Los jóvenes relevan a la gente mayor como colectivo más vulnerable
El 42% de los jóvenes que antes del covid tenían ingresos medios ahora tienen bajos o no tienen
Cuando estalló la crisis financiera, en 2008, la gente de más de 75 años era el colectivo con más riesgo de sufrir pobreza en España. Esta situación, sin embargo, ha cambiado con la actual crisis sanitaria y ahora son los jóvenes de entre 16 y 24 años los que encabezan este triste ranking. Así lo desvela el informe La pobreza en España y Europa: los efectos del covid-19, elaborado y presentado este miércoles por el Instituto de Economía de Barcelona (IEB).
“Los jóvenes serán los más afectados por la crisis sanitaria a causa, entre otros aspectos, de las actuales políticas públicas y también de las familias con menores que ya estaban antes de la pandemia en una situación vulnerable”, han coincidido en asegurar la catedrática de economía pública de la UB e investigadora de la IEB Núria Bosch y el catedrático de economía de la UNED Luis Ayala. Según datos del EU-SILC, en 2008 la gente de más de 75 años seguida por los jóvenes menores de 16 eran los colectivos con mayor riesgo de vulnerabilidad; en 2019, sin embargo, cogieron este relevo los jóvenes de 16 a 24 años, mientras que en segunda posición se mantienen los menores de 16 años.
Más datos que corroboran la debilidad de este colectivo: un 42% de los jóvenes de entre 16 y 24 años que tenían ingresos medios antes de la pandemia ahora tienen bajos o directamente se han quedado sin, y entre los que tenían ingresos bajos, casi la mitad (44%) han dejado de tener. Por sexos, las mujeres son las grandes damnificadas por el impacto de la pandemia. En el caso de Catalunya, un 45% han visto disminuir sus ingresos, y en cuanto a los hombres el porcentaje se ha situado en un 37%, según datos del Institut Català de les Dones del abril pasado.
De hecho, antes de que llegara el coronavirus España era el segundo país de la Unión Europea con la tasa de trabajadores pobres más alta, solo superada por Rumanía a causa, básicamente, de la elevada temporalidad laboral y de los salarios bajos. A su vez, había 8 millones de personas que estaban en riesgo de exclusión social. El Estado, además, también era el país rico con una tasa de pobreza más alta (más del 20% de la población). Concretamente ocupaba la quinta posición por la cola, por delante de Estonia, Bulgaria, Letonia y Rumanía, que de nuevo es quien tiene el porcentaje de pobreza más alto de la UE.
“La pandemia ha estallado cuando España todavía no había recuperado los niveles anteriores a la crisis del 2008 en bienestar social; la recuperación en "forma de V" no se producirá en los hogares que sufran esta situación porque puede ser que la pobreza se acabe convirtiendo en estructural”, han alertado tanto Ayala como la directora general de análisis económico de la Generalitat de Catalunya, Marta Curto.
Por comunidades autónomas, donde más riesgo de pobreza estructural hay está en Murcia, Castilla-La Mancha, Canarias, Andalucía y Extremadura. Todas han tenido la tasa de vulnerabilidad más alta tanto en esta crisis como durante la Recesión de 2008-2013. En cambio, las que mejor esquivan esta situación son el País Vasco, Navarra y, en tercera posición, Catalunya.
La complejidad de la IMV
Para salir de esta situación los autores del informe celebraron que se hayan salido adelante medidas como el ingreso mínimo vital (IMV). Aun así dejan claro que el actual efecto de las prestaciones sociales impulsadas por las administraciones es “muy limitado” para superar esta vulnerabilidad crónica y que hay colectivos que están sufriendo esta situación a quien se ha excluido de estas ayudas.
En cuanto al IMV, cuestionaron la dificultad y complejidad del procedimiento para acceder él y la carencia de coordinación con las comunidades autónomas. “Llegamos a la pandemia sin los deberes hechos; no hubo tiempo suficiente para consensuar el IMV con las comunidades autónomas”, lamenta el catedrático de economía de la UNED.