Decenio de los Océanos

Josep Pascual, medio siglo recogiendo las pruebas del cambio climático en el mar catalán

El topógrafo ha recopilado los datos únicos que constatan el aumento de 1,5 °C del mar en l'Estartit y el retroceso de las playas

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El EstartitLa historia de la meteorología en Cataluña no se entendería sin la pasión y la dedicación de muchas personas, algunas de las cuales se han convertido en auténticos referentes. Uno de ellos es Josep Pascual, topógrafo de profesión, que lleva más de medio siglo compilando regularmente datos meteorológicos en l'Estartit, en Torroella de Montgrí (Baix Empordà). A sus casi 74 años, observa a diario el tiempo y sale al mar un par de veces a la semana para observar el agua. Ha pasado toda la vida mirando al cielo y al mar. Su labor sin ánimo de lucro ha terminado siendo crucial a la hora de entender la evolución del cambio climático en nuestro país: la información que recopila manualmente y de forma regular sobre el mar es especialmente valiosa porque es la única serie histórica oficial y de referencia que consta de toda la costa catalana. Incluso la propia NASA ha reconocido sus datos oceanográficos, afirmando que se alineaban con los de sus satélites.

La serie histórica del topógrafo gerundense es también la más larga de todo el Mediterráneo. Hacia 1969, Pascual empezó a tomar medidas meteorológicas y en 1974 se adentró en el mar. A finales de los 80 empezó a observar que los datos marítimos comenzaban a experimentar cambios. Desde entonces, el nivel y la temperatura del mar no han hecho más que subir. Según las cifras de Pascual, la temperatura de la superficie marina ha ido subiendo en el último medio siglo y se encuentra ya más de un grado por encima de lo habitual.

El ARA ha acompañado a Pascual en su día a día para saber cómo consigue obtener datos tan fiables. Nos encontramos en el paseo Marítim de l'Estartit, donde el topógrafo llega con su vieja bicicleta cargada de aparatos de medición del agua del mar. Primero entramos en la estación meteorológica ubicada en el mismo paseo y que lleva su nombre, en reconocimiento a su trabajo. Echa un vistazo a los datos. Hoy el ambiente es algo cálido para la época, con bastante sol y viento a la baja. Es posible salir a navegar. Una vez sobre su barca, La Pubilla, Pascual explica que su afición empezó de pequeño, cuando tenía unos cuatro o cinco años y salía a navegar con papá y abuelo, que eran pescadores. Entonces siempre hablaban del tiempo. "Aquellos comentarios me marcaron", asegura.

Josep Pascual con medidores topográficos
Pascual Josep apuntando meticulosamente todos los datos recogidos del mar

A partir de ahí empezó a interesarse por la meteorología. Inicialmente, sólo con una lata de conservas, con la que calculaba la lluvia que caía, y con un termómetro "de 20 pesetas", para medir la temperatura del mar desde la misma playa. Todo empezó ahí. Con 13 años, Pascual ya recopilaba sus primeros datos, pero no fue hasta pasados ​​unos años cuando tuvo aparatos más fiables y empezó a aglutinar de forma regular la información que nos ha hecho llegar hasta el día de hoy . Ahora, cincuenta años de mucha dedicación después, los datos de Pascual son el vivo testigo del rápido avance del cambio climático en Cataluña.

Un mar cada vez más caliente

Una vez en el mar, Pascual tira al agua una sonda electrónica que mide a cada segundo la temperatura, la conductividad y la densidad del agua. Sin embargo, también utiliza el viejo termómetro de mercurio. "Los termómetros de hace 50 años me sirven para calibrar las sondas electrónicas", explica. A continuación, comienza a tomar datos de la superficie marina y de 20, 50 y 90 metros de profundidad. Lo suele hacer una milla allá de las islas Medes para evitar que la actividad humana cerca de la playa altere los resultados. "A finales de los años 80 empezaron a cambiar los datos. Al principio no sabía si era algo natural, pero después me di cuenta de que era por la influencia humana", explica. Pascual notó así los primeros indicios del cambio climático en el agua del mar.

En global, los datos de Pascual revelan que la temperatura del mar en l'Estartit ha pasado de unos 16 o 16,5 °C de media anual a más de los 17,5 °C actuales. A 90 metros de profundidad, el ascenso fue de medio grado. En verano se alcanzan las temperaturas más elevadas en la superficie marina. Antes el agua del mar veraniego se encontraba en unos 22 o 23 °C de media, pero en los últimos años las cifras son ya de 24 o 25 °C. En agosto de 2022 se batió el récord de calor desde que Pascual recoge datos: el agua del mar alcanzó los 27,5 °C. "La situación es grave", asegura, y calcula que a mediados de este siglo la costa catalana puede acercarse a los 30 °C.

