Dentro del taller de los artistas: "Hay días que no pinto. Me siento en una silla y pienso"
Hablamos con seis artistas de galerías catalanas que estarán presentes en Arco, la feria de arte contemporáneo, que comienza el 5 de marzo


BarcelonaLos talleres son la casa por excelencia de los artistas, los testimonios mudos de sus inquietudes y sus esfuerzos. De los momentos de euforia por los logros y hallazgos y de la frustración de cuando el trabajo no satisface las expectativas y hay que volver a empezar. Seis artistas representados por algunas de las dieciséis galerías catalanas que participarán en la próxima edición de Arco entre el 5 y el 9 de marzo han abierto las puertas de sus talleres en el ARA pocas semanas antes de que arranque la feria. Cada uno de ellos es un mundo: algunos aprovechan al máximo hasta el último minuto para terminar su trabajo, otros ya entregaron las obras hace semanas.
Patricia Dauder
En una feria como Arco no todas las galerías presentan obras recién salidas del horno. De hecho, algunas se rebelan contra el imperativo de la novedad y exponen trabajos anteriores de sus artistas. También puede darse el caso de que en los meses que lleva participar en una feria el artista no esté produciendo, o bien que no esté interesado en producir para la feria. En el caso de la artista Patrícia Dauder (Barcelona, 1973), representada por la galería ProjecteSD, la galería envió a Madrid sus trabajos y los de otros artistas con los que trabaja hace semanas. En cambio, tiene sobre la mesa una serie de bobinas de hilos de colores porque está trabajando en una pieza que dialogará con el patrimonio islámico del Museu de la Noguera.
En Arco, Dauder expondrá un dibujo de gran formato hecho con pastel y carboncillo que se pudo ver en la exposición que le dedicó el Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco Artium en otoño, titulado Vida primigenia I, y otro inédito del mismo momento, ambos fruto de su manera de trabajar de ir poniendo y sacando capas, de dibujar y borrar, una y otra vez. "Me hace ilusión que a alguien le guste lo suficiente una obra mía para querer comprarla. Como yo tampoco tengo un trabajo que esté de moda, las personas compran mis obras porque les gustan, porque las quieren tener en casa, y veo que disfrutan", dice Patrícia Dauder. Aún así, hay trabajos que considera tan personales que se les guarda.
Patrícia Dauder tiene el taller en uno de los característicos edificios de artistas de Poblenou. Está ahí desde el 2014, ya lo largo de estos años vive una subida de precios amenazante. Va casi todos los días, aunque los viajes que ha hecho a lugares remotos de todo el mundo también forman parte de sus procesos creativos. "Trabajo por sensaciones. No me siento a pensar qué material podría utilizar, sino que empiezo a tocar algún material y entonces esto me lleva a hacer una serie de conexiones con ideas", explica Dauder. Así que sus trabajos son "una especie de diálogo entre una sensación temprana y después cómo se desarrolla a lo largo de todo el proceso, que es bastante abierto".
A menudo parece que los trabajos de Patrícia Dauder aún no estén terminados, o que se estén deshaciendo. Son autobiográficos en la medida en que conservan el rastro de las horas que ha pasado trabajando. "Los dos dibujos que voy a exponer a Arco son eminentemente abstractos, pero tienen relación con recuerdos o memorias que tengo de cosas que me han pasado o sensaciones que he tenido en ciertos lugares de mi vida o lugares donde he estado", explica el artista. "Los dibujos de gran formato –añade– a veces los tengo colgados bastante tiempo en las paredes del taller ya veces no soy capaz de hacerlos todos de una vez. Los debo dejar reposar y al cabo de un tiempo retomarlos, porque hay un momento que me da la sensación de que ya no puedo, que estoy saturada de esa imagen".
