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Descubriendo los escenarios de la Guerra de Sucesión

Os proponemos visitar los espacios donde sucedieron los episodios históricos más destacables de la guerra que enfrentó a borbónicos y austracistas

La sede vieja de Lleida
18/01/2025
8 min
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BarcelonaLa muerte sin descendencia de Carlos II, último rey de la dinastía de los Austria en España, en 1700, fue el desencadenante de un conflicto internacional que en España se vivió como una guerra civil. En su testamento designaba como heredero a Felipe de Anjou, neto de Luis XIV de Francia, pero la decisión comportaba un problema de equilibrio territorial que derivó en un conflicto bélico entre las potencias europeas, por lo que la Gran Alianza de La Haya –formada por Holanda, Inglaterra y el Imperio austríaco– declaró la guerra a Francia y España. El bando de los aliados o austracistas apostaba por el archiduque Carlos de Austria como sucesor de la monarquía hispánica, mientras que los borbónicos defendían los derechos de Felipe V. Comenzaba la Guerra de Sucesión, que se desarrolló entre 1702 y 1715. ~ BK_SLT_LNA~ Como explica Joaquim Albareda, director de el Instituto de Historia Jaume Vicens Vives y catedrático de historia moderna de la UPF, hablamos "de una guerra internacional que no sólo se libra en Europa, sino también en América. Y tiene una doble motivación. La primera y más importante es la disputa del mercado de los territorios americanos, y la segunda es la lucha entre las dinastías que entran en escena”. Y precisa que también "es una guerra civil en clave hispánica, porque se confrontan dos modelos políticos y económicos muy claros que se adhieren a cada una de las dinastías. En Castilla, en general, ven en los Borbones de Francia el camino a seguir por el que se refiere a una organización territorial más uniformizada y con una economía más mercantilista y dirigida por el estado. ven en los Austrias el camino políticamente idóneo, con un mantenimiento del parlamentarismo, y en los holandeses e ingleses el camino económico a imitar, con un comercio más libre que impulsa la propia manufactura". En resumen, se suman objetivos políticos y económicos, aunque "el factor dinástico también movilizaba a la gente, porque la lealtad a las dinastías estaba bastante arraigada a la población". Ahora bien, reconoce que cuando el archiduque Carlos deja Cataluña y se va porque lo hacen emperador, los catalanes se quedan solos y algo cambia; "es un momento en que Cataluña se gobierna y se defiende como una república, y el discurso político deja al rey en segundo término y pasa a hablar de la defensa de la patria. Hay un cambio de discurso muy republicano, de resistencia o morir , y que pasa siempre por la defensa de las constituciones".

Albareda destaca que fue una guerra muy importante y las cifras lo demuestran. Murieron cerca de un millón doscientas cincuenta mil personas "y si hablamos de ejércitos, en el caso de Francia se llegaron a movilizar a 300.000 soldados". "Todo fue un auténtico desastre en términos humanos y económicos". Después de casi una década de enfrentamientos, Catalunya, Cardona, y Mallorca fueron los últimos reductos en los que se defendió el austracismo, aunque el vencedor ya se había decidido mucho antes. "A finales de 1710, los británicos negociaron secretamente con Francia y llegaron a un acuerdo que se acabará aprobando con el Tratado de Utrecht en 1713. Son unos años en los que continúa la guerra pero ya estaba todo decidido. "Las conversaciones de paz de Utrecht son un acto muy teatral pero lo cierto es que las cosas importantes para los intereses de unos y otros ya estaban resueltas", recuerda Joaquim Albareda, autor, junto con Joan Esculies, de La guerra de 1714 (El bolsillo), un libro esencial para entender el conflicto. Y destaca que, en el caso de los catalanes, "la cosa se resuelve de forma vergonzosa porque se dice que Felipe V reconocería los privilegios de los catalanes como reconocía los de sus súbditos, cuando en realidad los castellanos no tenían privilegios. Por tanto, se' ls estaba sometiendo, pero los ingleses se dieron por satisfechos con esta frase que es la que consta en los acuerdos Ciertamente, la Guerra de Sucesión marca un antes y un después en la historia de Cataluña".

