Alemania y Francia viajan a la nueva Siria en representación de la UE

La ministra de exteriores alemana, Annalena Baerbock, y su homólogo francés, Jean-Noel Barrot, se reúnen con el nuevo poder en Damasco

La ministra de exteriores alemana, Annalena Baerbock, y su homólogo francés, Jean-Noel Barrot, visitan la cárcel de Sednaya acompañados de las autoridades sirias.
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Damasco (Siria)La delegación de mayor nivel de la Unión Europea hasta ahora, formada por la ministra de exteriores alemana, Annalena Baerbock, y su homólogo francés, Jean-Noel Barrot, ha visitado Siria este viernes en una muestra del renovado interés diplomático que suscita Damasco desde la caída de Bashar el Asad. Un empeño que no se limita a los países occidentales. El mismo día, el nuevo ministro de exteriores sirio, Asad al Shaibani, completó su primer viaje internacional a Riad, señal de que Arabia Saudí quiere jugar un papel influyente en la Siria post-Asad.

Tras aterrizar a primera hora de la mañana, la primera parada del periplo sirio de Baerbock y Barrot en Siria ha estado en la cárcel de Sednaya, convertida en un símbolo de las atrocidades cometidas por el régimen de Al Asad. Posteriormente, por la tarde, se entrevistaron con el nuevo hombre fuerte del país, Ahmed al Sharaa, al que transmitieron la voluntad europea de asistir a la transición siria.

"Mi viaje de hoy, junto a mi contraparte de Francia y en nombre de la UE, es una señal clara a los sirios. Un nuevo comienzo entre Europa y Siria, entre Alemania y Siria, es posible", declaró Baerbock a a través de un comunicado público. En el texto, Baerbock, que también se reunió con miembros de la sociedad civil, hace referencia al pasado radical de la milicia de Sharaa, afiliada a Al Qaeda hasta el 2017, pero señala que percibe "su deseo de moderación y entendimiento".

Por su parte, Barrot, que expresó que tiene la esperanza de que el nuevo momento político se traduzca en una Siria "soberana, estable y en paz", se reunió con los representantes más altos de varias iglesias cristianas de Siria. establecimiento de buenas relaciones con los países occidentales es una prioridad para las nuevas autoridades en Damasco, que han solicitado el levantamiento de las estrictas sanciones económicas que pesan sobre un país.

Pruebas de la renovación democrática

Sin embargo, los mandatarios europeos y estadounidenses exigieron antes pruebas sólidas que el nuevo Gobierno será inclusivo, representativo y respetará el derecho de las minorías.Esta última condición despierta susceptibilidades en Siria. "Lo siento, pero poner como condición la protección de las minorías es un comportamiento colonial. Ya fue un pretexto para intervenir en Oriente", sostiene el escritor Yasin Haj Salej, que ha vuelto a Siria después de una década de exilio. "La ayuda debería llegar sin condiciones", añade.

Varios países de la región han contribuido también al frenesí diplomático que experimenta Damasco. Además de Turquía, durante años valedor de las milicias rebeldes, Arabia Saudí ha hecho una apuesta clara por establecer estrechos vínculos con el nuevo Gobierno. Mientras el titular de exteriores sirio Al Shibani encabezaba el viernes la visita a Riad de una delegación integrada por el ministro de Defensa y el director de los servicios de inteligencia, un cuarto avión con ayuda humanitaria saudí aterrizaba en Siria en una especie de "puente aéreo" solidario. Otras monarquías del golfo Pérsico, con Qatar al frente, también han enviado delegaciones y han hecho llegar ayuda humanitaria.

Abrir unas buenas relaciones con los países del Golfo es especialmente importante para la nueva élite gobernante de Damasco, sobre todo debido a la escasez de gasolina que sufre el país, y que por el momento se ha suplido gracias al contrabando del Líbano. Irán, aliado histórico del clan de los Asad y gran adversario de Riad, proporcionaba hasta el 90% del crudo que consumía Siria, pero ha dejado de hacerlo desde el pasado 8 de diciembre. Precisamente, ocupar el espacio que han dejado Rusia e Irán, y evitar que lo haga Turquía, un país no árabe, explica el empeño de los países del Golfo por establecer vínculos con el Gobierno sirio.

En cambio, otros dos importantes países de la región, Egipto y los Emiratos Árabes, han exhibido una actitud mucho más tibia hacia los nuevos mandatarios sirios. Muy hostiles a la ideología islamista, ni El Cairo ni Abu Dabi han enviado todavía ningún emisario a Damasco. Israel representa un caso aparte, ya que ha realizado cientos de bombardeos en Siria durante los primeros días de diciembre. El último, la noche del jueves en las inmediaciones de Alepo.

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