¿Qué hacemos con una afirmación falsa de un entrevistado?

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BarcelonaEntrevistado por Vilaweb, Jaume Alonso-Cuevillas decía en una de las respuestas que era el abogado de Clara Ponsatí. Pero la eurodiputada se puso en contacto con el medio para aclarar que el diputado no es letrado suyo en ninguna de las causas que tiene abiertas. A partir de aquí, la solución que el digital ha adoptado ha generado una cierta polémica en las redes: consistía en eliminar aquel fragmento y, al final, escribir una nota explicando la decisión y detallando que “esta referencia ha sido eliminada del texto para evitar cualquier tipo de confusión”.

¿Qué hay que hacer cuando un entrevistado dice una afirmación falsa y el periodista no lo ha detectado en el momento de la conversación? Depende. Si es un error inocuo, lo mejor es rectificarlo y basta. Pero si se trata de un gol que se ha intentado colar, o el resbalón es elocuente sobre el talante del personaje, entonces el lector tiene derecho a saberlo. La solución de la nota final en Vilaweb es suficiente, aunque el redactado era algo ambiguo, ya que no explicitaba si la falsedad anidaba en una pregunta o en una respuesta. Quizás la solución óptima, eso sí, habría sido mantener la respuesta e introducir la aclaración justo después, o bien dejar la nota al final pero con la frase de Cuevillas inmortalizada, para que el lector pueda llegar a su conclusión sobre si se trató de un resbalón o de un intento de manipulación. La posibilidad de enmendar artículos en internet es un arma de doble filo. Por un lado, permite corregir, y esto es saludable. Sin embargo, por el otro, se tiene que ser muy pulcro en estas rectificaciones, puesto que pueden despertar suspicacias. La cocina abierta –y los cambios explícitos y detallados– son la mejor opción.Vilaweb es un medio honesto y su director, Vicent Partal, siempre da la cara: lo ha hecho estos días en Twitter. Pero la herramienta de la rectificación invisible, en manos menos cuidadosas, es una de las perversiones del periodismo actual.

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