Dades meteorològiques de l'Estartit (1974-2023)

Una vez en puerto, Pascual enseña el mareógrafo con el que desde 1990 también mide el nivel del mar. Es una especie de flotador ubicado en el mismo pantalán en el que tiene la barca y que dibuja en un gráfico las variaciones marinas. Tras casi 35 años, los datos no son optimistas. Pascual ha detectado que el nivel del mar asciende a unos tres milímetros cada año. Es decir, desde los años noventa el ascenso fue de más de 10 centímetros. Además del deshielo acelerado por el calentamiento global, el topógrafo destaca otro factor clave: "El aumento de la temperatura provoca que el agua del mar se dilate, lo que facilita la subida del nivel".

Gran y preocupante retroceso de las playas

Desde 1993, Pascual también mide el retroceso de las playas. En este caso, lo hace desde lo alto del monte de Rocamaura, la montaña de 225 metros de altura que se impone solemnemente sobre el Estartit y desde donde se contempla toda la bahía de Pals hasta el cabo de Begur . En este sentido, las observaciones indican que cada año se pierde medio metro de playa, y en apenas 30 años los nueve kilómetros de playas de esta zona de la Costa Brava han retrocedido un total de 15 metros. "¡Esto es muchísimo!", alerta Pascual con preocupación. "La mayoría de las playas y paseos marítimos están en peligro", cada vez más vulnerables a los temporales marítimos, continúa el experto.

Pero más allá del mar, entre todos los demás datos que mide a diario Pascual, también está la temperatura del aire, que ha aumentado 2 °C en el último medio siglo en l'Estartit. Todo ello acelera cambio climático con efectos imprevisibles. "Estamos teniendo una tropicalización del Mediterráneo", asegura, añadiendo que el aumento de la temperatura marina está provocando que algunas especies marinas autóctonas estén muriendo o marchando más al norte. En cambio, llegan nuevas provenientes de latitudes más bajas y de aguas más cálidas. Pascual también corrobora que en los últimos años ha detectado que el tiempo "es cada vez más extremo". Y cuanto mayor sea la temperatura del aire y del mar, más severas pueden ser las tormentas. "Hay que prepararse para fenómenos cada vez más violentos", avisa.

En el contexto de la grave e histórica sequía que atraviesa Catalunya, Pascual ha detectado un aumento destacado de la salinidad del mar en la costa catalana. "Como no hay lluvias importantes que hagan que los ríos aporten agua dulce al mar, la salinidad aumenta", detalla. Y desde el temporal Gloria, en enero del 2020, la tramontana "no ha soplado ni con la frecuencia ni con la intensidad de siempre". Esto ha provocado cambios en las corrientes marinas y en la salinidad, y ha influido en la subida de la temperatura del agua del mar. "Habrá que ver si es un factor cíclico o es un cambio que ha venido para quedarse", plantea.

Sin relieve (por ahora)

Además de toda la gran gestión que lleva a cabo en l'Estartit, Pascual también toma medidas una vez al mes del lago de Banyoles y, de vez en cuando, del agua de los pantanos de Sau y de Darnius-Boadella . También del mar en el cabo de Creus y en Palamós. A lo largo de este medio siglo, Pascual ha contado con varios soportes, sobre todo del Instituto de Ciencias del Mar (ICM), que le ha cedido aparatos. Pero él ha tenido que pagarse todos los gastos a la hora de salir con la barca y llevar a cabo toda la tarea de recopilación y emisión de los datos pasados ​​a limpio de forma manual. "El apoyo institucional ha sido siempre muy irregular", afirma Pascual.

A su edad, la pregunta es casi obligada: ¿ha garantizado un relevo generacional cuando él lo deje? Según Pascual, hay una persona en l'Estartit que estaría interesada, pero lanza un aviso: "El día que pliegue yo, si no pagan los gastos, nadie realizará esta tarea". Actualmente, Pascual afirma que mantiene reuniones con las instituciones para mejorar la situación.

Su tarea es tan importante que no sólo la NASA le reconoció: en su casa, unas conocidas de toda la vida impulsaron una campaña de recogida de firmas para que el topógrafo del Estartit sea galardonado con la Creu de Sant Jorge. "Si algún día recibo este premio, tendré que compartirlo con todas las personas que hacen observaciones meteorológicas en todo el país; el mérito no es solo mío", afirma Pascual. En cualquier caso, cualquier premio hará corto para una persona que ha dedicado toda su vida a recopilar datos muy valiosos del mar en nuestro país.

"Me planteé plegar –reconoce–, pero después vi que los datos nunca se repetían igual". Y antes de coger su vieja bicicleta para volver a casa tiene un último mensaje: "Antes pensaba que lo sabía todo, y después de cincuenta años veo que no sé nada". Palabras modestas de Josep Pascual, referente a nivel nacional e internacional.

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