Emergencia climática

La sequía global agrava una tormenta económica perfecta que nos afecta a todos

La falta de lluvia en todo el planeta impacta sobre las cosechas y la producción de energía en un contexto de hiperinflación y guerra

Sequera a la población de Yingtan. China. REUTERS
28/08/2022
5 min

LondresA mediados de 1540, el centro de Europa se vio afectado por una sequía tan extrema que en algunas poblaciones el agua costaba más que el vino. Los pescados murieron en los lagos, el sol quedó oscurecido por el humo de los incendios forestales y el Rin, ahora una imprescindible arteria comercial de Alemania, y también fuente de vida, quedó reducido a poco más que un riachuelo poco profundo.

Casi cinco siglos después, buena parte de Europa –también el Rin– corre, poco más o menos, la misma suerte: unas condiciones especialmente agravadas desde principios de agosto por una sequía persistente ya desde enero, junto con la combinación de elevadísimas temperaturas –el Reino Unido, por ejemplo, ha llegado este verano, por primera vez, a superar los 40 grados–, fruto de repetidas olas de calor desde finales de mayo.

Anomalías en les precipitaciones
Datos del 10 de junio hasta el 10 de agosto según el índice de precipitación estándar

Variació en l’índex de precipitació estàndard

Extremadament sec

Inferior a -2

Normal

Entre -1 i 1

Molt sec

Entre -2 i -1,5

Més humit

Entre 1 i 1,5

Sec

Entre -1,5 i -1

Molt humit

Entre 1,5 i 2

Variació en l’índex de precipitació estàndard

Extremadament sec

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Més humit

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Variació en l’índex de precipitació estàndard

Extremadament sec

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Molt sec

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Més humit

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Molt humit

Entre 1,5 i 2

Todo ello ha provocado que dos terceras partes de Europa estén experimentando algún grado de sequía, según datos del último informe del Observatorio Global de la Sequía, de la Comisión Europea. En concreto, el 47% del territorio está en situación de prealerta debido a la extrema sequedad de la tierra y otro 17% está en alerta ante los grandes "signos de estrés" que muestra la vegetación.

Las áreas donde se pueden notar los peores efectos de la sequía son Italia, España, Portugal, Francia, Alemania, los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Rumanía, Hungría, el norte de Serbia, Ucrania, Moldavia, Irlanda y el Reino Unido. Además, en el Mediterráneo occidental es probable que persistan las mismas condiciones durante los próximos tres meses.

Factor determinante

La sequía acontece un factor determinante en la economía, como ha demostrado el profesor Derek Lemoine, de la Universidad de Arizona, en un estudio del 2018. Los datos que analizó le permitieron concluir que la productividad de Estados Unidos se retardó al nivel de una caída del 0,15% al 0,25% por cada 0,56 grados centígrados por encima de las temperaturas medias de los veranos.

Además del impacto sobre la productividad que señalaba Lemoine, las consecuencias negativas sobre las cosechas favorecerán todavía más una inflación ya muy disparada en la zona euro, del 8,9% en julio, o también en el Reino Unido (10,1%). Porque el excepcional estrés hídrico y térmico hace que se reduzca sustancialmente la producción de algunos cultivos básicos y también otros subsidiarios, como el de la oliva, muy afectado en Catalunya por las extremas condiciones climáticas.

De hecho, en la Unión Europea los rendimientos para las cosechas de maíz, soja y gira-sol serán los más afectados, con reducciones (respecto a la media de los últimos cinco años) estimadas en menos del 16%, menos del 15% y menos del 12%, respectivamente. Con el mercado global de alimentos muy estresado ya por la guerra que Rusia ha llevado a Ucrania, la carencia de agua añadirá todavía más tensión inflacionista a la situación.

Otro de los efectos perjudiciales en la economía es la producción de energía. Los déficits de precipitaciones han afectado ampliamente los niveles de vertidos de los ríos en todo Europa, y la reducción del volumen de agua en los pantanos ha tenido impactos graves en el sector energético para los sistemas de generación y refrigeración hidroeléctrica de las centrales. En concreto, la producción de electricidad se ha reducido alrededor del 20%, apunta el informe. Como ejemplo de este efecto, solo hay que apuntar que este jueves la compañía Acciona Energía ha paralizado por primera vez la central eléctrica del pantano de Rialb, a estas alturas bajo mínimos, a solo el 7% de su capacidad. O la ya icónica imagen del verano en el pantano de Sau, donde la sequía ha dejado al descubierto el campanario y buena parte de la iglesia de Sant Romà. 

Una imagen reciente de los efectos de la sequía en el pantano de Sau.

A vista de pájaro, con las imágenes de satélite, el continente presenta un aspecto árido, enjuto. Pero, sobre el terreno, los problemas por la falta de agua y las extremas temperaturas se concretan de forma grave. El Observatorio destaca situaciones concretas de Francia, Italia, España, los Países Bajos y Portugal. Así, la Autoridad de la Cuenca del Po, en Italia, ha confirmado la clasificación actual al nivel más alto de gravedad de la sequía y mantiene la alerta por el bajo nivel de las reservas.