Si te apetece recorrer algunos de los principales escenarios de este episodio histórico, te destacamos algunos de los lugares de referencia.

Seu Vella de Lleida

Sin duda, el espacio más emblemático de la capital del Segrià. La capitulación, el 12 de noviembre de 1707, de la ciudad de Lleida frente a las tropas borbónicas tuvo lugar después de dos meses de asedio. Asumida la rendición, la ciudad sufrió una terrible represión y los civiles se dirigieron al castillo buscando la protección de las tropas aliadas. La ciudad evacuada fue saqueada y algunos de sus habitantes, refugiados en el Convent del Roser, fueron asesinados. Durante el conflicto, la nave central de la entonces catedral de Lleida se había convertido en un hospital de sangre y con la ocupación, las autoridades borbónicas convirtieron la Seu Vella en prisión y posteriormente, a partir de 1749, en cuartel. Los fines de semana y festivos se realizan visitas guiadas al conjunto monumental.

Imagen panorámica de la Seu Vella de Lleida.

Universidad de Cervera

Terminada la Guerra de Sucesión, Felipe V accedió a la propuesta de los comunes de Cervera de tener una universidad en la ciudad y firmó el decreto de erección el 11 de mayo de 1717. Así, la Universidad de Cervera se convierte en la único centro de estudios superiores de Cataluña después de haber sido suprimidas las seis universidades existentes hasta entonces. La Universidad de Cervera es una de las obras más monumentales de la arquitectura civil catalana de todo el siglo XVIII, con un conjunto que se organiza en torno a dos patios separados por la capilla o paraninfo. Destacan las dos fachadas: el exterior está presidida por una imagen de la Inmaculada Concepción rematada por una corona de bronce, símbolo de la fundación real, y la interior muestra un frontón representando la Sabiduría, además de dos campanarios rematados por águilas. El momento de máximo esplendor corresponde a finales del siglo XVIII, cuando tenía unos 2.000 alumnos.

Uno de los grandes símbolos de la resistencia de los seguidores del archiduque Carlos, ya que fue el último lugar en rendirse ante las tropas borbónicas. Entre los diferentes eventos que sucedieron en Cardona durante la Guerra de Sucesión destacan tres episodios por su magnitud: el asedio de los meses de noviembre y diciembre de 1711, las batallas de agosto y octubre de 1713 y la capitulación definitiva del castillo, el 18 de septiembre de 1714, una semana más tarde que la de Barcelona y cuando todo el país ya estaba controlado por el ejército borbónico. Un espacio cargado de historia ya que, desde el siglo IX, el castillo y la colegiata de Sant Vicenç, joya del románico lombardo catalán, dominan la comarca y controlan las salinas. Durante la edad media fue la residencia de los señores de Cardona, a los que se conocía como los Reyes sin Corona. Se ofrecen dos visitas guiadas, una para el público general y una teatralizada dirigida más al público familiar, que le permitirán revivir los asedios y batallas que durante siglos ha soportado el castillo.

Vista general del castillo de Cardona.

Castillo de Talamanca

La importancia estratégica del castillo de Talamanca durante la Guerra de Sucesión se evidenció con la batalla que tuvo lugar en agosto de 1714, donde se vivió la última victoria del ejército catalán. El castillo fue desmantelado casi por completo al finalizar la guerra en cumplimiento de las órdenes de derribo dictadas por Felipe V contra los castillos y casas fuertes catalanas que habían apoyado el bando contrario, con la voluntad de borrar los recuerdos de las victorias austracistas. Pasada la guerra, aprovechando los restos antiguos, el castillo fue reconstruido como casal fortificado por los marqueses de Castellbell, por eso también se le conoce como Casal dels Marquesos. El Ayuntamiento de Talamanca ofrece visitas guiadas al castillo.

Imagen de la torre del castillo de Talamanca.

Torre de defensa de la Manresana (Els Prats de Rei)

La torre circular de la Manresana, único elemento que queda del antiguo castillo medieval de frontera ubicado en el término municipal de Els Prats de Rei, fue el escenario de una importante batalla de la Guerra de Sucesión. La torre se convirtió en el observatorio estratégico del mando aliado, mientras las tropas borbónicas se ubicaban entre Calaf y Sant Martí de Sesgueioles, formando un frente que rodeaba los Prats de Rei. Desde la Torre, el comandante Guido von Starhemberg dirigió a las tropas austracistas en su victoria contra los borbónicos. Aunque es de visita libre, también se realizan visitas concertadas.