Marria Pratts
Entrar en el taller que Marria Pratts (Barcelona, 1988) tiene en Hospitalet es adentrarse es un lugar abigarrado y fascinante. Una nave de 250 metros cuadrados entre otras naves industriales y talleres en los que el artista parece haber experimentado con los materiales como experimenta en su pintura. De hecho, durante un tiempo vivió en una cabaña de cartón que construyó con la ayuda del arquitecto y artista Guillermo Santomà. Incluso tenía una bañera y una estufa de leña que siguen ahí. La formación de Pratts es sobre todo autodidcacta. A veces ha dicho que quisiera hacer unos cuadros cada vez mayores, aunque tuviera que hacer un agujero en la azotea. Aún no ha llegado, pero sigue trabajando con grandes formatos. "Intento ir al estudio todos los días, pero hay días que no pinto. Me siento en una silla y solo me miro las pinturas, y pienso. O escribo, escucho música o paseo", afirma Marria Pratts, para quien el proceso de pintar es "mágico". Pero no siempre se activa una energía que califica "entre la magia y la posesión". Sin embargo, a menudo se pone a pintar aunque no tenga una idea muy definida en la cabeza, y otros días transfiere a la tela "unas ideas dibujadas" que hace conduciendo, viajando por fuera del estudio".
A Marria Pratts la representa la galería Mayoral. El año pasado expuso en Arco dos pinturas que reflejaban que hacía poco que había sido madre. En una de estas pinturas parecía que uno de sus característicos personajes, entre naïfs y expresionistas, salía de otro. Este año vuelve a la feria con Sueños, una tela en la que estaba trabajando cuando el ARA la visitó, protagonizada por unos ojos y una boca que se han convertido en recurrentes. "El camino de las pinturas del año pasado ha llegado a un nuevo paisaje frondoso, más conectado con la naturaleza. Creo que ser madre y trasladarme a vivir más cerca de la naturaleza me hace observar las cosas desde un sitio nuevo", dice Marria. "Cada mañana veo algo tan simple y tan maravilloso como salir el sol, ¡y cada día es diferente!", añade.
En los últimos años, Pratts también se ha adentrado en el campo de la escultura. Hace dos años presentó en el Liceu su primer conjunto escultórico, una sardana con tres fantasmas de acero de color rosa. Y estos últimos días Pratts les ha pasado en un taller de Madrid terminando una nueva escultura de un fantasma que también mostrará en la feria, esta bronce. "Ha sido un proceso increíble y he podido conocer un material que antes no tenía en mi imaginario", dice.
Xavi Bou
El fotógrafo Xavi Bou (Barcelona, 1979) es otro de los creadores catalanes más singulares, por cómo ha llevado la fotografía de naturaleza al terreno del arte contemporáneo con las Ornithographies. "Muestro la trayectoria de vuelo de las aves, las más complejas y las más interesantes", dice Xavi Bou. "Me tuve que inventar una forma de fotografiar, porque no se puede hacer de forma convencional: hago vídeos, y con un algoritmo fusiono todos los fotogramas en una imagen. Mi trabajo es fruto del encuentro del arte, la ciencia y la tecnología. Llevo la tecnología al límite", explica. Este año hace diez años que lo hace, y lo que mostrará en el stand de la galería Senda en Arco será una vertiente inédita de su trabajo, complementaria a las Ornitografías, en el que ha inmortalizado los tres o cuatro aleteos del vuelo de un pájaro. "En este caso lo importante es la morfología y el color del pájaro, y lo presento a escala real", dice Bou. Así, habrá imágenes que miden 30 x 40 cm, mientras que la protagonizada por un halcón mide 2,5 x 1,5 metros. Estos trabajos se podrán ver en un espacio para sí mismo, uno de los conocidos Solo Projects que montan algunas de las galerías participantes.
El estudio de Xavi Bou se encuentra en el barrio de Gràcia, y recibe al ARA cuando ya tiene el trabajo terminado y está esperando que le acaben de imprimir las fotografías, de las que tiene unas muestras, y también da una pincelada del proceso de creación. Todo esto empezó con una colaboración de unos cuatro meses con el Instituto Catalán de Ornitología. "Montaba un set en el campo, como un pasillo con un fondo blanco y negro. Y cuando liberaban a los pájaros yo hacía una vista cenital de los primeros aleteos", explica. "Mi trabajo es 90% postproducción. Por cada día de campo hago diez de postproducción", asegura el artista, que también ha colaborado con publicaciones como National Geographic.
