"Mi cuerpo no es bonito ni feo, es el que tengo"

El movimiento 'body neutral' reivindica la aceptación del físico más allá de la apariencia estética

Maniquis en un escaparate
Bet Coll-Vinent
30/06/2021
4 min

Barcelona“El primer paso para hablar con tu hija sobre su cuerpo es no hablar con tu hija sobre su cuerpo”, sentenciaba la periodista Sarah Koppelkam en el famoso el artículo "How to talk to your daughter about her body", publicado en el Huffington Post en 2013 y que se hizo viral en todo el mundo. A pesar de que el concepto body neutral todavía no se había ideado, Koppelkam se avanzaba a las reivindicaciones feministas defendidas en la actualidad y ponía énfasis en la importancia de sacar el cuerpo del centro del debate. Así pues, la autora escribía en sintonía con lo que hoy en día bautizamos como neutralidad corporal: un movimiento que aboga por la normalización del cuerpo humano como fuente de salud sin necesidad de celebrar la apariencia física constantemente. Pone en valor las ideas y las acciones del individuo más allá de sus características estéticas y sostiene que también es natural mirarse al espejo y no sentirse siempre a gusto. La actriz Júlia Barceló es una de las defensoras del body neutral y comparte a menudo su activismo en las redes sociales. “La neutralidad corporal desvirtúa la apariencia estética como valor social, entiende el cuerpo desde su funcionalidad y defiende que no hace falta que te sientas guapa cada día para poder respetarte”, explica.

El mito de la belleza

Tal como discernía la escritora Naomi Wolf en el libro The beauty myth (El mito de la belleza), publicado en 1990, a medida que la economía, las leyes, la educación y la cultura se fueron adaptando a las demandas de la segunda oleada feminista –que fue de finales de los 60 hasta finales de los 80– para lograr la igualdad, el mito de la belleza se convirtió en una nueva herramienta de control de las acciones y la apariencia femenina. “Estamos encarceladas en una especie de armadura estética en la que, por muchas libertades externas que la mujer vaya logrando, sentimos una presión constante que limita nuestra vida personal y profesional, así como nuestras relaciones sexo-afectivas”, constata Júlia Barceló, que defiende la neutralidad corporal como un camino y no como un objetivo final.

Mercedes Fernández-Martorell, antropóloga feminista y escritora de libros como Capitalismo y cuerpo: crítica de la razón masculina, analiza este fenómeno desde un punto de vista más estructural y reconoce que “el mismo sistema capitalista es ya una herramienta de dominio del cuerpo de la mujer”. En este contexto, las expertas señalan la dificultad para vivir aisladas de las presiones estéticas, pero constatan que la neutralidad corporal es un buen recurso para empezar a valorar la funcionalidad del cuerpo: “Es nuestro vehículo y lo tenemos que cuidar, no por la estética, sino para que funcione bien”, asegura la psicóloga Alba Alfageme i Casanova.

Més allá del #BodyPositive

Este nuevo movimiento surgido recientemente toma el relevo del ya famoso y viral body positive, una iniciativa nacida a mediados de los años 70 que reivindicaba que todos los cuerpos podían ser deseables y, de paso, abogaba por un aprecio incondicional hacia el cuerpo. A pesar de que abanderaba la normalización y la aceptación de la diversidad corporal femenina –principalmente la que salía de los estándares de belleza canónicos–, seguía poniendo el foco del debate en la positivización de la apariencia física. “Es imposible que siempre te veas igual de guapa. Cada día te despertarás con una actitud diferente y lo que pasa con el body positive es que, para sentirte bien contigo misma, estás obligada a encontrar motivos diarios que validen que eres y que estás guapa”, afirma Ofèlia Carbonell, música y escritora, en uno de los vídeos publicados en su canal de YouTube.

En el caso de la neutralidad corporal, como el discurso no gira alrededor de la necesidad de aceptar nuestra apariencia física, sino de valorar otros aspectos completamente desatados de la estética, es mucho más fácil que todo el mundo se sienta incluido.

¿Cómo potenciar la neutralidad corporal?

Otro punto clave que caracteriza a la neutralidad corporal es la superposición del carácter a la apariencia física. Alfageme explica que, “como mujeres, siempre se nos ha dicho que para tener cualquier tipo de representación social solo podrá ser a través de la belleza y nunca mediante la personalidad”. Con el objetivo de dejar atrás los mensajes tóxicos y el positivismo contradictorio de los anuncios publicitarios, el body neutral favorece otros aspectos que también nos definen como seres humanos. “En vez de determinar las personas en función de aquello que tienen –belleza, dinero, poder, influencia…–, tenemos que poder caracterizarlas por aquello que son”, dice la antropóloga feminista Mercedes Fernández-Martorell. Esta iniciativa es un buen punto de partida para dejar de focalizar todas las miradas en la apariencia estética y centrarlas en el autoconocimiento, el placer o la funcionalidad corporal. Barceló también remarca la importancia de olvidarnos de los prejuicios y centrarnos en el carácter cuando se trata de definir a la persona que tenemos delante, puesto que “la liberación va más allá de nuestros propios cuerpos e implica también el respeto hacia el resto de cuerpos”. Sin embargo, la cuestión de fondo sigue siendo estructural. “Es una barbaridad que tengamos que aprender a deconstruir un problema que no es inherente en nuestra esencia humana sino que lo construye la sociedad”, explica Alba Alfageme y Casanova, que añade que, a pesar de la necesidad de tejer redes de sororidad, “también es importante hacer frente al sistema”. Oponer resistencia a una estructura que se beneficia diariamente de las inseguridades femeninas no es una tarea fácil, pero las expertas coinciden en que un primer paso para conseguirlo es definirse desde la neutralidad y corroborar lo siguiente: mi cuerpo no es ni bonito ni feo; simplemente es el que tengo. Y punto.  

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