El efecto 'expat' en la vivienda: alquileres más caros y temporales
Portales y agencias registran un aumento de la demanda extranjera por alquilar viviendas en Barcelona
Barcelona"Esto lo comprará un extranjero", le dijo la agencia inmobiliaria a Isidre, un vecino del barrio de Gràcia de Barcelona que quería vender su piso. Y efectivamente. Hace 10 años en el bloque eran 14 vecinos, 12 de ellos catalanes. Ahora solo queda uno: todo lo demás son expats.
Es solo un caso particular, pero que como muchos otros, explica cómo el mercado de la vivienda de Barcelona hace años que da cabida a un elevado flujo de personas de diversas nacionalidades y de solvente poder adquisitivo que viven sobre todo en régimen de alquiler. Y esto tiene unos efectos visibles para muchos vecinos: los pisos se encarecen y proliferan los alquileres de temporada.
De hecho, una de cada cuatro personas que buscaban una vivienda de alquiler en Barcelona en diciembre del 2022 era extranjera, mientras que la media anual fue de una de cada cinco, según datos de Idealista. "El 70% de los alquileres que hacemos están en expats. Ha incrementado sobre todo en el último año, con mayor presencia de estadounidenses", explica al ARA el director de alquileres de Engel & Völkers en Barcelona, Albert González.
Cuando nos referimos a expats que se relacionan con el mercado de la vivienda hablamos de tres perfiles: estudiantes con residencia habitual fuera del país que vienen temporalmente a estudiar, jóvenes que vienen a trabajar de forma indefinida a la ciudad –en empresas de aquí o en remoto– y familias enteras que se instalan definitivamente en la ciudad. El denominador común es una situación financiera holgada.
Alquileres disparados
Más allá de los efectos a ojos de los vecinos de Barcelona, la más evidente derivada de este fenómeno es el aumento de precios de los pisos. "No tenemos cifras de aquí, pero Estonia está llena de nómadas digitales que han aumentado los precios de alquiler y de compra. Se supone que en Barcelona se ha producido este impacto, sobre todo en el mercado del alquiler", explica a este diario el catedrático de economía de la UPF José García Montalvo.
De hecho, todos los expertos contactados por el ARA inciden en el mismo: donde más se nota este efecto es en el mercado del alquiler. "Aquí quien realmente gentrifica son los trabajadores que vienen de fuera de la ciudad a trabajar", apunta el gerente de la Cámara de la Propiedad Urbana, Òscar Gorgues. Asegura que son perfiles que no tienen problemas para pagar los alquileres de Barcelona, aunque se encuentren en récord histórico: 1.087 euros de media.
Sobre la presencia de este perfil en sus operaciones, el director general de Amat Immobiliaris, Guifré Homedes, afirma: "Son un 52% en la ciudad de Barcelona, este año alquilaremos unos 300 pisos". Son franceses e italianos que rondan los 30 años y que ya no pueden ni escoger dónde van: "La oferta que tenemos es justa y dispersa".
Incluso Miquel Martí, consejero delegado de Tech Barcelona, una asociación privada que impulsa el ecosistema digital y tecnológico de la capital catalana, apunta que la parte negativa de esta atracción masiva de perfiles profesionales extranjeros "es el riesgo de inflación de los precios del alquiler".
Aumento de la temporalidad
Estos expertos apuntan también a un desplazamiento del alquiler tradicional hacia ofertas de arrendamientos temporales. "Son los causantes [los expats], junto con la voluntad del propietario de escapar del alquiler regular. Sin duda, son un factor de subida del precio del alquiler”, constata Montalvo.
Esta tendencia se observa también en la cartera de pisos de la inmobiliaria Engel & Völkers. "Estamos viendo que, aunque la oferta global del mercado se ha reducido, nosotros tenemos más pisos porque venden muchos propietarios que quieren clientes expats porque pagan más", explica González. Esta compañía prevé firmar 1.700 operaciones este año en la capital catalana, la mayoría para estos perfiles, sobre todo extracomunitarios. De hecho, González achaca este incremento de la demanda a la nueva ley start-up, porque facilita la obtención de visados.
A los ojos del investigador de La Hidra Cooperativa y la Universidad de Barcelona Jaime Palomera, el principal problema en la vivienda es que la economía está bastante orientada al sector inmobiliario y turístico, una alianza que "hace que muchas viviendas, muchas más de las que alquilan o compran los expats, se desvíen a mercados altamente especulativos".
¿Dónde van a vivir?
Lo cierto es que estos expats se distribuyen de forma diferente: el expatriado de entre 40 y 50 años que viene con toda la familia busca alquileres de media y larga duración, busca casas o pisos grandes en la zona alta de la ciudad. "Ahora tengo cola de gente que quiere alquilar en la zona alta con alquileres de 8.000 a 10.000 euros, y nos faltan propiedades. Todos son expats, muchos de Estados Unidos", añade González.
En cambio, hay un tipo de estudiante que viene en masa en octubre porque es cuando comienzan los cursos de MBA: "Te alquilan aquí un piso y vienen tres días a la semana y vuelven el fin de semana a París, donde viven. Vienen a estudiar unos días y antes de tomar un hotel apuestan por el alquiler temporal. La media es de 11 meses o un año".
Este perfil y el del trabajador tecnológico que viene empujado por la vida en una ciudad mediterránea como Barcelona buscan lo mismo: tienen hasta 40 años y buscan pisos de unos 80 metros cuadrados con dos habitaciones, situados en el Eixample, el 22@ y Ciutat Vella. De todos los alquileres que gestiona esta inmobiliaria, un 20% son temporales. Dentro de 12 días está programado el primer desahucio de una de las familias de la Casa Orsola, una finca de la Izquierda del Eixample de Barcelona que fue adquirida por el fondo de inversión Lioness Inversiones a finales del 2021. A principios de este año ya se podían alquilar algunos de sus pisos reformados por hasta 2.800 euros al mes.