Juegos, la pista de saltos se utilizará para el entrenamiento de los equipos nacionales, y el anillo como espacio multifuncional para conferencias, exposiciones e incluso bodas. En la parte inferior de la pista se ha construido un estadio con capacidad para diez mil personas que se utilizará en el futuro para otras competiciones o acontecimientos culturales, como por ejemplo conciertos.
Zhangjiakou es una ciudad de cerca de cinco millones de habitantes. Por su situación estratégica, en una zona de altas montañas y valles profundos, tenía una función de bastión militar para la defensa de la capital. Históricamente era conocida como la Puerta Norte de Pekín. Los años de desarrollo económico habían olvidado esta zona montañosa. La aparición de las primeras pistas de esquí en Chongli y la designación como sede olímpica se han utilizado como catalizador para desarrollar la región como destino turístico de deportes de invierno.
Para esta cita olímpica se ha construido una nueva línea de tren de alta velocidad que conecta Pekín con las sedes olímpicas en solo 40 minutos. La línea de momento va hasta Zhangjiakou, pero en el futuro está previsto que una Pekín con Lanzhou, la capital de la provincia de Gansu. El tren puede coger una velocidad máxima de 350 km/h y está equipado para poder transportar esquíes cómodamente. Y en infraestructuras también destaca el espectacular puente de San Shan, sobre el río Gui, con una estructura de cinco anillos entrelazados que recrean el logo de los Juegos Olímpicos.
Crear afición por los deportes de nieve
Los deportes de invierno no tienen una gran tradición en China. Se practicaban en las regiones del nordeste, como Heilongjiang. La capital de esta región, Harbin, famosa por su festival de esculturas de hielo, había presentado sin éxito candidatura a los Juegos. Pero las extremas condiciones climáticas y la lejanía no han ayudado a convertirla en un gran destino turístico. En China la nieve sigue siendo solo una opción para la clase alta. Con la candidatura de Pekín, el presidente, Xi Jinping, se comprometió ante el COI a desarrollar los deportes de invierno y conseguir que al menos 300 millones de chinos los practicaran este 2022. Y en China los objetivos se cumplen. Por eso en estos años se han llevado a cabo importantes programas en las escuelas para acercar los deportes de invierno a los niños. En todo el país se han construido pistas de hielo para practicar el patinaje, el hockey y el cúrling, y también se han creado escuelas de esquí. Hasta la llegada del covid-19, profesores y ex deportistas de deportes de invierno de todo el mundo han encontrado trabajo en China. Solo en 2019 el Club Med, comprado por el grupo chino Fosun, abrió diez escuelas de esquí, y la formación de monitores era uno de sus principales objetivos.
Los Juegos se acabarán el 20 de febrero, y su mascota, Bing Dwen Dwen, un oso panda vestido con un caparazón de hielo, pasará el relevo a un farolillo chino en forma de niño. Es Shuey Rhon Rhon, la mascota de los Juegos Paralímpicos, que se celebrarán del 4 al 13 de marzo en las mismas sedes. Shuey tiene el mismo sonido que la palabra nieve, y el carácter del primer Rhon significa incluir, y el del segundo, fusionar.
Juegos sostenibles y nieve artificial no parece una combinación de éxito. Sin embargo, China ha asegurado que los Juegos de Invierno serán verdes y limpios. Es una promesa que provoca recelos por la falta de transparencia del gobierno y también por los importantes retos que se tienen que superar.
La propaganda china destaca orgullosa que Pekín es la primera ciudad que organiza unos Juegos de Invierno y unos Juegos de Verano. El primer inconveniente es el climático. En la capital china el invierno es muy frío, con temperaturas bajo cero, pero seco: la nieve es excepcional. En todo el invierno puede haber tres o cuatro nevadas, y no cada año. Las calles cubiertas con nieve son una atracción para la población, que en estos días señalados sale a hacer largas colas para poder fotografiar la Ciudad Prohibida nevada. En cambio, los lagos siempre se hielan y el patinaje es uno de los entretenimientos del invierno.
La competición se celebrará con prácticamente el 100% de nieve artificial en las sedes de Yanqing y Zhangjiakou, donde tampoco nieva mucha a pesar de los 2.000 metros de altitud. Basta con ver algunos de los vídeos de promoción o fotos de la zona para comprobar que las pistas nevadas destacan en medio de una vegetación seca de tono marrón, un paisaje muy alejado de las montañas nevadas y la frondosidad alpinas.
En Yanqing los centímetros de nieve que se acumulan en invierno son inferiores a los que cubren las calles de Londres. Y el año pasado las nevadas en Madrid fueron más abundantes que en esta estación de esquí.
Pekín ha asegurado que se han hecho avances tecnológicos y que los cañones de agua que se utilizarán gastan un 20% menos de energía que los de Juegos anteriores. También se ha comprometido a asegurarse de que solo el 2% del agua necesaria para producir la nieve provenga del suministro local. Resaltan que han desarrollado en la zona de Zhangjiakou sistemas de recolección de agua de lluvia, agua de deshielo y agua superficial para regar en verano y fabricar nieve en invierno.
El compromiso de la organización china es que sean los primeros Juegos sin emisiones de carbono y que la energía que se utilice sea 100% renovable. Para conseguirlo, durante los años de preparación se han desarrollado grandes proyectos eólicos y solares para generar energía limpia y reducir la dependencia del carbón. También se han plantado 80.000 hectáreas de árboles alrededor de Pekín para que sirvan de pulmón para limpiar el aire, una solución que los expertos ven positiva solo a largo plazo, puesto que se tiene que esperar una media de diez años para que los árboles crezcan.
Otro de los problemas que diferentes organizaciones mediambientalistas han denunciado es que la zona olímpica de Yanqing se ha construido adentro de la reserva natural de Songshan, hábitat de especies protegidas como el águila real. Las instalaciones se han comido un 25% de la zona protegida y han provocado el traslado y replantación de más de 20.000 árboles y 81 hectáreas de tierra vegetal. La Universidad Forestal de Pekín ha supervisado todos los trabajos y asegura que el 90% de los árboles han sobrevivido a la replantación.
Los Juegos de Pekín no son una excepción. En 2018 en Pyeongchang (Corea del Sur) ya se tuvo que recurrir a la nieve artificial y se puso en entredicho la futura viabilidad de las instalaciones. El cambio climático amenaza la continuidad de los Juegos de Invierno, puesto que el calentamiento del planeta hace que se reduzcan las zonas de nieve. Un informe de la universidad británica de Loughborough, citado por la BBC, advierte de que de las 20 sedes que han acogido los Juegos de Invierno desde 1924 solo la mitad conservarán suficiente nieve para celebrar un acontecimiento precido en 2050.