La guerra híbrida entre Rusia y los países de la OTAN se intensifica en el mar Báltico

Los sabotajes, el espionaje y los ataques informáticos se hacen más recurrentes y provocan una escalada de tensiones entre Moscú y los países del norte de Europa

El mar báltico visto desde el espacio. NASA
Òscar Gelis
01/12/2024
4 min

CopenhagueDos cables de telecomunicaciones que atraviesan el fondo del mar Báltico fueron dañados hace dos semanas, en unos hechos que investigan a varios países nórdicos como un potencial sabotaje. En el foco de todas las sospechas se encuentra el carguero chino Ye Ping 3, que pasaba por la zona en el momento en que se produjo el accidente. Se sospecha que la embarcación navegaba expresamente con el ancla tirada cuando dañó los cables submarinos dentro del área económica marítima de Suecia. Según ha ido avanzando la investigación, los expertos creen que el barco chino destruyó los cables deliberadamente: "Hechos como estos son lo que llamamos ataques en una guerra híbrida", aseguraba Nicklas Granholm, investigador del Instituto de Defensa de Suecia (FOI ). El primer ministro del país, Ulf Kristersson, ha evitado realizar especulaciones, pero aseguró que el mar Báltico es ahora una "zona de alto riesgo", tras reunirse con los líderes de los países de la región.

Desde el inicio de la guerra en Ucrania se ha multiplicado el número deincidentes inexplicables en el mar Báltico y en los países de los alrededores. Entre estos incidentes se encuentran el corte de cables y gasoductos marinos, el avistamiento de drones sobre infraestructuras críticas o las interferencias en los sistemas GPS de los aviones comerciales, pero también los ataques informáticos y las campañas de desinformación contra los países de la región. Los servicios de inteligencia europeos y del Reino Unido culpan abiertamente al gobierno de Rusia de estar en el detrás, y en los últimos meses han alertado de que las agresiones híbridas contra los países de la OTAN de la región están en un nivel sin precedentes. Desde los países nórdicos y del mar Báltico, creen que esta amenaza ha convertido a la región en un segundo frente al conflicto entre Rusia y Occidente: “Actualmente Rusia está haciendo dos guerras: una es la guerra convencional en Ucrania, y la otra es la guerra híbrida en el norte de Europa, con el objetivo de sacudir la seguridad de occidente”, afirmó rotundo el presidente de Finlandia, Alexander Stubb, en un foro de política exterior celebrado en Helsinki.

Tensiones equivalentes a los años de la Guerra Fría

La inclusión de Finlandia y Suecia en la OTAN fue un punto de inflexión evidente en el panorama de la seguridad en el mar Báltico. Sumado a ello, Rusia mantiene importantes intereses económicos y militares en el enclave de Kaliningrado. Y, además, los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), junto con Dinamarca, han reiterado su apoyo a Ucrania siendo los mayores donantes de ayuda a Kiiv (en relación a su PIB) y presionando para conseguir sanciones más estrictos contra Moscú. En este contexto, un informe del think tank con sede en Estocolmo Frivärld alerta de que el flanco norte de la OTAN vive ahora un episodio de tensiones más elevadas que durante los años de la Guerra Fría.

Para Tormod Heier, investigador de la Universidad Noruega de Defensa, la estrategia de Rusia de lanzar una guerra híbrida “le está permitiendo llevar a cabo ataques que por poco no pueden ser considerados actos de guerra”. otra ventaja es que se hace muy difícil demostrar la autoría de los ataques, lo que permite a Rusia navegar por una zona gris de turbulencias e inseguridad pero sin dar la apariencia de una guerra total”. Otros ejemplos de ataques a infraestructuras submarinas ocurridos en el mar Báltico son el accidente que sufrió hace un año. el gasoducto Balticconnector, que une Finlandia con Estonia y tardó seis meses en repararse, y la explosión en el Nord Stream 2, que dos años después aún arrastra un mar de especulaciones sobre a quien le corresponde la autoría.

En el punto de mira de los aliados en la OTAN también están los barcos de pesca y mercantes que los expertos sospechan que estarían realizando labores de recogida de datos para Rusia: “Se han detectado bastantes casos que llevan a bordo un equipamiento especializado para rastrear señales y cartografiar infraestructuras críticas en el mar, y probablemente también tienen la capacidad de cortar cables marinos, una manera bastante fácil de hacer sabotaje”, explica Tony Ingesson, investigador en análisis de inteligencia en la Universidad de Lund.

Otro de los incidentes que formarían parte de esa guerra híbrida es la pérdida de señal en los sistemas de navegación de los aviones comerciales. La compañía de aviación finlandesa Finnair ha cancelado su ruta con el aeropuerto de Tartu (Estonia) a causa de estas interferencias, que ponen a los aviones en serio riesgo de sufrir un accidente. En los últimos dos años, casi todas las compañías que sobrevuelan el mar Báltico han experimentado este problema con los aparatos, pero no se ha podido averiguar desde dónde vienen las interferencias.

Pero más allá de las aguas del Báltico, otra táctica de guerra híbrida empleada por Rusia sería desestabilizar las fronteras con los países de la región. La frontera rusa del río Narva con Estonia ha sido durante décadas un punto de tensión entre ambos países, una tensión que recientemente se ha intensificado cuando las autoridades rusas han cuestionado los límites de la frontera en el río. Desde Finlandia también alegan que el Kremlin estaría dirigiendo solicitantes de asilo hacia los remotos puestos fronterizos del norte del país con la intención de crear una crisis migratoria. La reacción desde Helsinki ha sido cerrar la frontera en el este y restringir el derecho de pedir asilo.

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