En Francia, más de cien municipios tienen problemas de suministro de agua, y se trae con camiones. 66 departamentos franceses se encuentran al nivel más alto de alerta de sequía y al menos 93 más experimentan uno de los tres primeros niveles de alerta. También en Francia la sequía ha atizado los incendios forestales: 60.000 hectáreas de terreno se han quemado desde principios del 2022, más del doble del 2021 y 4,6 veces la media de los últimos diez años. El operador nuclear EDF también ha tenido que reducir a principios de agosto la producción de una de las centrales del suroeste del país debido a las altas temperaturas en el río Garona.

En los Países Bajos, los impactos están relacionados con los bajos caudales del Rin, que afectan el comercio, por los problemas de navegación, estabilidad de los diques, distribución de agua e intrusión de agua del mar. Como también está pasando en Alemania, donde la reducción de la carga de los barcos está afectando el transporte de carbón y petróleo, con el impacto negativo sobre la producción de la energía.

En España, el agua de los embalses se sitúa alrededor del 58% de la media de los diez años anteriores, mientras que en algunas regiones del sur de la península (Andalucía y Extremadura) están alrededor del 30% de la media de la década anterior. Finalmente, en Portugal, la energía hidroeléctrica producida en los embalses es menos de la mitad de la media de los cinco años anteriores.

Un escenario habitual

La ola de calor récord en Europa de este verano podría ser un hecho habitual en menos de quince años, incluso aunque el mundo logre los objetivos climáticos: sequías e incendios se convertirán en la norma. Y a finales de siglo, un verano típico será 4 grados más caluroso que en niveles preindustriales, más del doble del objetivo de 1,5 °C establecido por el Acuerdo de París. El dato lo revela un informe del Met Office Hadley Centre, del Reino Unido, publicado este viernes.

Por otro lado, el Climate Crisis Advisory Group (CCAG), una coalición internacional de científicos que ha encargado el informe, ha pedido una reducción rápida de las emisiones, medidas para eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera y un plan para volver a enfriar el océano Ártico, que ha sufrido uno de los calentamientos más extremos hasta ahora este 2022.

El informe del Hadley Centre llega en medio de los temores de un retroceso global de las iniciativas climáticas, mientras los gobiernos se enfrentan a los precios récord de la energía después de la mencionada invasión de Ucrania por parte de Rusia. Se espera, por ejemplo, que el consumo mundial de carbón iguale el récord de este año y que el uso del combustible bruto por parte de la Unión Europea aumente el 7%, según datos de la Agencia Internacional de la Energía.

Más allá de Europa, más sequía

China

Una ola de calor récord, combinada con una sequía de meses durante la temporada habitual de inundaciones, ha causado estragos en el sur de la China, normalmente rico en agua. La carencia de lluvias ha secado partes del río Yangtsé y decenas de afluentes, cosa que ha afectado drásticamente la capacidad hidroeléctrica y ha provocado cortes de electricidad y racionamiento de la energía en grandes ciudades, afectando la producción industrial. Muchas ciudades de todo el país se han visto obligadas a imponer apagones. En Chengdu, la capital de la provincia de Sichuan, muchos barrios se han quedado sin electricidad más de diez horas al día. Además, la sequía también está amenazando la producción de alimentos, y el gobierno ha ordenado a las autoridades locales que tomen todas las medidas disponibles para garantizar que los cultivos sobrevivan en verano más caluroso desde que hay registros. El pasado martes, cuatro departamentos gubernamentales emitieron un aviso de emergencia y advirtieron que la cosecha de otoño está bajo "una grave amenaza".

África

El Cuerno de África está experimentando su peor sequía en más de 40 años. Esta región del África oriental se extiende desde Eritrea al norte, pasando por Etiopía y Yibuti, hasta los extremos meridionales de Kenia y Somalia. Más de 18 millones de personas sufren un hambre severa en Etiopía, Somalia y Kenia, según la Unidad de Información Humanitaria (HIU) del gobierno de Estados Unidos. Cerca de 7 millones de niños sufren una desnutrición aguda y la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, considera que 1,5 millones de personas han sido desplazadas. La región ha experimentado precipitaciones inferiores a la media durante cuatro años consecutivos. El cambio climático, los conflictos armados, el aumento de los precios internacionales de los alimentos y de los combustibles y el impacto del covid-19 son factores que explican la crisis actual. La guerra de Rusia contra Ucrania ha afectado el suministro de trigo y fertilizantes en el Cuerno de África. Datos de las Naciones Unidas indican que el coste medio de una cesta de alimentos ha aumentado un 66% en Etiopía y un 36% en Somalia, hecho que hace que muchas personas no se puedan permitir ni siquiera artículos básicos.

Brasil

El PIB agrícola del Brasil se ha reducido un 8% el primer trimestre del 2022 debido a una grave sequía al sur del país. En Río Grande del Sur, el estado más al sur del país, se ha perdido el 56% de la cosecha total de soja del año pasado, cosa que ha perjudicado a miles de agricultores. Los científicos advierten que el cambio climático hará que en esta región del país, un bastión de la agricultura, las pérdidas generalizadas de cultivos sean más frecuentes. Durante las dos últimas cosechas, la soja y el maíz, que en conjunto representan el 88% de la producción nacional de grano del Brasil, ha tenido una producción de 47 millones de toneladas métricas por debajo de la producción prevista debido a las condiciones meteorológicas adversas. La producción de soja ha bajado un 14% el 2022.

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