El whisky, ¿posible sustituto del diésel?
Glenfiddich, una popular marca de whisky escocés, quiere usar los sobrantes orgánicos de la destilación del licor para crear combustible para sus camiones
Obtener combustibles sostenibles provenientes de la naturaleza no es nada nuevo, y ya hay varias marcas, como Geely o Audi, que hace tiempo que trabajan en la investigación y desarrollo de nuevos combustibles sintéticos que aprovechen deshechos orgánicos o incluso lava volcánica como fuente de energía para obtener combustible de manera sostenible.
Lo que todavía nadie había visto venir es que el whisky (también llamado whiskey en Irlanda) se pudiera convertir en un combustible para camiones. La idea ha sido de Glenfiddich, una destilería muy famosa por sus whiskys, que elabora en la pequeña población de Dufftown, en el nordeste de Escocia, y que ha desarrollado un sistema que puede convertir los restos, residuos y sobrantes de la producción y destilación de su whisky en combustible sintético para sus camiones de reparto.
La empresa escocesa ha hecho las pruebas de este combustible con tres camiones de su flota de reparto y distribución, y ha conseguido disminuir un 90% las emisiones de CO2 respecto a otros combustibles alternativos y de bajas emisiones como el GLP, cosa que significa un ahorro de emisiones de 250 toneladas de dióxido de carbono por camión y año. Con todo, hay que tener presente que para hacer estos cálculos la compañía ha sumado el dióxido de carbono neutralizado a lo largo del ciclo de crecimiento de las plantas de malta necesarias para obtener whisky: lo que sí es del todo indiscutible es que el proceso de destilación permite aprovechar los sobrantes o residuos de la producción del whisky escocés para hacer combustible alternativo.
El proceso de producción de este combustible es relativamente sencillo, puesto que los sobrantes orgánicos de la operación de malteado y destilado del whisky se depositan en unos contenedores especiales, se mezclan con diferentes bacterias que hacen que se descomponga la materia orgánica sobrante y así se obtiene el biogás para mover los camiones de distribución.
Las más de 14 millones de botellas de whisky anuales que produce la destilería son suficientes para generar suficientes restos y residuos orgánicos para alimentar a los 30 camiones de su flota a lo largo del año, y todavía obtiene un excedente de combustible que podría vender a otras destilerías de la zona, siempre que tengan camiones compatibles con los combustibles alternativos como este biogás derivado del whisky.