El choque entre Junts y Podem lleva al límite a la mayoría de Sánchez en el Congreso
Los lilas suben el tono con acusaciones de "racismo" y amenazan con el veto al pacto de inmigración mientras los junteros confían en una rectificación
Madrid / BarcelonaNo es ninguna sorpresa que Junts y Podem se sitúen en las antípodas en un debate entre los aliados de la investidura de Pedro Sánchez porque las diferencias ideológicas son evidentes. También es sabido que los dos partidos se disputan el título de principal piedra en el zapato del gobierno español. Las dificultades de los socialistas para unir todas las piezas que forman la mayoría que sostiene el jefe del Ejecutivo son permanentes y el PSOE tiene más que asumido que deberá convivir con esa "complejidad" hasta el final de la legislatura por mucho que desbloquee acuerdos como el del pacto de inmigración con los junteros. De hecho, cuando parecía que la relación de los socialistas con los de Carles Puigdemont se enderezaba y se podían encauzar otras carpetas como los presupuestos o la reforma de la ley de extranjería por el reparto de menores inmigrantes, es Podemos quien se ha desmarcado de ella con un toque de atención que pone en peligro el acuerdo, que ha hecho subir más que nunca. .
La formación lila, perseguida desde hace semanas por el escándalo de Juan Carlos Monedero, Es cargado con fuerza contra Juntos. "Pido a Junts que deje de esconder su racismo tras las legítimas aspiraciones de autogobierno del pueblo de Catalunya", decía este jueves en un acto del partido la líder de Podemos, Ione Belarra, que ha dejado claro que chocarán con el no de los cuatro diputados lilas en la cámara baja, lo que haría descarrilar la delegación de competencias en la Generalitat. Fuentes de la formación consultadas por el ARA se muestran tajantes en esta negativa. "De ninguna manera", afirman, aduciendo que votar a favor sería dar alas a ese discurso "radicalizado" que ha desplegado Junts a X, en declaraciones ante los medios y en la exposición de motivos de la proposición de ley que atribuyen a "su competición electoral con Aliança Catalana".
"Deberían dejar de quejarse por todo y hacer propuestas", defendió la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, el mismo día. "Propuesta número uno: no ser racistas", contraatacó Belarra a X. Esta oposición frontal desde el primer momento dejó "perplejo" al secretario general de Junts, Jordi Turull, que al día siguiente de que los lilas plantearan el veto les recomendó que se leyeran la norma y advirtió de que rechazaría una delegación de competencias es lo que lo decía.
La confrontación dialéctica va más allá de las direcciones de los partidos. En el entorno de ambas formaciones, el tono ha aumentado aún más. La periodista y escritora Pilar Rahola, de confianza de Carles Puigdemont, acusó a Podemos de "hijodeputismo". "Una y otra vez se demuestra que estos dogmáticos del postcomunismo nunca han estado a favor de los derechos de la nación catalana", dijo el miércoles a X. La respuesta del exlíder de Podemos Pablo Iglesias también es de alto voltaje, calificándolos de "sionistas y racistas más parecidos a los reaccionarios españolitos que a cualquier otra cosa".
¿Hay salida?
Los junteros sacan hierro en los encontronazos que ha habido esta semana con Podemos y se lo cogen con tranquilidad. "En Madrid la interlocución es fluida, se negocia con todos los grupos parlamentarios de la mayoría de Sánchez", aseguran fuentes de Junts. En este sentido, remarcan que están "dispuestos a negociar" en el debate sobre la ley del traspaso y divisan un "buen horizonte". Sin embargo, si bien están abiertos a "aceptar enmiendas para mejorar la ley", sitúan como línea roja que no cederán para "recortar competencia alguna" de las que reconoce el redactado actual, sino en todo caso para mejorarlo. Podemos ha hecho hincapié en la regularización de medio millón de inmigrantes sin papeles, pero Junts no garantiza el apoyo y simplemente se abre a estudiar las propuestas cuando las reciba a cambio de la aprobación de la ley del traspaso inmigratorio y confía en que la ley saldrá adelante.
Desde Podemos explican que de momento no se ha abierto ninguna negociación y, en general, limitan la relación con Junts al intercambio de algún mensaje o conversación informal en el marco de la cortesía parlamentaria. Fuentes de la formación lila dibujan un escenario complicado y pronostican un revés para los junteros porque dicen estar dispuestos a hacer valer los votos de izquierdas. Los socialistas expresan confianza en el diálogo y enmarcan la disputa entre dos de sus socios en un intento de marcar perfil y ocupar espacio mediático.
Más encontronazos
Otro choque reciente y sonado entre Junts y Podem fue por el impuesto permanente a las energéticas que los lilas exigían al gobierno español. La negativa de Junts y el PNV a aceptarlo frustró el objetivo de los de Belarra, que les atacaron acusándoles de ser "los cachorros de Repsol" en el Congreso. En los últimos meses, las fricciones públicas han ido aumentando con Podemos por querer marcar perfil ante la influencia justamente de estos dos partidos. Otra discrepancia, poco después, fue con el primero no de Juntos en el decreto ómnibus que incluía la prórroga de la prohibición de desahucios arañada por Podemos en el gobierno español, que los junteros rechazaban con el espantajo de la ocupación ilegal. Por último, Junts la aceptó después de que el PSOE se aviniera a permitir el debate de la proposición no de ley de la cuestión de confianza -que acabaron retirando-. De nuevo, Podemos aprovechó la ocasión para presionar al PSOE para que deje de mirar a la derecha. "Juntos y Puigdemont quieren ir de leones, pero son gatitos domesticados", afirmaron. Los junteros, en cambio, se reivindican como el interlocutor que más sostiene la posición.