Hoy hablamos de
'La caza del solitario'.
Periodista i crítica de televisió
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"Hola. Soy Carlos Porta. Gracias por acompañarnos". El periodista comienza así, con su sello narrativo, la nueva miniserie recién estrenada en Movistar+. La caza del solitario son tres capítulos que explican la búsqueda y captura de un atracador que se convirtió en el delincuente más buscado de España: treinta y seis atracos en bancos de España, con dos fallecidos y varios heridos en su expediente, actuando con absoluta impunidad durante catorce años. Cuando veáis las imágenes de las cámaras de seguridad de alguno de los bancos que atracó a este personaje las recordará de los informativos de aquella época. Era un hombre que se disfrazaba con una peluca y barba postiza para entrar en las sucursales armado con un subfusil y que vaciaba el cargador con facilidad.

La caza del solitario se ajusta a la narrativa que ya hemos visto en Crímenes, tanto para subrayar la autoría del director como a nivel visual, con la singularidad de que aquí, puntualmente, oímos la voz del asesino, declarándose anarquista y antisistema y atribuyéndose el eufemismo de ser un "expropiador de bancos". Se mantienen los recursos de las recreaciones y la utilización de la penumbra para acentuar el misterio. Los protagonistas son los miembros de la Guardia Civil y la Policía Nacional que participaron en la investigación y que se convierten en el hilo conductor de la historia. Un aspecto divertido de las intervenciones de los agentes es el uso de su lenguaje administrativo rígido combinado con la jerga más coloquial: "Cuando se produce el atraco, nos involucramos, como se suele decir, dónde fire" o "Hay que tener en cuenta que, desde el atraco a Castejón, hay un Kit Kat en su vida delictiva, un paréntesis".

Ahora bien, lo que resulta más cómico del planteamiento es que la narrativa insiste en proyectar una imagen de profesionalidad y audacia en los cuerpos de la Guardia Civil y la Policía Nacional cuando, en realidad, el nivel de eficacia resulta más bien precario. Un atracador que perpetró casi una cuarentena de delitos graves, que estuvo actuando durante catorce años, a los que la Guardia Civil y la Policía Nacional buscaban por separado sin saber que perseguían a la misma persona, de quien descubrieron su identidad porque un exdelincuente le identificó a través de la televisión y les avisó, a quien le tienen Las Rozas. Incluso cuentan con orgullo que uno de los guardias civiles tuvo la brillante idea de poner chinchetas en un mapa en los lugares donde había actuado y unir los puntos con un cordel. "Y se nos liaba el hilo", dicen. También explican que pararon a tomar un café en la autopista porque se les cerraban los ojos conduciendo. El nuevo true crime de Carles Porta es más entretenido por este esfuerzo de convertir en héroes los cuerpos de seguridad que por el misterio del atracador.

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