El interés de Xavi Bou por los pájaros se remonta a su infancia. Pero cuando llegó el momento de elegir una carrera universitaria, se decantó por la geología. La fotografía llegó a través de unos estudios nocturnos, cuando se percató de que el trabajo como geólogo no le satisfacía, y durante unos quince años se dedicó a la postproducción de fotografía de moda y publicitaria. Durante todo este tiempo continuó yendo a ver aves, hasta que su interés por los pájaros y su conocimiento fotográfico confluyeron en un proyecto propio. "Desde el principio tenía la espina clavada de tener un proyecto personal. La fotografía de naturaleza convencional no me había interesado nunca, porque la encuentro poco creativa. Para mí es interesante aportar cosas nuevas, y yo quería transmitir mi entusiasmo por la naturaleza a personas que no tienen a través del arte de una forma innovadora. Y ha sido muy bueno," ha sido muy bueno.
Lara Fluxà
Con su trabajo, la mallorquina Lara Fluxà (Palma, 1985) se ha convertido en una de las artistas más singulares de la escena catalana. Estamos en el taller con aspecto industrial que comparte con otros artistas en el espacio de creación Fase en Hospitalet de Llobregat. Con unos manguitos y unas gafas protectoras, Fluxà está terminando algunas de las esculturas que expondrá en el stand de la galería Bombon Projects, en la línea de las que expuso en otoño con el título de Firefly, la denominación en inglés de las luciérnagas. Se trata de unos trabajos aéreos evocadores de las corrientes eléctricas. Por eso, algunas de las piezas de vidrio recuerdan a los aislantes de vidrio de las líneas de alta tensión, y las esculturas están montadas en estructuras metálicas o en unos cables tensados. "Estos protectores eléctricos de alto voltaje, hechos de vidrio, son capaces de soportar grandes subidas de tensión y de mantener la integridad de un sistema eléctrico, previniendo así cortocircuitos o descargas eléctricas", dice el artista.
Los trabajos de Lara Fluxà son delicados y, al mismo tiempo, intrigantes. Los críticos han dicho trabajos que tienen el carácter de máquinas, o de organismos mutantes. Fluxà representó a Cataluña en la Bienal de Arte de Venecia del 2022 con una macroinstalación por la que circulaba agua de un canal, y con las esculturas de Firefly ha despegado. Sin embargo, todos estos trabajos comparten su mirada por problemas como la fragilidad del medio ambiente, expresada con el uso que hace de materiales como el alquitrán y el aceite de motor. "En estos trabajos conviven el mundo industrial, con los cables y los aceites de motor usados, con otro natural y animal; estos dos mundos se confunden y se abrazan", explica el artista. Así, las esculturas recuerdan a las luciérnagas, pero lo que las constituye son "aceites e impulsos eléctricos".
Dioniso Escorsa
Dionís Escorsa (Tortosa, 1970) se define a sí mismo como "pintor vocacional". También explica que más adelante empezó a "desmaterializarse", y ha realizado videoinstalaciones, videoescenagofas, cortometrajes y dos largometrajes, todos ellos de carácter experimental. Escorsa es un nombre conocido dentro del sector, pero al mismo tiempo ha sido alejado del mundo artístico y de las galerías. Ahora le representa la galerista Rocio Santa Cruz, que mostrará en Arco varias vertientes de su trabajo, desde el dibujo hasta la videoinstalación. "Cada proyecto me requiere una disciplina diferente", dice Dionís Escorsa. "A veces pinto, a veces hago vídeo, a veces tengo instalaciones. He llegado a esculpir, aunque pocas veces. También he hecho vídeos interactivos... Cada lenguaje le elijo porque me lo pide el proyecto, no porque quiera hacer una investigación sobre la disciplina", explica.
