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Enredo internacional con el armario de Kate Middleton: no podrá dejar de decir qué marcas lleva

La presión popular ha desarticulado la intención feminista de la princesa de Gales de dejar de ser noticia por la ropa que lleva y el Palacio de Kensington deberá seguir informando sobre su vestuario

Kate Middleton
15/02/2025
5 min
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BarcelonaKate Middleton quería practicar el feminismo y no lo hemos dejado. Entre todos hemos conseguido que la princesa de Gales no haya podido deshacerse de la presión estética a la que se la somete cada vez que aparece en público, una presión que, después de que se conociera que había sufrido un cáncer, se ha visto corregida y aumentada, ya que aparte de su ropa ahora la gente también se fija en más. Ella lo ha intentado pero tenía el mundo entero en su contra y ha perdido. Era una batalla imposible. Pero dice mucho de ella que haya querido hacerle frente.

La cronología de los hechos de esta polémica arranca el día 1 de febrero, cuando el Sunday Times publicó que Kensington no informaría más sobre la ropa que se pone Middleton. Basándose en una fuente anónima de Palau, el dominical londinense decía: "El Palacio de Kensington ya no dará más detalles sobre la ropa de Kate porque quiere concentrarse en la sustancia más que en el estilo". El artículo, titulado La princesa de Gales: céntrate en mi trabajo y no en mi vestuario, también explicaba que en adelante sólo se daría a conocer información sobre la indumentaria de la consorte del príncipe Guillermo "en contadas ocasiones". Añadía que esto ya se estaba llevando a cabo pese a que no se había anunciado porque, desde que la aristócrata regresó al trabajo tras el cáncer, en Palau no habían informado más al respecto. Evidentemente, tras la publicación de este artículo, estalló la bomba...

Esta información, como era de prever, se trasladó automáticamente al resto de medios del Reino Unido y, por contagio, a otros muchos de fuera del país. Nadie podía creer que elefecto Kate acabara de morir sin previo aviso. Nadie que siga los pasos de la futura reina británica podía imaginar que se dejaría de informar sobre los responsables de los suyos outfits cuando ella apareciera en algún acto público con un look absolutamente premeditado, bonito, cuidado, oportuno y magníficamente ejecutado. Resultaba inverosímil que una persona que hace que se agote en las tiendas todo lo que se pone –no una vez sino cada vez que se lo pone– pudiera hacer un apagón informativo como éste. No parecía posible que alguien que multiplica por cinco las ventas de las prendas que lleva –lo que es, stricto sensu, elefecto Kate– pudiera decir que ya había bastado. Pero, contrariamente a lo que podía imaginar, parecía que Middleton había decidido correr el doble riesgo de sufrir una pérdida de cuota mediática notable y de crear una polémica por la decisión.

Efectos adversos

Después de una semana larga de columnas de opinión y noticias de digitales especulando al respecto, había quedado claro que la decisión de Palau había sido contraproducente y que los actos públicos de Middleton estaban quedando enterrados por esta polémica fashion. No sólo ya no se hablaba de su trabajo, sino que encima se seguía hablando de su vestimenta pero ahora en tono crítico y negativo por la falta de transparencia a la que había acostumbrado todo el mundo. Por eso, finalmente esta semana, en Kensington han decidido reaccionar para cortar de pura cepa esta crisis informativa que ellos solitos habían creado.

Han emitido un comunicado oficioso en el que reconocían que esa información había salido de Palau pero no de la boca de la princesa, que aseguran que nada habría tenido que ver con este show. "Durante la última semana, hemos recibido varias preguntas a raíz de un artículo sobre el vestuario de la princesa de Gales y sobre cómo Kensington Palace comparte información sobre la ropa que lleva", comenzaba el texto, recogido por medios como People. "Para esclarecer la situación: los comentarios que aparecen en este artículo –añade el trabajador de Kensington en declaraciones a People– son míos y no de la princesa". "Los comentarios no se pueden atribuir directamente a la princesa de Gales. Por ser exactos, no ha habido ningún cambio en nuestra forma de compartir información sobre la moda que lleva la Alteza Real", concluye el texto.

Globo sonda pinchado

A nadie se le escapa que había una voluntad de realizar un cambio de rumbo en esa presencia tan tópica y antigua de consorte que ha acompañado a Kate Middleton hasta ahora, una imagen propia de otra época en la que el aspecto de una futura reina es más importante que las causas en las que se implica. Pero no salió bien. Era un globo sonda y ha pinchado. Tras su enfermedad, se abría una oportunidad para dar ese giro, que en Palau han querido aprovechar, pero que no ha tenido éxito. Se podía esperar que la gente fuera más comprensiva con un cambio de rumbo mediático de la princesa después del descalabro que supone una experiencia tan grave como la que ha pasado... ¡pero ni así! Le han tenido que engañar las culpas al portavoz y hacer ver que aquí no ha pasado nada mientras les toca mantener a regañadientes la misma política informativa que hasta ahora.

Realmente es difícil valorar hasta qué punto han aprendido de las lecciones del pasado. Cuando Kate Middleton estuvo desaparecida y en Palau estuvieron tres meses sin informar de lo que le pasaba, hubieran podido aprender una norma tan básica como que "el silencio, se llena". Si existe un vacío en la información oficial, se rellena con información extraoficial. En la medida en que la gente tiene ganas de saber más sobre una cuestión, siempre habrá algún medio o algún personaje de las redes sociales dispuesto a hablar sobre el tema. Y esto vale por no haber salido a responder al Sunday Times de inmediato y dejar que la bola se hiciera demasiado grande y también para creer que, si la gente quiere información sobre los looks de Middleton, por mucho que tú no la des, no se dejará de hablar del tema. Deberían ser suficientemente espabilados para entender que si ellos no dan información sobre la indumentaria de la princesa, lo hará otro. Sobra gente con ganas de recolectar clics que harán todo lo que esté en sus manos para averiguar de dónde ha salido cada cosa que lleva puesta Middleton. La posibilidad de cortar esto no existe. Diría que ni de reducirlo...

Hacer política a través de la moda

Desgraciadamente, la única manera que tiene Middleton para dejar de ser noticia por esta cuestión es escogiendo un uniforme y llevándolo siempre a todas partes. Como hacen, en la práctica, su marido y su suegro, que nunca son noticia por la vestimenta. Mientras utilice la moda para ofrecerle la mejor versión de sí misma, habrá tema. Por eso, la opción más inteligente no es declarar la guerra a la moda. Es utilizarla a su favor. Porque la moda es política, como casi todo en la vida. Ojalá fuéramos una sociedad tan absolutamente racional y madura en la que las cuestiones estéticas no tuvieran ninguna relevancia, pero no es así. Y menos que lo será, puesto que las nuevas generaciones son aún más visuales que las anteriores.

Kate Middleton puede utilizar su relevancia en el mundo de la moda para promocionar firmas del Reino Unido en el exterior, ya que ella es la Windsor con mayor proyección internacional. Puede practicar el feminismo, siendo arena con diseñadoras que están empezando. Puede ponerse ropa cosida por mujeres que tienen condiciones laborales dignas. Puede ser abanderada oficiosa del ecologismo poniéndose ropa que no se ha hecho en la otra punta del mundo. Puede vestirse contraviniendo algunas normas de etiqueta tan instaladas y tristes como llevar talones obligatoriamente... ¡Las posibilidades de utilizar el tándem que crean la moda y ella para mejorar su entorno y posicionarse como algo más que una figura bonita son infinitas! A algunos les sonará conformista, a otros una opción muy inteligente, pero como dicen en su idioma: When life gives you lemons, make lemonade.

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