Ocho mitos sobre el sexo que los expertos querrían desterrar
Todo el mundo tiene más relaciones sexuales que tú, los hombres tienen mayor deseo sexual que las mujeres y otras falsas creencias
Nueva YorkSe puede atribuir a la variabilidad en la educación sexual, a los institutos e incluso a las facultades de medicina oa que a muchos adultos les resulte difícil hablar de sexo con la persona que suele verlos desnudos. Sea cual sea su motivo, cuando se habla de sexualidad y deseo sexual las creencias falsas son moneda corriente. "Hay tantos mitos...", dice Laurie Mintz, profesora emérita de psicología en la Universidad de Florida especializada en sexualidad. Además, añade, "hacen mucho daño".
Por este motivo hemos preguntado a un grupo de sexólogos e investigadores qué mito que querrían desterrar. Esto es lo que han dicho.
Mito 1
Todo el mundo tiene más relaciones sexuales que yo
"Curiosamente, es un mito que persiste a lo largo de toda la vida", dice Debby Herbenick, directora del Centro de Promoción de la Salud Sexual de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Indiana y autora del libro Yes, your kid. What parentes need to know about today's teens and sex, sobre los adolescentes y su relación con el sexo en la actualidad.
Muchos adolescentes piensan que “todo el mundo lo hace”, comenta, por lo que se tiran de cabeza a probar prácticas para las que sencillamente no están preparados. Este mito también puede hacer sentir fatal a las personas de mayor edad que tienen una relación de larga duración, como si fueran los únicos que pasan por una etapa de sequía, como se llama coloquialmente, cuando en realidad quizá sea producto de las fluctuaciones naturales del deseo.
“Es muy habitual que una de cada tres personas no haya tenido relaciones sexuales de pareja en el último año”, señala Herbenick, haciendo referencia a diversas encuestas representativas a nivel estadounidense. Asimismo, menciona estudios en los que ha trabajado que indican que la actividad sexual ha caído en los últimos años por motivos que en parte se desconocen. Los investigadores especulan que el bajón podría estar relacionado con factores como el incremento del séxting y del consumo de pornografía en internet, así como la reducción del consumo de alcohol entre los jóvenes.
“Normalizar estos períodos de poca frecuencia o ausencia de relaciones sexuales en pareja puede ayudar –apunta Herbenick–. Dicho esto, es importante que quienes quieran tener una vida sexual en pareja longeva tengan una visión integral del sexo”. Esto implica cuidar la propia salud física y mental y hablar de los propios sentimientos con la pareja para mantener la intimidad y la conexión.
Mito 2
Sexo equivale a penetración
A menudo, los sexólogos lamentan que hay quien acaba reproduciendo ciertos “guiones sexuales” o tiene la idea de que el sexo debe seguir un patrón determinado: normalmente, unos breves preliminares que desembocan en el coito.
Ahora bien, “debemos superar la tendencia a definir el sexo a través de un solo comportamiento”, afirma Ian Kerner, sexólogo y autor de She comes first (traducido al castellano como Ellas legan primero). El experto señala que esta estrecha mentalidad de miras contribuye a la tradicional brecha en el placer sexual que separa a hombres y mujeres en las relaciones heterosexuales. A modo de ejemplo, un estudio reveló que un 75% de los hombres heterosexuales afirmaban haber llegado al orgasmo en todas las relaciones íntimas que habían mantenido en el último mes, por un 33% de las mujeres heterosexuales. Según una encuesta, el 18% de las mujeres llega al orgasmo con la penetración como único estímulo, mientras que el 37% también necesita la estimulación del clítoris para llegar durante el coito.
En lugar de apresurarnos a alcanzar el coito, deberíamos centrarnos en la parte “extracoito”, comenta Kerner, es decir, cualquier actividad sexual que no implique penetración. “Si miras a la mayoría de películas comerciales, transmiten la imagen de que las mujeres tienen orgasmos rápidos y fabulosos a través de la penetración y que los preliminares sólo son la previa del acto principal –dice Mintz–. Esto, de hecho, desde el punto de vista científico es muy perjudicial y falso”.
Después de entrevistar a miles de mujeres para su libro Becoming cliterate, Mintz descubrió que el porcentaje de mujeres que afirmaban llegar al orgasmo tan sólo a través de la penetración era del 4% o menos.
Por otro lado, equiparar el sexo con la penetración supone dejar de lado a personas que tienen relaciones sexuales de otra manera. El sexólogo Joe Kort, por ejemplo, ha acuñado el término en inglés sides por referirse a los hombres homosexuales que no practican sexo anal. Lexx Brown-James, una sexóloga, señala que esta concepción también deja fuera a las personas que tienen algunas discapacidades y las que sencillamente no disfrutan de la penetración. Muchas personas obtienen una mayor satisfacción sexual de prácticas como el sexo oral o “incluso el mero contacto físico”, añade.
Mito 3
La vagina no debería necesitar lubricante extra
A veces, las mujeres en edad postmenopáusica describen el dolor que experimentan durante el sexo con penetración haciendo referencia a “papel de vidrio” o “cuchillos”. Pero si bien es cierto que la sequedad vaginal es más frecuente en las mujeres de mayor edad, también lo es que puede presentarse a cualquier edad, explica Herbenick, lo que incide en la vida sexual de las mujeres.
Se calcula que un 17% de las mujeres entre 18 y 50 años se quejan de sequedad vaginal durante las relaciones sexuales, una cifra que aumenta hasta más del 50% después de la menopausia. Además, Herbenick señala que también es más frecuente en mujeres lactantes o perimenopáusicas y que ciertos fármacos, entre ellos algunos anticonceptivos, pueden reducir la lubricación. “Como digo a mis estudiantes, la vagina no es una selva pluvial”, comenta Herbenick, y añade que, según su investigación, la mayoría de estadounidenses han utilizado lubricante en algún momento: “Puede que estemos excitadas o enamoradas y, sin embargo, no lubricamos como quisiéramos”.
