Ya es Navidad en Badalona
La ironía del calendario ha hecho coincidir el desalojo de las 400 personas que malvivían en el mayor asentamiento de Cataluña con las solemnidades y el jolgorio de Navidad, la fiesta del nacimiento de un niño Dios que tuvo lugar en una corte de animales, con unos padres sin techo y rechazados en todas las casas, y con la madre infantando sobre la paja de un buey y una muela, todos llenos cristiana.
Hay gente que hace bandera ideológica, de Navidad. Sin ir más lejos, en la celebración del PP, Feijóo proclamaba todo satisfecho el otro día: "Si uno es católico, ¿por qué debe pedir perdón por ser católico? [...] ¡No os diré felices fiestas. Os diré feliz Navidad!" Hay gente que hace bandera en contra: los organizadores de festivales escolares de final de trimestre bajo la advocación del solsticio de invierno (dicen que para no ofender ni imponer ninguna creencia) y las instituciones que hacen equilibrios políticos vergonzosos e instalan los pesebresdentroy no en la plaza pública. Y algunos aprovechan Nadal para poner la ciudad en el mapa. El propio alcalde Albiol ha convertido estos días a Nadal en un reclamo del comercio de Badalona, con más de un millón de luces led por las calles y un árbol de 42 metros de altura. Que no falte de nada, y en competir con Vigo.
Ya hace años que Nadal es tiempo de exhibición y que su sentido religioso ha sido sustituido por un huracán comercial. O sea que la hipocresía en relación a Navidad se da por descontada y afecta a todos, creyentes incluidos. Pero algo se revuelve ante la incoherencia de ver que tanta afirmación de catolicidad y de tradición navideña coincide con los mismos días en los que cientos de personas son enviadas a dormir al raso, como el primer 25 de diciembre.