La torre de defensa de la Manresana.

Ermita de San Sebastián (Vic)

Aquí se firmó el 17 de mayo de 1705 el Pacto de los Vigatans, según el cual siete prohombres de la localidad apoyaban explícito la causa austracista en contra de Felipe V y se sumaban a la guerra para proteger los derechos y privilegios políticos catalanes . Vigatans, precisamente, es el apodo que acabaron recibiendo los partidarios austracistas de toda Cataluña, mientras que los partidarios borbónicos recibieron el mote de butifleres. La Ermita está situada en uno de los espacios más privilegiados de la Plana de Vic, a 770 de altitud, desde donde ofrece unas magníficas vistas panorámicas de las cordilleras del Montseny, Guilleries, Collsacabra o Pirineo.

Las vistas privilegiadas desde la ermita de San Sebastián.

Fortificación de Castellciutat (la Seu d'Urgell)

El castillo protegió uno de los pasos de entrada a Cataluña desde el norte, evitando el acceso de las tropas francesas aliadas del bando borbónico y manteniendo las defensas catalanas en el Pirineo. Durante la Guerra de Sucesión se mantuvo fiel al archiduque Carlos bajo el mando del general Moragues, gobernador militar de la fortaleza entre 1707 y 1713, año de su capitulación. En 1715, una vez terminada la guerra, Moragues fue ejecutado en Barcelona. Colgaron su cabeza en una jaula y le mantuvieron a la vista pública durante más de doce años. Se puede visitar la Torre de Solsona y la Torre Blanca, fortificaciones avanzadas del conjunto fortificado de Castellciutat. Por lo que respecta al castillo, las antiguas estructuras forman parte hoy de un complejo hotelero.

La fortificación de Castellciutat.

Ruinas del Borne (Barcelona)

En la ciudad de Barcelona, ​​un espacio imprescindible para rememorar la Guerra de Sucesión es el Born, Centro de Cultura y Memoria. Las intervenciones arqueológicas efectuadas dentro del recinto del antiguo mercado del Born han hecho posible conocer con detalle un fragmento de la trama urbana de Barcelona, ​​que junto con la gran cantidad de documentación conservada, los testamentos de los vecinos de la zona y los inventarios correspondientes a muchos de los hogares aparecidos, permite entender cómo se vivió ese período. En entonces, en Barcelona, ​​vivían poco más de 38.000 personas, en una sociedad conectada con el mundo gracias a una fuerte actividad comercial. Entre 1691 y 1714, sus ciudadanos tuvieron que vivir en guerra, y después de la derrota, nada volvió a ser igual. Las exposiciones y visitas guiadas que se programan regularmente son un imprescindible para conocer cómo era aquella Barcelona. Otros puntos de interés en Barcelona son el Monumento al general Moragues, el baluarte del mediodía, el Pla de Palau, Santa María del Mar, el Fossar de les Moreres, la Ciutadella o el Castillo de Montjuïc.

El interior del Born Centre Cultural.

Casas de Rafael Casanova (Moià y Sant Boi de Llobregat)

En esta antigua casa solariega moianesa nació Rafael Casanova i Comes alrededor de 1660, que fue nombrado consejero jefe de Barcelona el 30 de noviembre de 1713, ya con la ciudad sitiada por los borbónicos. Activo en la defensa de la ciudad, el día 11 de septiembre de 1714 fue herido de bala y para evitarle la represión, se le hizo pasar por muerto y se le trasladó a la casa solariega de sus suegros en Sant Boi de Llobregat, Can Barraquer, donde se refugió. Murió el 3 de marzo de 1743 y fue enterrado en la capilla de la Piedad de la iglesia parroquial de Sant Boi de Llobregat. La casa de Moià es hoy el Museo Rafael Casanova, mientras que Can Barraquer es la sede del Museo de Sant Boi.

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