Los dos secretos de las galletas catalanas Trias
Te contamos la historia del rey pastelero que da nombre a la famosa marca y lo decisivo que fue el diseño de la primera caja
Una carnicería halal, una tienda de Movistar y una inmobiliaria. Éstos son los comercios que, hoy, hacen compañía a una de las pastelerías más famosas de la Selva. Es la pastelería Trias, en Santa Coloma de Farners. Con el paso de los años, los negocios de la calle del Centre han ido cambiando, pero la pastelería ha resistido enclavada en el número 45. "Desde 1908", reivindica el cartel que preside la entrada del establecimiento. Mirando el escaparate queda claro cuáles son los productos estrella: las cajas de galletas. Se apilan por todas partes: unas, dentro de envolturas de cartón; otros, en cajas metálicas. Los hay de chocolate, de almendra, de naranja... Hace más de cien años que se hornean. Quizá, por eso, las Trias son unas de las galletas catalanas más emblemáticas, junto a las Birba de Camprodon.
"Durante este tiempo, la marca ha sabido automatizar el proceso artesanal de las galletas sin perder lo que las caracterizaba: ser un producto natural, sin aditivos, ni colorantes ni conservantes", analiza Neus Soler, experta en marketing de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Tiene una plantilla de unos 40 trabajadores y cada año factura alrededor de 3,5 millones de euros. Pero ¿quién fue el Trias que se empecró la receta y lo decisivo que fue el diseño de la caja original?
Una familia de emprendedores
Los primeros Trias llegaron a Santa Coloma de Farners en carro, a finales del siglo XVIII. Venían de Montagut y Oix, en la Garrotxa, donde habían trabajado como tejedores de lino. No eran los únicos: por aquel entonces, el municipio de la Selva recibió una ola migratoria que multiplicó por cinco sus habitantes, hasta los 5.000 a mediados del siglo XIX. Salvador Trias se casó con una colomense que regentaba un horno de pan y cambió los cogollos de hilo por los sacos de trigo. El matrimonio tuvo tres hijos. Antoni tomó el relevo de la panadería, pero Francisco y Joaquín eligieron especializarse en el arte de la confitería. Fue Joaquim quien inventó la receta que ha situado el apellido Trias en el Olimpo de los pasteleros catalanes.
En 1908 empezó a fabricar sus propios dulces. Enseguida se hicieron populares entre los habitantes de Santa Coloma, pero también entre los turistas que visitaban el balneario del pueblo. La berrea se esparció por todo el país. La alegría de la corona eran las tejas, las galletas especiales de la casa. El 24 de julio de 1911 Joaquim registró la marca Trias. Enseguida se dio cuenta de que, si quería seguir engordando el negocio, debía apostar por la publicidad. El primer anuncio llegó en 1916, en un programa de mano del Congreso Agrícola y Forestal de Cataluña y Baleares, que ese año se celebró en Santa Coloma. "En el campo del marketing, la empresa ha sabido adaptarse a las necesidades y tendencias del mercado de cada momento", analiza la empresa.
El poder de las cajas
Más allá de las galletas, Trias es muy conocida por las cajas que las contienen. La primera llegó al mercado en 1922 y el concepto todavía sigue vivo. "Ahora la compañía apuesta por envases más ecológicos: ha sustituido a la tradicional caja de lata por un paquete más sostenible", destaca Soler. La metálica sólo la reserva para líneas más exclusivas. Desde el principio Trias detectó que sus galletas podían gustar mucho a los turistas. "Con la caja de lata, eran fáciles de llevar como recuerdo y se conservaban bien, lo que les abrió sus puertas hacia la internacionalización", continúa la experta. Hoy todavía comercializa una línea de cajas pensada para los turistas.
En 1955, tras la muerte de Joaquim Trias, su hijo Salvador Trias y su esposa, Maria Mas, tomaron el relevo del negocio. Con ellos al frente, la empresa se modernizó, con formatos exitosos como los surtidos de galletas Especial 8. En 1994 Trias inauguró un museo con la historia de la marca en su fábrica de Santa Coloma. En 2008 celebró el centenario. Hoy en el timón están Joaquim y Maria Trias, tercera y cuarta generación. "Se han modernizado ofreciendo formatos más pequeños para el consumo individual, reduciendo la cantidad de azúcar para abrazar al consumidor que busca productos saludables y han sacado una línea sin gluten", termina Soler.
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1908
Joaquim Trias abre una pastelería en Santa Coloma de Farners
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1911
El 24 de julio, se registra la marca comercial Trias
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1922
La empresa apuesta, por primera vez, por el formato de cajas de lata
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1955
La segunda generación de la familia se pone al frente del negocio
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1980
Nace la caja Especial 8, uno de los surtidos más conocidos de la empresa
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2008
Trias celebra el centenario y la tercera y cuarta generación cogen el timón.