¿Por qué Petro ha pasado de alzarse contra Trump a obedecerle?
El presidente colombiano da marcha atrás y finalmente acepta las consecuencias de la política migratoria del magnate republicano


BogotáEl presidente colombiano, Gustavo Petro, no tuvo más remedio que aceptar las consecuencias de un Donald Trump al frente de la Casa Blanca. Y la primera de todas es una política migratoria de Washington que pretende expulsar de tierras norteamericanas a cientos de miles de personas de todo el mundo. Los latinoamericanos, que han tenido que huir durante décadas de la pobreza y violencia en dirección a Estados Unidos, se han encontrado con un estremecimiento desde que el 47 presidente tomó las riendas del Despacho Oval el 20 de enero.
Y la semana pasada llegó el turno de más de 15.000 colombianos que viven sin papeles en Estados Unidos. Pero Petro, de fuerte retórica antiestadounidense, contestó rechazando a las primeras dos aeronaves –militares– que querían aterrizar en la capital del país, Bogotá, cargadas de deportados.
A Donald Trump no se le puso nada bien la decisión de su homólogo colombiano y envió un aviso a navegantes: imposición de aranceles del 25% a todos los productos colombianos y, si no cumplen con las demandas, "s elevarán al 50%". El mandatario estadounidense anunció también restricciones de viaje y revocación de visados para funcionarios del gobierno de Petro y su partido, posibles sanciones económicas en el país e "inspecciones" a los ciudadanos y mercancías colombianas que lleguen a Estados Unidos. Por otra parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, añadió "la suspensión inmediata de la emisión de visados en la sección consular de la embajada de Estados Unidos en Bogotá" a partir del lunes. Miles de personas tenían cita programada con la embajada desde hacía meses.
Petro respondió con el principio de reciprocidad y ordenó al ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Carlos Reyes, "elevar los aranceles de importaciones desde Estados Unidos en un 25%", así como buscar otros destinos para en los productos nacionales.
Una noche de insomnio para Petro, que no hizo falta ni un día para que retrocediese en su decisión de batirse en un pulso con el magnate Trump. "Hemos superado el impasse con el gobierno de Estados Unidos", dijo el ministro de Exteriores colombiano, Luis Gilberto Murillo, leyendo este lunes un comunicado ante la prensa en compañía del embajador en Washington, Daniel García-Peña, y una comitiva que incluye personalidades diplomáticas y, sobre todo, comerciales. En conclusión, el gobierno de Bogotá dice sí a "todos los términos del presidente Trump". Esto incluye "la aceptación sin restricciones de todos los ilegales extranjeros de Colombia devueltos desde Estados Unidos, incluidos en aviones militares, sin limitaciones o retrasos".
Presiones para dar marcha atrás
Porque la clave del cambio de opinión es –según dijo el embajador colombiano en Washington a la emisora colombiana Blu Radio– "la guerra comercial y la amenaza de aranceles", que justificaba que "hubiera sido terrible no sólo por en Colombia sino también para Estados Unidos". Unos aranceles y restricciones que ya están redactados y listos para ser firmados, pero que se suspenden a la vista de que Bogotá y Petro obedecerán a la decisión del gigante estadounidense. Pero, ¿qué ha pasado en las últimas horas?
Según el analista político colombiano, Daniel Orozco, las últimas horas fueron "frenéticas". Y revela, "su comitiva fue el factor que le frenó". "Hubiera sido una jarra de agua fría para el sector floricultor y agrícola", dice Orozco. De hecho, uno de los grandes puntos de Petro en su campaña presidencial era potenciar las exportaciones agrícolas y, obviamente, Estados Unidos se llevaba un gran pedazo de la tarta. Cerca del 27% del café que se consume en Estados Unidos se importa desde Colombia, al igual que otros productos como los plátanos, aguacates y flores, según cifras del departamento de Agricultura estadounidense.
Por otra parte, aunque las relaciones bilaterales están "salvadas", según el propio gobierno colombiano, el analista explica que el rifirrafe diplomático puede traducirse en "desconfianza en el proceso de inversiones o la estrategia colombiana de cara a la exportación a Estados Unidos".
Crecido en las filas de la guerrilla M-19 y de fuerte ideología de izquierdas, Petro se levantó como el primer presidente que rompía con una larga línea de derechas en el poder. Pero el presidente va perdiendo aliados y, según Orozco, "Petro se ha radicalizado". Según el experto, el máximo mandatario tiene una visión cercana a una autocracia antiestadounidense. El primer gobierno que se alza contra la política migratoria de Trump, por tanto, ha salido escaldado y ha acabado obedeciendo al dictado de la Casa Blanca en doce horas.