¿Paz o recuperar su casa? El dilema de los soldados ucranianos

El ejército, fatigado después de dos años y medio de guerra, no quiere arrodillarse ante Putin y reclama apoyo occidental

Olha Kosova
4 min
Un grupo de soldados ucranianos, algunos de ellos heridos, en algún punto del frente de Donetsk.

KiivCorría el verano del 2022. El paisaje evocaba escenas de la literatura clásica ucraniana, con sus vastas estepas, jardines llenos de flores, una iglesia solitaria y casas pintorescas. Pero, si te fijabas bien, te dabas cuenta de que la guerra había transformado ese idílico escenario en un panorama triste. La destrucción causada por los ataques rusos había generado montañas de escombros, donde abundaban animales aturdidos, abandonados por sus dueños que, con la esperanza de salvarse, habían huido de su casa de la región de Kherson hacia refugios más seguros.

Al norte de aquel pueblo, cerca de la línea del frente de Kherson, en el sur de Ucrania, se levantaba un edificio desolado, sin ventanas, rodeado de grandes cráteres provocados por los proyectiles. Todo en ese lugar sugería la omnipresencia de la muerte: drones enemigos zumbando constantemente, bombardeos matutinos y soldados agotados, privados de sueño. Por la noche, los sótanos temblaban con las explosiones y se oía el siniestro crujido de los ladrillos.

El comandante del batallón ucraniano que operaba en ese punto, Vadim, sólo tenía 26 años, pero ya contaba con una destacada carrera militar.

–Tus soldados bromean sobre los cientos de maneras de morir aquí. ¿Qué te impulsa a ir a la batalla todos los días? –le pregunté en la trinchera.

–Allí –dijo señalando el horizonte– hay mi casa. Cada mañana pienso que "un poco más" y estaré en casa.

Para Vadim el sueño de volver a casa se hizo realidad: la contraofensiva ucraniana de otoño del 2022 permitió a Kiiv recuperar una parte importante del territorio ocupado por los rusos en el sur. Este anhelo de recuperar la casa ha sido un objetivo compartido por muchos soldados del ejército ucraniano. Aunque no todos han tenido la suerte de Vadim: muchos siguen contando los kilómetros que les separan de su casa mientras luchan en el campo de batalla. Algunos incluso solicitan servirle más cerca de su zona natal, de casa.

Muchos se hacen una pregunta: ¿renunciarían a su casa a cambio del regreso de la paz a Ucrania?

Situació dels fronts a Ucraïna

Territori ocupat per Rússia abans del 24 de febrer del 2022

Territori controlat per Rússia

Zona que Putin vol que sigui reconeguda com a Rússia

BIELORÚSSIA

RÚSSIA

Txerníhiv

Províncies ucraïneses annexionades il·legalment per Rússia

Konotop

Sumi

Romní

Butxa

Kíiv

Jitómir

Khàrkiv

Kúpiansk

Poltava

Balaklia

Txerkassi

Izium

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Lugansk

Krementxuk

UCRAÏNA

Dnipró

DONBÀS

Donetsk

Níkopol

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Zaporíjia

MOLDÀVIA

Mariúpol

Melitópol

Berdiansk

Kherson

Odessa

mar d’Azov

Crimea

mar Negre

Sebastòpol

Territori ocupat per Rússia abans

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mar

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Paz con concesiones

Unas semanas antes de la cumbre en Suiza que se celebra este fin de semana, la paz se ha convertido en un tema recurrente, no sólo en los círculos políticos, sino también en la retaguardia, donde la vida es cada vez más difícil debido de la destrucción de la infraestructura energética y las precarias condiciones económicas. Entre la población, agotada por la guerra, se escuchaban cada vez más a menudo discusiones sobre las condiciones de una posible paz. "¿Por qué queremos Donetsk? Todos los normales [se refieren a la población proucraniana] ya se han ido. Y Crimea, al final, tampoco tiene mucho interés en volver a Ucrania", se sentía en una conversación. "Todas las guerras terminan algún día en negociaciones", reflexionaban filosóficamente otros. Sin embargo, había menos optimistas, que repetían la conocida tesis de que Putin no se detendrá, sino que simplemente se recuperará.

"Espero que la cumbre envíe una señal a Putin de que el mundo sigue apoyandonos y no nos abandonará. Que la presión sobre Moscú va a continuar y tendremos la oportunidad de resistir en esta guerra de desgaste, fortaleciendo las posiciones más débiles de defensa", explica al ARA un soldado de 32 años, politólogo en la vida civil, que se está preparando para luchar en el frente de Zaporíjia, su región natal. Él cree que la guerra continuará al menos un largo año más.

El viernes quedó claro que las ambiciones territoriales de Putin no se limitan sólo a Donetsk y Luhansk. Evidentemente, Crimea ya no se menciona. La paz en los términos del Kremlin abarca cuatro regiones de Ucrania, incluidas Zaporíjia y Kherson.

Decir adiós para siempre a tu casa

Para muchos militares, incluso la mera ilusión de esta paz significaría decir adiós para siempre al hogar por el que han luchado tanto tiempo. Algunos tienen la casa; otros, familiares. Todos tienen el recuerdo de una vida pasada.

El artillero Mikhailo, de apodo Haiduc, de 63 años, es originario de Donetsk y lleva dos años en dirección a Síversk. Durante nuestra conversación, se esfuerza en hablar en ucraniano, aunque termina cambiando al ruso, y explica que es el idioma en el que hablaba y estudiaba. La última vez que estuvo en casa fue en el 2014, justo cuando empezó la guerra en el Donbàs. Él ya empezó a luchar en esa guerra.

Recuerda los primeros días de ese conflicto y las batallas más duras: Ilovaisk, Debáltseve y Volnovakha. En 2021, por ley, tuvo que jubilarse al cumplir 60 años. Pero un año después empezó la invasión a gran escala. Entonces Mikhailo comprendió que reclutarían a todo el mundo, sin importar la edad. "No podía dejar a mis chicos; yo los entrené. Simplemente llamé a mi comandante y le dije que volvía", relata Haiduc.

Confiando en la victoria

Ahora cuenta con orgullo que, pese a todos los ataques rusos, su unidad resiste y no cede posiciones. "Por cada ucraniano caído, entre doce y quince rusos pierden la vida", dice. Esta proporción, a su juicio, es una de las claves para la futura victoria, que no reside en el ámbito político, sino en el militar. "A la pregunta de cuándo será la victoria, tengo una respuesta concreta para usted. Ahora tengo veinte proyectiles. En los meses que no se proporcionaban armas, tenía diez. Cuando tengamos mil, habrá victoria", comenta Haiduc.

No cree que Putin se detenga. Pese a las sanciones, el líder ruso tiene aún dinero, proyectiles y el apoyo de la población. "Recuerdo la época soviética, cuando retiraron a las tropas de Afganistán. Lo hicieron porque tras la muerte de varios miles de soldados las madres salieron a la calle escandalizadas. Ahora, en Rusia, mueren una gran cantidad de soldados y nadie protesta", dice el soldado.

Sin embargo, cree firmemente en su regreso a casa y le irritan las conversaciones sobre ceder algún territorio a cambio de paz. "Hay que amar a tu país y hay que defenderlo. Siento que en la retaguardia hablan de «ceder parte del territorio»... Que los de Kiiv entreguen su Kiiv. A ver qué opinarían si les tocara tener que tener entregar su casa y su ciudad a cambio de la paz", clama el Mikhailo.

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