La gente más alta cobra más, pero no solo por discriminación
La relación positiva entre la altura de una persona y su sueldo está probada desde hace años, pero las causas son más confusas
La gente alta cobra más. Desde hace décadas, estudios de todo tipo han demostrado la correlación positiva entre altura y salario. Economistas, sociólogos, psicólogos y médicos han probado con datos que, en todo el mundo, dos personas con las mismas capacidades no acabarán cobrando el mismo salario si tienen alturas diferentes, y la discriminación siempre la sufrirá la que mida menos.
Este hecho puede parecer sorpresivo, pero si se para a pensar un momento no lo es tanto. En general, la mayoría de sociedades dan valor a la altura, que se asocia a la autoridad, la fuerza y el poder. Ser más alto tiene intrínsecamente asociados estos valores a ojos de mucha gente. Ahora bien, ¿es la razón por la que existe este sesgo a favor de la gente alta? Además, ¿qué quiere decir exactamente ser alto? Aquí es cuando los estudios empiezan a divergir.
A lo largo de los años, diferentes investigaciones han intentado precisar el grado de la discriminación. En los 70 el antropólogo norteamericano Thomas Gregor apuntaba que, en países occidentales, entre una persona que se encontrara entre el 25% más bajo de la población y una que se encontrara entre el 25% más alto, la diferencia salarial sería de un 9% a favor de la alta, una conclusión similar a las que han obtenido estudios más recientes.
Por ejemplo, un estudio hecho en los Estados Unidos en 2004 por dos investigadores de las universidades de Florida y Carolina del Norte concluyó que, de media, cada pulgada (2,5 centímetros) adicional aumenta el sueldo anual en 789 dólares (casi 700 euros). Esta cifra implica que, con una carrera laboral de treinta años, un trabajador que mida 1,83 metros ganará unos 114.000 euros más que uno que mida 1,65.
En la misma línea, en 2016 la Universidad de Essex, en el Reino Unido, cuantificaba que un hombre cobraba 1.500 libras (unos 1.700 euros) anuales menos que otro que fuera tres pulgadas (unos 7,5 centímetros) más alto. Además, este mismo estudio tenía la particularidad de mirar otras formas de discriminación por el físico: por ejemplo, también se calculaba la misma pérdida de sueldo de 1.500 libras entre mujeres, pero en este caso por pesar 6,5 kilos más.
Los estudios, sin embargo, no acaban de coincidir en una cifra exacta sobre este impacto. Seguramente porque no existe y hay una infinidad de variables a tener en cuenta y porque cada cultura valora de manera diferente la altura de las personas. Por ejemplo, en Reino Unido, la mejora de sueldos por la altura se nota más entre los hombres, pero un estudio hecho en China en 2020 demuestra que, en este país, ser más alto beneficia más a las mujeres. Además, la diferencia de salario se desvanece a medida que aumenta la calificación del trabajo.
Hay otra cuestión: ¿es la altura la causa de tener un sueldo más alto? ¿O hay factores externos asociados a ella que contribuyen a las mejoras salariales? La respuesta, a juzgar por las investigaciones, es que las dos cosas son ciertas.
Para empezar, el mencionado estudio chino apunta que hay marcadores genéticos que asocian la altura a menos riesgo de depresión y una mejor capacidad cognitiva. Si esto fuera cierto, de media la gente alta tendría más facilidad para el estudio y menos riesgo de sufrir enfermedades psiquiátricas, lo cual explicaría el sesgo en el sueldo a largo plazo.
La asociación de altura con fuerza o poder también es real y la discriminación a favor de los altos existe. Al parecer, el principal efecto es sobre el desarrollo personal de cada trabajador: la gente alta, sobre todo de jóvenes y adolescentes, tiene más facilidad para ganar confianza y sufre menos discriminación. Por lo tanto, lo tiene más fácil para avanzar tanto desde el punto de vista formativo como laboral.
En cualquier caso, la altura es un factor más a la hora de determinar nuestro sueldo, pero no es ni mucho menos el más importante.