El ramen, en peligro en Japón
La elevada inflación ha provocado una ola de quiebras récord entre los restaurantes de este plato popular nipón


PekínEl ramen, la sopa con fideos, verduras y algún tipo de carne que se ha convertido en embajador de la gastronomía nipona en el mundo, está en peligro en Japón. La inflación ha disparado los costes de un plato popular porque es barato, nutritivo y saciante. Los japoneses lo consumen durante la pausa del almuerzo o al salir del trabajo.
La proliferación de restaurantes de ramen y su éxito entre los consumidores es precisamente porque está asociado a la comida barata y rápida. Normalmente, un cuenco de esta contundente sopa nunca supera los 1.000 yenes (6 euros), y más allá de Tokio y otras grandes ciudades la media es aún más baja y se sitúa en torno a los 700 yenes (4,26 euros). Es precisamente esta barrera psicológica de los 1.000 yenes lo que hace muy difícil a los restauradores subir su precio. Los consumidores no parecen dispuestos a gastar más dinero por un plato sencillo que siempre ha estado ligado a la clase trabajadora, aunque seduce a los turistas.
En los últimos años, Japón ha registrado un aumento del precio de la energía, las materias primas y la mano de obra, que ha repercutido en todos los sectores. Los consumidores japoneses tienen menos dinero y han reducido su gasto. Según las estadísticas del sector de la restauración, se calcula que en 2024 los ingredientes que se utilizan para cocinar el ramen han subido más de un 10% en comparación con 2022, una subida que resulta muy difícil de repercutir en la clientela.
La inflación ha ido ahogando a los restaurantes de ramen en los últimos años. En 2023, un 61,5% de los negocios redujeron sus beneficios y un 33,8% cerraron con pérdidas. Fue el peor resultado de los últimos veinte años, descontando el período de la pandemia. Los resultados de 2024 profundizan esta crisis al registrar un aumento de las quiebras del 30%, por la acumulación de una deuda media igual o superior a los 61.000 euros. También se advierte que otro 30% de los negocios han cerrado en números rojos, todo un aviso de cara al futuro.
La inflación afecta al sector de la restauración, que ya arrastraba las pérdidas provocadas por los cierres durante los años de la pandemia. izakaya son otro de los damnificados por la subida de precios y los cambios en el estilo de vida de los ciudadanos. Los japoneses reducen los gastos en restauración y ocio.
La restauración no es el único sector que ha sido torpedeo por la inflación. Japón depende alimentariamente de las importaciones, el archipiélago es muy montañoso y en muchos lugares existe un clima extremo. El país tiene una población de 124 millones de habitantes, pero no tiene mucho terreno para la agricultura y, por ejemplo, el cultivo del arroz está protegido. Otro problema añadido es que no tiene mano de obra suficiente para trabajar el campo, ya que la población autóctona ha emigrado a las ciudades y todavía hay muchas restricciones en la contratación de inmigrantes.
Malas cosechas por el cambio climático
En los últimos años, la subida de precios en los mercados internacionales de productos alimenticios debido a malas cosechas provocadas por alteraciones climáticas, junto con el incremento del coste de la energía necesaria para el transporte han impactado en la cesta de la compra de los japoneses . La depreciación del yen es un factor más que encarece las importaciones.
Esta semana la cadena de tiendas de conveniencia 7-Eleven ha anunciado una subida de precios en todo el país en sus productos a base de arroz, como los onigiri, el sushi o el arroz que se incluye en los bento, las tradicionales cajas de almuerzo. La compañía justifica la decisión debido al aumento constante del precio del grano. Precisamente, esta subida —que se implementará a partir del 27 de enero— afectará a una línea de productos de bajo coste diseñada por la compañía para atraer a un público preocupado por los precios.
El zumo de naranja es otro de los productos que casi se han convertido en un lujo en Japón. El 90% de las naranjas se importan, y las malas cosechas registradas en los países productores, como Brasil, han disparado su precio. En marzo de 2024 la Oficina de Estadísticas Comerciales de Japón confirmó que los precios del zumo de naranja importado habían aumentado un 69% interanual. Los elevados precios han provocado que destacados fabricantes de bebidas nipones como Asahi Soft Drinks, Megmilk Snow Brand o Morinaga Milk Industry hayan decidido reducir su oferta de productos elaborados con zumo de naranja concentrado. Estas bebidas prácticamente han desaparecido de las baldas de las tiendas.