Mito 4
Es normal sentir dolor durante las relaciones sexuales
Si bien el lubricante puede ayudar a algunas mujeres a sentir más placer durante las relaciones, es importante recordar que no debería sentirse dolor cuando se practica sexo. Se calcula que el 75% de las mujeres sienten dolor durante las relaciones sexuales en algún momento de su vida, un fenómeno con muchas causas posibles: problemas ginecológicos, cambios hormonales, tratamientos oncológicos o traumas, entre otros.
Shemeka Thorpe, investigadora y educadora sexual especializada en el bienestar sexual de las mujeres de la comunidad afroamericana, comenta que muchas mujeres creen que el hecho de que sientan dolor durante o después de una relación sexual es una señal de buen sexo. “Sabemos que muchas veces las personas que acaban sufriendo algún trastorno sexual por dolor más adelante sintieron dolor durante su primer coito y siguieron sintiendo dolor sexual o en la vulva –explica Thorpe–. No habían tomado conciencia de que era un problema”.
Los hombres también pueden sentir dolor durante el coito. Los expertos recalcan que es importante que todo el mundo que sienta dolor cuando mantiene relaciones sexuales se dirija a un profesional sanitario.
Mito 5
Los hombres siempre tienen mayor deseo sexual que las mujeres
“La discrepancia en el deseo sexual es el principal problema que trato en mi consulta y la persona que tiene mayor deseo no es siempre el hombre, en absoluto”, señala Kerner. “Pero a causa de este mito a menudo los hombres viven con cierta vergüenza la falta de deseo y se sienten presionados a ser siempre quienes toman la iniciativa”, añade.
Herbenick hace referencia a otro mito vinculado: las mujeres no se masturban, el cual, a su juicio, les impide explorar plenamente su sexualidad. Aunque hay datos que indican que los hombres se masturban más frecuentemente que las mujeres, no es cierto que las mujeres no tengan deseo sexual o que los hombres las tengan en todo momento, puntualiza Brown-James. A modo de ejemplo, un reciente estudio ha revelado que el deseo de las mujeres tiende a fluctuar más a lo largo de la vida, pero que tanto hombres como mujeres presentan fluctuaciones del deseo muy similares a lo largo de la semana.
Mito 6
El deseo debería despertarse de forma inmediata
En general, los sexólogos y los investigadores creen que existen dos tipos de deseo: el espontáneo –es decir, la sensación de tener ganas de sexo que surge de forma natural y no planificada– y el reactivo –que aparece en respuesta a estímulos como el tacto.
Se suele pensar que, en cierto modo, el deseo espontáneo, que es el que experimentan muchos amantes al comienzo de una relación, es mejor. Ahora bien, Lori Brotto, psicóloga y autora de Better sex through mindfulness, explica que gran parte de su trabajo consiste en normalizar el deseo reactivo, en particular entre las mujeres y las parejas que tienen una relación de larga duración.
Les ayuda a entender que se pueden mantener relaciones sin deseo espontáneo, siempre que haya voluntad y consentimiento. Brotto lo compara con ir al gimnasio cuando no apetece. “Empiezan a circular las endorfinas, te sientes muy bien y después te alegras de haber ido”, comenta.
Mito 7
El sexo planificado es aburrido
Brotto también discrepa de quienes creen que “el sexo planificado es mal sexo” porque eso le convierte en “aséptico y seco y aburrido”. Esta concepción es "muy perjudicial", advierte la sexóloga. Además, tiene como consecuencia que muchas personas traten el sexo como una ocurrencia de última hora y acaben practicándolo, si es que encuentran un momento para dedicarle, sólo de noche, cuando ya es tarde y están agotados o distraídos , explica.
Cuando los clientes se resisten a la práctica de planificar las relaciones sexuales les pide: ¿que hay muchas otras actividades en tu vida que te encantan o consideres importantes y que nunca planifiques con antelación o marques en el calendario? La respuesta, comenta, suele ser un no.
El sexo planificado también puede prestarse al deseo reactivo, explica Brotto, si se “da a la excitación tiempo para calentarse”.
Mito 8
Tu pene no da la talla
Los hombres están sometidos a cierta presión en relación con el aspecto y el funcionamiento del pene, expone Kerner. Los jóvenes, explica, creen que no deberían tener disfunción eréctil, y los de mayor edad reciben el mensaje de que la eyaculación precoz se supera con la edad y la experiencia.
Sin embargo, los datos apuntan en otra dirección. Si bien es cierto que la disfunción eréctil –que se define como la incapacidad sostenida para alcanzar o mantener la erección, no como los problemas ocasionales con la erección– tiende a aumentar con la edad, también lo es que se calcula que afecta un 8% de los hombres de entre 20 y 30 años y un 11% de los que tienen entre 30 y 40. En cuanto a la eyaculación precoz, un 20% de los hombres de entre 18 y 59 años afirman sufrirlos . “No tenemos una pastilla azul para acabar con la eyaculación precoz, por eso no existe el mismo debate cultural que con la disfunción eréctil –comenta Kerner–. Sólo quedan los mitos de que los hombres que tienen eyaculación precoz son malos en la cama o sexualmente egoístas”.
Asimismo, los estudios ponen de manifiesto que a muchos hombres –homosexuales y heterosexuales– les preocupa que su pene no sea lo suficientemente grande, aunque que muchas parejas afirmen que no tienen preferencia por los penes especialmente abultados. “El sexo en pareja es complejo. Supone tocar, estar en sintonía, conectar, comunicarse”, concluye Kerner.
Copyright The New York Times