Barça

El veto a Abramóvich complica el fichaje de Azpilicueta por el Barça

El navarro tiene un acuerdo verbal con los azulgranas, pero la situación del Chelsea le dificulta la salida

César Azpilicueta, con el trofeo del Mundial de Clubes.
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BarcelonaLa planificación deportiva del Barça para el curso que viene puede verse afectada por la situación del Chelsea, que está estrechamente relacionada con la guerra de Ucrania. El propietario y máximo mandatario de los blues, el oligarca ruso Roman Abramóvich, ha puesto a la venta el club por sus vínculos estrechos con Vladímir Putin, pero las sanciones del gobierno británico a raíz del conflicto no le permiten aceptar ninguna de las ofertas de compra que ha recibido hasta ahora. De hecho, la entidad no puede hacer ningún tipo de movimiento que no sea competir en la Liga y la Liga de Campeones. Y si ni siquiera tiene el visto bueno para operar la venta de entradas de los partidos que el equipo juega en Stamford Bridge, es directamente impensable que pueda pensar en la confección de una plantilla millonaria de cara a la próxima campaña. En este contexto incierto, el capitán de los londinenses, César Azpilicueta, sufre por que no se pueda hacer efectiva su salida al Barça este verano.

El defensa navarro, que en agosto cumplirá 33 años, tiene un acuerdo verbal con el club culé. Las conversaciones entre las partes empezaron hace meses, antes de que Xavi Hernández asumiera el banquillo del primer equipo en sustitución de Ronald Koeman. Azpi cree que ya ha acabado una etapa de diez ejercicios en la Premier League y tiene ganas de volver a la Liga para afrontar el tramo final de su carrera en el Camp Nou. Por eso siempre ha puesto facilidades para el entendimiento. El problema viene con su desvinculación del Chelsea, que se complica con Abramóvich fuera de juego y con una cláusula de renovación automática hasta el 2023 que se tendría que ejecutar porque ha jugado más de 30 compromisos oficiales este curso. Con el propietario ruso sin poderes, Azpilicueta no puede gestionar su salida amistosa –un poco lo que hizo Xavi cuando abandonó el Al-Sadd– para recalar en el Barça. Así, como de facto tendría un año más de contrato, solo podría cambiar de aires si la entidad azulgrana pagara un traspaso para adquirirlo, lo cual no tenía previsto hacer y, a estas alturas, el Chelsea no tiene la potestad de gestionar.

Christensen, sin problemas para salir

La operación que a priori era más sencilla de negociar para el Barça se ha convertido en un pequeño dolor de cabeza por la guerra de Ucrania y las consecuencias que tiene en la gestión del Chelsea. De momento, el club catalán se mantiene a la expectativa de ver cómo evoluciona la situación en Inglaterra y confía que Azpilicueta encuentre la manera de liberarse de un contrato que está en vigor en virtud de una renovación automática. La espera, sin embargo, no será eterna, porque la dirección deportiva quería tener el tema resuelto cuanto antes mejor y tendrá que buscar alternativas en caso de que no haya una solución. En los planes de Xavi, el defensa navarro llegaría para cumplir funciones como lateral derecho, pero sin perder de vista su capacidad de actuar como central. El egarense lo ve compatible con Andreas Christensen, otro jugador del Chelsea que el Barça tiene apalabrado para la temporada que viene. Las negociaciones con el danés han sido más complicadas, pero no tenían la letra pequeña que ahora se está enquistando con Azpi.

Sin embargo, desde el entorno del internacional aseguran que todavía no ha habido confirmación efectiva de esta cláusula de ampliación. Lo que sí que es evidente es que la operación se ha complicado por la particular situación del Chelsea, que también afecta a los jugadores de primer nivel europeo que tienen contrato en vigor como Havertz, Lukaku o Mount, o uno de los mejores entrenadores del continente, Thomas Tuchel, que en rueda de prensa no para de decir que su equipo seguirá jugando "mientras haya camisetas". Ahora mismo su futuro en Stamford Bridge dibuja dudas que con Abramóvich no estaban. Menos problemas tienen los casos de Christensen o Rudiger, que acaban contrato el 30 de junio. El primero lo tiene todo hecho con el Barça, que le pagará un sueldo elevado de entrada para ahorrarse la prima de fichaje, mientras que el segundo tiene varias opciones en la mesa para seguir jugando en la élite del fútbol. Paralelamente, los gestores azulgranas trabajan para renovar Ronald Araujo, una operación prioritaria para Xavi pero por la cual se está luchando a los despachos porque hay clubes de la Premier que ofrecen mucho más dinero al uruguayo.

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