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Karla Sofía Gascón en el Festival de Cannes
03/02/2025
2 min
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Si queremos volver a hablar de la separación entre autor y obra debemos referirnos a esta actriz, Karla Sofía Gascón, protagonista de un musical sobre narcos, que pudo ser la primera actriz trans en ganar un Oscar, porque está nominada. Ahora todo se puede ir al traste, porque nuestra artista se ve que, en el pasado, hizo tuits racistas, islamófobos (y catalanófobos, pero eso nunca cuenta). De todos ellos, el más luminoso es lo que hace contra la gala de los Oscar, justamente. "No sabía si estaba viendo un festival afrocoreano, una manifestación de Black Lives Matter o el 8-M. Aparte de ser una gala fea. Les faltó darle un premio al corto de mi primo, que es cojo", decía. . Habría tenido que añadir: "Les faltó darme el Oscar a mí, por ser trans". Me alegra, por cierto, constatar que algunos miembros de minorías o grupos de población discriminables no tienen por qué ser seres de luz. Puede haber una trans racista. Viva. ¡Eso es la normalidad!

Que ahora quizás no gane el Oscar por su comportamiento no tiene, a priori, ningún sentido. Puedo ver a una bailarina bailando y considerar que lo hace muy bien. Puedo saber, después, que no tiene asegurada la criada y que estafa a Hacienda. Mi percepción sobre su baile no va a cambiar. Me caerá peor y quizá decida –con pesar– que no la voy a ver para no contribuir a su enriquecimiento, pero no podré decir "Ya no me gusta". Lo mismo ocurriría con el vino, la ropa, el cine o, claro, los libros. Si ahora me decís que Woody Allen ya no puede ser considerado de los bonos, no podré hacer nada y Manhattan me seguirá gustando mucho. Y si me dijeran que Bowie comía niños, seguiría vibrando con Heroes. Yo no controlo lo que me gusta y lo que me deja de agradar. Que esta actriz se quede sin Oscar por razones extraartísticas sólo demuestra que la nominaron al Oscar por razones, también, extraartísticas.

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