Finanzas

El giro radical de la banca de una crisis a la otra

Los bancos están con la morosidad en mínimos y vuelven a beneficios solo un año después del crac

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Colas de clientes a una oficina bancaria durante la pandemia.

BarcelonaLos directivos de la banca llevan desde el estallido de la crisis del coronavirus repitiendo un mantra: “Ahora somos parte de la solución, no del problema”. La máxima se valida si se afina la memoria y se recuerda qué pasó en el sector durante la crisis que arrancó oficialmente con la quiebra de Lehman Brothers en septiembre del 2008. 

La banca, en aquel momento, descubrió que tenía unos balances contaminados por hipotecas mal concedidas y promociones que ya nunca se venderían. La confianza –y en consecuencia la financiación– entre bancos se secó y la oleada de morosidad desencadenada por el paro los impactó hasta el punto de que durante años los bancos no cumplieron con su función primordial: la de prestar dinero a familias y empresas. De este modo, los bancos agravaron la situación, estaban al límite de la quiebra y no podían proporcionar los créditos que habrían salvado a muchas empresas. 

Solo 13 años después la banca española es uno de los sectores que de manera más clara muestra que la Gran Recesión no solo dejó heridas, sino también lecciones que se han aprendido: los datos hechos públicos este miércoles por el Banco de España muestran que la morosidad de la banca española se situó en julio en el 4,39%, su tasa más baja desde el lejano 2009. Los créditos impagados se acercan a los 53.000 millones, con un total de 1,2 billones de euros de cartera crediticia total. En el peor momento, el 2013, la morosidad había superado el 13% de los préstamos y rozaba los 200.000 millones.

Si este dato es clave para la salud de la economía y para el flujo de crédito a familias y empresas, también lo es uno más básico: los bancos españoles no se encuentran en una situación desesperada de pérdidas como la que vivieron durante la doble recesión vivida en la anterior crisis. La patronal bancaria informó este martes que durante el primer semestre del año las entidades ganaron 7.190 millones de euros hasta junio. El contraste con el primer semestre del 2020, el año del estallido de la pandemia, es impactante: entonces, fruto de las provisiones para hacer frente a pérdidas, los números rojos fueron de 11.531 millones de euros.

Las partidas destinadas a afrontar pérdidas han caído este año en un 36%, hasta los 9.000 millones, en un dato que ya se sitúa en los niveles habituales que había antes de la crisis.

Si la relativa salud del sector en comparación con la delicadísima situación que vivió entre el 2008 y el 2014 se ha notado en el volumen de créditos concedidos, sí que hay una situación que no ha cambiado: los bancos continúan adelgazando plantillas para hacer frente a la escasa rentabilidad de un sector tocado por la decisión del BCE de tener los tipos de interés a mínimos históricos. 

Pandemia de ERE

Desde el 2010 hasta ahora, el sector ha visto reducido su número de trabajadores por 120.000 personas, lo cual supone un tercio del total. En los últimos meses CaixaBank y BBVA han afrontado un recorte de plantilla –en el caso de la entidad fundada en Catalunya a consecuencia de la absorción de Bankia– y ahora mismo el Banco Sabadell negocia su propio ERE. Esta situación se ha dado de la mano de la drástica reducción de bancos y cajas que se ha producido en España: de las 62 de antes de la crisis hoy subsisten nueve. 

Sin embargo, también se puede poner como ejemplo de la manera en la que la banca ha driblado la actual crisis su gestión de los créditos avalados por el ICO estatal. En los últimos meses se ha acreditado que diferentes entidades convirtieron créditos antiguos y los pasaron a nuevos, pero con el aval del ICO, traspasando el 80% del riesgo de posibles impagos al Estado.

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