La renta de las familias catalanas, estancada desde hace 25 años
A pesar de la mejora de los servicios públicos, el encarecimiento de la vivienda erosiona el bienestar de los ciudadanos en lo que llevamos de siglo


BarcelonaLa renta de las familias catalanas lleva un cuarto de siglo estancada. De 2000 a 2024, los ingresos de que disponen los ciudadanos para consumir e invertir han crecido un 0,1%, en contraste con la expansión de la economía catalana, que ha sido del 48,7% en el mismo período, según un estudio de la Cámara de Comercio de Barcelona. Este estancamiento mejoraría por el incremento de la cantidad y calidad de los servicios públicos que reciben las familias (sanidad, educación, dependencia), pero esta mejora queda totalmente erosionada a efectos prácticos por el encarecimiento de la vivienda.
Así, la renta bruta disponible de las familias catalanas se mantuvo casi plana entre el 2000 y el pasado año: si se ajusta al coste de la vida, pasó de 19.082 euros anuales por habitante a 19.086, un incremento de sólo cuatro euros en 25 años, según los Indicadores de progreso y bienestar elaborados por la Cámara, un estudio que va más allá del análisis del crecimiento de la economía para centrarse en otros elementos que valoran la prosperidad de la sociedad. Joan Ramon Rovira, jefe del gabinete de estudios de la Cámara, ha sido claro: "Estamos en el mismo sitio que estábamos a principios de siglo". Esta renta bruta disponible incluye todos los ingresos que tienen los ciudadanos (sueldos, subsidios por desempleo, pensiones o dividendos) y se restan los impuestos que pagan.
Esta cifra sí crece si se tiene en cuenta el valor de los servicios públicos que reciben los ciudadanos de parte de las administraciones como sanidad, educación, formación laboral o apoyo a la dependencia. Así, incluyendo estos servicios, entre 2000 y 2024 la renta familiar por habitante pasó de 21.582 a 22.364 euros por año, un aumento del 3,6%. Es decir, la mejora de los servicios públicos ha comportado una mejora del bienestar económico de las familias en lo que va de siglo.
Ahora bien, esta mejora queda totalmente erosionada por la pérdida de poder adquisitivo que han supuesto las fuertes subidas del precio de la vivienda, tanto de propiedad como de alquiler. Descontando a estas cifras lo que gastan las familias en vivienda, la renta disponible por habitante vuelve a quedar plana: en el 2000 cada catalán disponía anualmente de 18.010 euros, mientras que en el 2023 la cifra era solo de 18.031 euros, una mejora de 21 euros.
"La fracción de la renta que se dedica a vivienda en Europa, aunque ha aumentado, ha aumentado bastante menos que en Catalunya", ha apuntado Rovira sobre la evolución del precio de la vivienda en los últimos años. Así, mientras que la renta disponible de las familias en Cataluña es un 85,4% de la renta media en los cinco países de la Unión Europea más cercanos (Alemania, Francia, Italia, Países Bajos y Bélgica), cuando se añaden los servicios públicos y se resta el gasto en vivienda, baja hasta el 80,1% (en el 26,0%).
Este estancamiento del bienestar de los ciudadanos tiene causas y consecuencias políticas. "En el último cuarto de siglo el consumo privado por persona no ha aumentado, y la renta tampoco", apunta Rovira, quien añade que sí "ha aumentado muchísimo" la protección social de los ciudadanos, sobre todo porque "partía de niveles muy bajos en comparación con Europa". En opinión del presidente de la Cámara, Josep Santacreu, este estancamiento de la renta per cápita "puede explicar buena parte de la desafección" de la sociedad con las instituciones públicas.
Expansión de la economía
Estos datos contrastan con la fuerte expansión de la economía catalana. El producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la actividad económica de un territorio) creció entre 2000 y 2024 un 48,7%, una cifra contundente si se compara con el 0% de la mejora de la renta de las familias. "El PIB ha ido muy bien en los últimos años", señala Rovira, quien destaca, sin embargo, que cuando se mira el PIB por persona, la subida es inferior, del 14,7% en el mismo periodo. Esta diferencia se debe a varios factores: uno, el envejecimiento, con un mayor porcentaje de gente que no trabaja; dos, la productividad (el que produce un trabajador), que no ha crecido demasiado, y tres, el crecimiento de la población.
Que la renta familiar no haya crecido y el PIB por habitante sí, se debe a que el PIB engloba toda la economía, no sólo el dinero del que disponen las familias. Ahora bien, que la economía crezca y la renta familiar no, significa que existen otras ramas de la actividad económica que sí crecen, ya sea el sector público, el sector empresarial, el sector financiero o el sector exterior.
El informe de la Cámara apunta a señales de mejora en aspectos que también afectan al bienestar de la ciudadanía. Por ejemplo, la fuerte creación de empleo ha derribado el paro, lo que ha impulsado a la baja la desigualdad, que actualmente ya es inferior en Cataluña que en el conjunto de los cinco países europeos mencionados. La calidad ambiental ha mejorado en 25 años, como demuestra que el nivel de emisiones se derrumbó durante la crisis financiera por la caída de la actividad industrial; desde 2013, pese a la recuperación de la economía, no ha vuelto a subir.
El informe también indica que la calidad de vida se ha incrementado también gracias a una mejora de la salud, como lo demuestra el hecho de que Catalunya cerró el 2023 con una esperanza de vida de 84 años, por encima del 81 y pico de la media de los cinco grandes países fundadores de la UE.