Estados Unidos

Veintidós años y medio de prisión para el ex-policía que asesinó a George Floyd

Derek Chauvin ofreció sus “condolencias” a los familiares del afroamericano

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Gent concentrada mientras escucha la sentencia de sentencia del ex-oficial de policía de Minneapolis, Derek Chauvin

WashingtonVeintidós años y medio de cárcel para Derek Chauvin. Esa es la condena que recibió anoche en Mineápolis el ex-policía que asfixió con su rodilla a George Floyd el 25 de mayo de 2020. Diez años más de lo que marcan las guías legales del estado de Minnesota para condenados por asesinato en segundo grado sin historial delictivo previo, como es el caso de Chauvin. El juez Peter Cahill argumentó que las agravantes del caso, como el abuso de poder y “la especial crueldad” que, en su opinión, mostró Chauvin, justifican la decisión. La agonía de Floyd, grabada en vídeo por una transeunte, provocó las mayores protestas contra el racismo institucional en décadas.

La condena queda por debajo de los treinta años que solicitó la fiscalía y de los cuarenta, el máximo permitido por ley, defendidos por la familia de la víctima. En un memorando dirigido al juez, el abogado de Derek Chauvin reclamó la libertad condicional de su cliente argumentando que este no era consciente de estar cometiendo un crimen. Chauvin, que tiene 45 años, podría salir en libertad condicional por buen comportamiento una vez cumplidos dos tercios de la condena. Es decir, pasados quince años.

Derek Chauvin, el asesino de George Floyd.

Antes de que el juez Cahill diera lectura a su decisión -que aseguró que tomó basándose en los hechos y no en la opinión pública-, el propio Derek Chauvin se dirigió por primera vez a la familia de George Floyd para ofrecerles “condolencias” por su muerte. Sin dar detalles, Chauvin añadió que en el futuro se conocerá “una información de interés” y deseó que la familia Floyd consiga “tranquilidad de espíritu”. Una breve y escueta intervención que vino precedida de varias testimonios, incluido el de su madre, Carolyn Pawlenty, que habló en público por primera vez desde el incidente. Pawlenty defendió la inocencia de su hijo y lo describió como un “buen hombre”, una persona de “gran corazón”.

Por el contrario, la familia Floyd aprovechó su turno para argumentar la necesidad de la pena más alta. Emocionado, Terrence Floyd, uno de los hermanos del fallecido, se dirigió a Chauvin para tratar de entender sus motivos. “¿En qué estabas pensando? ¿Qué pasaba por tu cabeza cuando tenías la rodilla sobre el cuello de mi hermano?”, preguntó visiblemente afectado. Philonise Floyd, otro de los hermanos, aseguró que su familia había recibido “una sentencia de por vida” al no poder contar nunca más con George Floyd.

Los tres policías que actuaron junto a Derek Chauvin esperan todavía su juicio, previsto para agosto, y los cuatro, a su vez, afrontan cargos federales por violación de los derechos civiles del afroamericano, entre otros motivos por denegación de asistencia médica y el uso excesivo de la fuerza sobre la víctima. En los casos en que la violación de derechos civiles resulta en la muerte de la víctima, como fue el caso de George Floyd, los acusados afrontan una condena máxima de cadena perpetua e incluso la pena de muerte. Chauvin está acusado no solo por la muerte de Floyd, también por un episodio de 2017 con un adolescente al que golpeó y al que también puso sobre la rodilla sobre su cuello cuando se encontraba esposado.

Una de las esperanzas de activistas por los derechos civiles es que la condena a Chauvin cree un precedente para el futuro y rompa con la inercia de décadas de impunidad policial. Desde 2005, once agentes han sido condenados por asesinatos cometidos en acciones policiales. La condena más severa fue de cuarenta años, por siete en el caso de la más baja. La media, según una investigación académica recogida por el New York Times, veintiún años de prisión.

Reforma policial pendiente

Se cierra el caso Derek Chauvin pero queda pendiente la reforma federal de la policía. Republicanos y demócratas siguen sin ponerse de acuerdo en lo fundamental. Y mientras, van superándose sin éxito los plazos que han ido imponiéndose promotores y negociadores. Primero, el que deseó el presidente Joe Biden, que rogó al Congreso poder firmar la ley de reforma policial el 25 de mayo, cuando se cumplió un año del asesinato de George Floyd. Segundo, el autoimpuesto por los propios negociadores, que se marcaron junio como el mes para resolver diferencias. Sobre la mesa hay dos propuestas de ley. La de los demócratas lleva el nombre de George Floyd. La republicana está escrita por el senador Tim Scott, único senador negro de la bancada conservadora. La primera propone una amplia reforma de la policía e incluye el fin de la “inmunidad cualificada”, una doctrina legal que protege a los agentes frente a demandas civiles.

El grado de protección legal de los policías sigue siendo hoy el principal punto de fricción entre los dos partidos. Los demócratas han llegado a relajar su posición respecto a la inmunidad de los agentes, siempre que sea posible pedir a sus departamentos de policía. Según el senador republicano Josh Hawley, el interés de su partido por esta opción es más bajo conforme avanzan las negociaciones. El líder de la minoría conservadora en la cámara alta, Mitch McConnell, atacó jueves a los demócratas acusándoles de "federalizar y desfinanciar a la policía".

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