Inmobiliario

Joven y propietario, solo uno de cada cuatro

La falta de ahorros y los problemas de financiación impiden a los menores de 30 años acceder a una vivienda de compra

Rut Font Camats
3 min
En Cataluña, el 23% de los jóvenes menores de 29 años están emancipados.

BarcelonaMarc Sales tiene 26 años y hace seis meses que busca la manera de independizarse. Le gustaría tener un piso de propiedad pero el importe medio de una hipoteca para comprar uno en Barcelona es de 184.025 euros. Cobra unos 1.150 euros al mes, de forma que necesitaría destinar un alto porcentaje de los ingresos a la vivienda, cosa que lo deja con solo dos alternativas: “O me quedo en casa de mis padres a ahorrar o comparto un piso de alquiler”. Esta es la realidad de muchos jóvenes catalanes: a pesar del incremento del número de hipotecas firmadas en los últimos meses, solo una cuarta parte de los menores de 30 años emancipados son propietarios.

Concretamente, y según datos del Instituto Nacional de Estadística, en el mes de junio se firmaron 5.889 hipotecas en Catalunya, un 36% más que en el mismo periodo del año pasado. En cuanto a la compraventa de viviendas, ha crecido un 5,5% en Catalunya durante el segundo trimestre de este año, hasta 22.062 operaciones. Aun así, el porcentaje de personas de menos de 30 años que están emancipadas y son propietarias de un piso en España oscila entre el 25% de 2019 y el 31% de 2020. Antes de la burbuja inmobiliaria, el 54% vivían de propiedad, tal como indica un estudio del Observatorio Social de la Fundació La Caixa. 

Sin ahorros

Las principales causas de este atraso en la compra de vivienda son la combinación de los altos precios con la bajada generalizada de los sueldos de los jóvenes y la falta de ahorros. “Los bancos no conceden préstamos sin una entrada del 20% del piso, que en Barcelona se acerca a los 70.000 euros. ¿Qué joven tiene ahorrado tanto dinero?”, explica Josep Maria Raya, profesor del departamento de economía de la Universitat Pompeu Fabra y experto en vivienda. Según el Idescat, el sueldo medio de una persona de entre 25 y 34 años es de 21.656,58 euros anuales, cosa que implica que hay que ahorrar el 100% del sueldo durante unos ocho años para poder pagar la hipoteca de un piso en Barcelona. Además, Raya asegura que la eliminación de las deducciones fiscales por la vivienda que había hace años solo ha desincentivado la firma de hipotecas. También hay que añadir el hecho de que entre los jóvenes prevalecen los contratos temporales y la rotación laboral. Uno de los principales criterios para obtener una hipoteca es tener ingresos estables, de forma que sin estabilidad no hay préstamo.

Entrada

Los bancos piden el 20% del importe de la vivienda para conceder una hipoteca, cosa que requiere grandes ahorros.

Por otro lado, los afortunados que pueden permitirse un piso tampoco lo obtienen en las mejores condiciones. Según un informe de la Unión de Créditos Inmobiliarios, los jóvenes españoles propietarios tienen de media 31 años y pocos ahorros. De hecho, necesitan financiar el 90% de las hipotecas, a un precio medio de 190.973 euros por vivienda, con préstamos de 172.675 euros de media en todo el Estado.

Reducir costes

A pesar de que el 82% de los menores de 24 años prefieren vivir en propiedad, tal como marca un estudio del Observatorio Vía Celere de la Vivienda en España, muchos se decantan por el alquiler porque no pueden obtener el dinero de la entrada. Si en 2008 solo el 32% de los jóvenes vivían de alquiler, en 2017 el porcentaje creció hasta el 49%, y esto ha disparado los precios de esta modalidad. Es aquí cuando aparece la necesidad de compartir piso: si un menor de 30 años tiene que destinar el 91,6% de los ingresos al alquiler y el 55% a la cuota de hipoteca, este porcentaje se reduce a un 28% cuando se comparte un piso alquilado, según el último informe del Observatorio de la Emancipación. “A la larga, alquilar es más caro que comprar, pero compartir ayuda a abaratar los costes”, añade el experto. A propósito de esto, las entidades financieras recomiendan no destinar más del 30% o el 35% de los ingresos mensuales a la vivienda para poder cubrir otros gastos.

Ingresos

Se recomienda no destinar más del 35% de los ingresos a la vivienda, pero las cuotas hipotecarias se acercan al 55%.

Según Raya, hay dos maneras de poner fin a esta pescadilla que se muerde la cola: más alquiler de protección oficial o crear formas de financiación para los jóvenes. “La cosa ideal sería que los jóvenes se independizaran con un alquiler social, de aquí pasaran a una vivienda privada de más calidad a medida que cobran más y después que acabaran comprando. Es la evolución típica, pero sin alquiler social no hay puerta de entrada”, concluye. En este sentido, el economista destaca que solo el 2% del alquiler en España es social, muy por debajo de la media europea, del 15%. Por otro lado, Raya considera que los bancos tendrían que implementar nuevos préstamos y formas de financiación para los jóvenes. “Un joven con estudios que ahora empieza a trabajar escalará en el mercado laboral y acabará cobrando más”, añade: “El Estado tiene que crear incentivos para los bancos y los jóvenes para poder obtener créditos más baratos y acceder al mercado de propiedad”.

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