Escorsa tiene el taller en Halfhouse, un espacio en el barrio de Sant Martí iniciativa de los artistas Sinéad Spelman y Alberto Peral que a menudo han definido como "una fusión de casa y espacio de intercambio y comunicación artística". Precisamente este carácter doméstico del espacio crea un curioso diálogo con los dos trabajos que Escorsa tiene montados, días antes de empaquetarlos para enviarlos a la feria. Se trata de dos videoinstalaciones, realizadas en colaboración con el también artista Alberto Merino, con las que Escorsa profundiza desde hace unos veinte años en su investigación sobre "la propiedad que tiene la luz para modificar la atmósfera de lo que ilumina". La primera está protagonizada por Campanario, una acuarela que su abuelo pintó en la década de 1910 en Tavèrnoles. Escorsa proyecta sobre ella una infografía 3D idéntica con la que introduce los cambios del tiempo en un cuadro. "Convierto el cuadro en un espacio mutable meteorológicamente, en un espacio en el que puede incidir el paso del tiempo, como el paso de la luz –dice el artista–. En vez de hacer un vídeo, la infografía está conectada al servicio meteorológico de la plana de Vic, así que la atmósfera y la meteorología cambian en tiempo real." Si llueve en Tavèrno.
Con Campanario y la otra videoinstalación que llevará a Arco, In vino veritas (2003), Escorsa plantea también una reflexión de cómo la pintura, la fotografía y el cine tienen un carácter trascendente en la medida en que capturan un instante, mientras que ahora las imágenes surgen y desaparecen en "un consumo inmediato". En In vino veritas, la recreación del paso del día dentro de un interior revela una copa caída y una mancha de vino sobre una mesa. "Esta es una vanitas y, junto al otro trabajo, conforma una especie de salón doméstico, un comedor, donde ves una mesa parada con unas copas, unas sillas y un cuadrito, estás como en un ambiente y todo habla de un sentido cósmico de existencia temporal", concluye el artista.
Abdelkader Benchamma
Abdelkader Benchamma (Masamet, Francia, 1975) es considerado uno de los nombres destacados en Francia en el campo del dibujo. Como finalista de la última edición del premio Marcel Duchamp, tuvo la oportunidad de exponer en el Centro Georges Pompidou durante tres meses. La barcelonesa ADN fue una de las primeras galerías en apoyarla, y hasta el 19 de abril se puede ver la quinta exposición que le dedica, una experiencia que ha hecho que la galería se convirtiera en el taller improvisado del artista, ya que acabó algunos de los trabajos de la exposición, una parte de los cuales estarán en Arco, y en los que pintó. "A veces pego fotografías sobre las telas, y lo hicimos en el último momento en la galería. También montamos las telas en los bastidores", explica Abdelkader Benchamma. Sus trabajos, entre abstractos y figurativos, tienen muchas capas: contienen referencias clásicas tan literarias como artísticas, elementos extraídos de la ciencia, del diseño gráfico, el cómic y el arte urbano. Para Benchamma, es "un poco estúpido" limitarse a investigar y encontrar referentes en el arte contemporáneo.
Entre los trabajos expuestos en ADN llaman la atención una veintena de dibujos que tienen el punto de partida en el Libro de los cometas, un tratado del siglo XVI en el que los cometas son representados de los modos más sorprendentes, como pueden ser "una cruz, un árbol en llamas y una espada", como dice el artista. "He intentado hacer el Libro de los cometas de hoy, donde hay drones y satélites", dice el artista. La exposición lleva por título Desde astros, y Benchamma recuerda que suena como la palabra "desastres" porque en sus trabajos resuenan, aunque no sea de forma literal, problemas como el cambio climático y los miedos del mundo actual. Esa misma idea se encuentra en el mural que ha hecho en sala, donde existe un vídeo que recuerda, según el crítico Sébastien Planas, "una célula enferma, con manchas blancas proliferando como bacterias o tumores en un escáner".