De toda la vida

Video Instan, el último superviviente del tiempo en que alquilábamos películas

Este videoclub familiar mantiene en el Eixample de Barcelona un compromiso con el cine y la nostalgia

4 min
Video Instan y la propietaria Aurora Depares.

Barcelona¿Dónde está escrito que la tecnología ha terminado con los rituales románticos tradicionales? ¿Dónde está escrito que la gente ha dejado definitivamente de ir al cine? En Video Instan, en el corazón de la izquierda del Eixample, los vaticinios apocalípticos son ahuyentados enérgicamente. Hace pocos meses, en su pequeña sala de cine –con capacidad para treinta espectadores–, un joven cinéfilo pidió matrimonio a su novia siguiendo el ya mítico ritual de los cartelitos románticos deLove actually.Quien la haya visto –seguro que multitud de lectores– ya sabe de qué hablamos. Quizá Sergio y María se conocieron por Tinder, quién sabe, pero él no dudó: para ese instante irrepetible, valía la pena recurrir al “de toda la vida”. Video Instan, en efecto, es un “de toda la vida” catedralicio y Aurora Depares, la propietaria, una irreductible tozuda que ya no recuerda las veces que ha reinventado este negocio familiar nacido en 1980 de la mano del espíritu visionario de su padre, Genaro Depares, precursor en España del entonces emergente e imprevisible negocio de los videoclubes.

En tiempos en que se busca la tantas veces cacareada y despejada de significado “experiencia”, Video Instan te permite la experiencia de una proyección privada de cine ya sea para un cinefórum o un cumpleaños. La agenda la tienen llena. Sobre todo los fines de semana. Cuatro cinefórums semanales fijos, un montón de cumpleaños, proyecciones profesionales de productoras y asociaciones audiovisuales... ¿Qué cuesta celebrar un cumpleaños infantil para diez comensales? Aproximadamente, 250 euros con merienda incluida. La sala de cine sólo es, sin embargo, una de las tres patas del actual Video Instan, que vivió una importantísima transformación hace cinco años y medio. En ese momento tuvo que trasladarse de su histórico emplazamiento (a Enric Granados entre Mallorca y Valencia) cuando un grupo inversor adquirió el edificio y el precio del alquiler pasó de los 3.000 euros al mes a los 10.000. Con este guantazo especulador, Aurora debía decidir entre tres opciones: cerrar, convertirse en un pequeño negocio de alquiler de películas o trasladarse, reinventarse y crecer. La opción escogida, por supuesto, fue la más arriesgada.

Aurora recuerda que tan sólo tuvieron cerrado el negocio cuatro días. Todo un récord, una proeza, teniendo en cuenta la magnitud de las reformas y la mudanza. Poco a poco, se han ido aclimatando al nuevo espacio, han encontrado la complicidad de los antiguos clientes, del nuevo entorno –Viladomat, 239– y también de la nueva clientela que han fichado gracias a su antigua personalidad y las novedades incorporadas. La más lujosa y fundamental es la sala de cine, claro, pero hay otra: el bar cafetería, que permite la celebración de las comidas de cumpleaños y coloquios de los cinefórums y también absorber clientes del barrio o pasavolantes que consumen. A todo esto hay que sumar, sólo faltaría, el negocio tradicional, el alquiler y venta de películas. La joya de la corona sigue activa y bien activa: el archivo de 47.000 películas en formato doméstico. No sólo en Blu-ray y DVD sino que el VHS y el Beta siguen disponibles para toda esa gran cantidad de títulos no editados en formatos modernos e inencontrables en las plataformas. Durante el primer trimestre de este año –y hasta el 15 de marzo– una nueva iniciativa: han puesto a la venta algunos títulos del archivo golosos para los coleccionistas.

Una familia entra en el local de Vídeo Instan, en una imagen de esta semana.

¿Datos de facturación? 9.000 euros en el mes de la cafetería, entre 5.000 y 6.000 del videoclub y entre 4.000 y 5.000 del cine. ¿Suficiente? Aurora lo tiene claro, suficiente para mantenerse y para pagar las seis nóminas de la empresa, pero sin demasiadas alegrías añadidas. ¡Ah! Y para devolver los créditos encadenados. Hay que tener presente que el traslado y la reforma obligaron a una elevada inversión económica y que en marzo de 2020 la pandemia lo puso en marcha todo a nodriza. ¿Cuál es el lema? "El videoclub suma". Suma, por ejemplo, a la facilidad y comodidad del consumo doméstico en plataformas. Entre los clientes fijos hay un grupo de cinco o seis jóvenes que alquilan semanalmente películas inencontrables en formato digital. La tarifa plana de alquiler muy asequible ha ayudado a mantener fidelidades antiguas y ganar nuevas.

Video Instan ha vivido ya mucho más que siete vidas. Es un irreductible. El único videoclub de Barcelona y de los poquísimos de Cataluña. Los clásicos estatales también han ido sucumbiendo. ¿Alguien sabe de otro videoclub en España y Europa con sala de cine y cafetería incorporadas? Y todo ello sin ayudas. Sólo una pequeña subvención para las presentaciones mensuales e invitar a sus responsables. Ninguna ayuda estructural. Puedes digitalizar los vídeos domésticos del año del picor. Puedes llevarte a casa las películas que habitan en tu subconsciente e incluso, gracias a ellas, colonizar el subconsciente de tus hijos. Puedes disfrutar, con la luz de un proyector, deMamma miay deDª. Doubtfire; deLos tres mosqueteros, Casablanca, Los vengadoresyPlácido.¿Qué más quieres para ser feliz?

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