Más médicas: una oportunidad de cambio

A menudo la feminización de la profesión se plantea com un problema, en lugar de como un motor

Elvira Bisbe
4 min

A nadie se le escapa que cada vez hay más médicas, un hecho generalizado en todo el mundo. En nuestro país, de cada tres profesionales por debajo de los 50 años, dos son mujeres y el 70% de los estudiantes de medicina son chicas. Últimamente han aparecido varios artículos en revistas de prestigio que demuestran que los resultados en salud son muy parecidos si nos atiende una mujer o un hombre. Esta necesidad de reafirmación, haciendo estudios de lo que es obvio, surge sobre todo en Estados Unidos para demostrar la discriminación salarial injustificada que sufren las médicas y su falta de representación en puestos de decisión.

En nuestro entorno, las condiciones laborales son, sobre el papel, igualitarias entre mujeres y hombres, pero es evidente que también existen importantes barreras para el desarrollo profesional de las médicas, así como para ocupar cargos de responsabilidad. En una profesión que se ha feminizado tan rápidamente, con mujeres muy preparadas, con resultados académicos de excelencia y profunda vocación, ¿nos parece normal la poca visibilidad pública de las médicas como expertas? ¿Creemos de verdad que a las médicas no les interesa acceder a puestos de decisión? ¿Quiere decir ello que están menos preparadas? Claramente, no. De hecho, los resultados de algunos trabajos muestran que escuchan más activamente a los pacientes y que consiguen mejores tasas de seguimiento de los tratamientos. No obstante, ser un buen médico depende más de la preparación, de los valores y del propio carácter y aptitudes, que del sexo.

¿Cuáles son, entonces, las dificultades con las que se encuentran las médicas? Después de una larga y exigente carrera y de un periodo no menos largo de formación como especialista, en pleno arranque de la carrera profesional, la médica se plantea la maternidad, demasiado a menudo en una situación contractual todavía temporal y precaria. Es una decisión que no puede posponer demasiado por razones de edad. Éste es el primer obstáculo visible, justo en el momento en que tiene que luchar por un puesto de trabajo estable.

En una profesión que requiere actualización y formación constantes para dar una atención adecuada y para progresar en el trabajo, tan solo el 20% de los jefes de servicio en los hospitales son mujeres, y lo mismo sucede para acceder a la docencia universitaria o para coordinar grupos de investigación. Cuando analizamos por qué la médica no alcanza el mismo grado de desarrollo profesional ni puede competir con igualdad curricular por los cargos de decisión, nos encontramos, por ejemplo, que el 41% de las médicas con hijos menores de tres años se acogen a reducciones de jornada o excedencias para su cuidado, mientras que solo lo hacen el 8,6% de los compañeros hombres que se encuentran en la misma situación. Si la médica tiene más de un hijo, la pérdida salarial y de oportunidades se multiplicará, mientras los compañeros, generalmente, priorizarán la profesión. Muchas médicas no están dispuestas a sacrificar la familia, pero aún es difícil encontrar una actitud y manera de sentir similares entre los hombres, a pesar de que las nuevas generaciones muestran valores diferentes.

Sería necesario un análisis más minucioso de los motivos que explican por qué las médicas no alcanzan posiciones de liderazgo. Se incluirían, seguramente, factores como la falta de modelos femeninos de liderazgo o la autoexclusión por el hecho de no considerarse suficentemente preparadas, además de la falta de cultura de conciliación. Podemos creer que la situación cambiará y que solo es cuestión de tiempo, pero sorprende que el cambio haya sido casi imperceptible en los últimos 15 años. Necesitamos modelos de referencia que hagan visible y que potencien el talento femenino. Por eso, un grupo de médicas de Cataluña hemos creado, con el apoyo de los colegios, la asociación Metgesses.cat (Médicas.cat), desde donde queremos trabajar por la igualdad y la equidad en todos los aspectos del desarrollo profesional.

A menudo la feminización de la profesión se plantea com un problema, en lugar de como un motor o una oportunidad para cambiar dinámicas. Existe evidencia suficiente de que la conciliación ayuda a tener profesionales más implicados, más eficientes y más felices. Por otra parte, si la conciliación es realmente compartida entre hombres y mujeres, las médicas también podrán desarrollarse profesionalmente en igualdad de condiciones. De lo que se trata es de hacerlo posible.

Es evidente que tenemos que hacer frente a un cambio de modelo. Las encuestas del Colegio de Barcelona muestran que la mayoría de les médicas, a estas alturas, no pueden o no quieren tener que dedicar tantas horas a la profesión (cerca de 50 horas semanales de media, según nuestros datos) ni compaginar dos o tres empleos (como hacen el 58% de los médicos). Probablemente, cuando las mujeres ocupen más cargos de responsabilidad, también cambiará el modelo de liderazgo y se favorecerá más el trabajo en equipo y visiones más centradas en el cuidado. Pero este escenario, ahora mismo, aún es lejano.

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