La obsesión anticatalanista de la extrema derecha

Un año después, uno de los principales objetivos de Vox desde las instituciones del País Valenciano y Baleares es cortar los vínculos con Cataluña

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Manifestación de protesta en Burriana contra la censura de revistas en catalán

BarcelonaQue una de las primeras medidas de Vox que trascendieron después de entrar en numerosos ayuntamientos valencianos después del 28 de mayo fuese la censura de las revistas infantiles Caballo Fuerte y Camacuc, en este caso en la Biblioteca Municipal de Burriana (Plana Baixa), no fue casualidad. Respondía a un rasgo propio de la extrema derecha valenciana y también de la balear: la obsesión por cortar cualquier vínculo de estos territorios con Cataluña, sea lingüístico, cultural o incluso económico. Evidentemente, también han aplicado el resto de su programa en ámbitos como la memoria histórica, el feminismo, la crítica del ecologismo, etc. Pero en el caso valenciano y balear, el tema de la lengua en concreto es central en su estrategia política.

“Ha sido una constante del españolismo, entienden que cualquier vínculo entre estos territorios es una amenaza de lo que perciben como un potencial contagio del catalanismo”, explica Jordi Muñoz, politólogo experto en nacionalismo español y actual director del Centro de Estudios de opinión.

“Por un lado, Vox es contrario a una identidad plurinacional de España, defiende un estado unitario y quiere acabar con las autonomías. En este marco, es lógico que haya optado por centrarse en la lengua”, añade el historiador Xavier Casals.

“En realidad, en las Islas Baleares y en el País Valenciano estamos viviendo uno digamos revival pseudodemocrático del falangismo y del nacionalcatolicismo franquistas”, concluye el escritor Pere Antoni Pons. “Visto desde la Catalunya Sud, la política lingüística y cultural del País Valenciano y Baleares es como ver una distopía en directo”, remata la escritora de la Ribera de Ebro Marta Rojals.

Asfixia económica

Para el gobierno valenciano es una prioridad absoluta asfixiar económicamente a todas las entidades y productos culturales que consideren sospechosos de catalanismo, básicamente todos aquellos que están escritos en la lengua propia. Además, han anunciado que cortarán las subvenciones a todas las entidades que utilicen el nombre País Valencià en vez de Comunidad Valenciana, pese a que la fórmula País Valenciano aparece citada en el preámbulo del Estatut y forma parte del nombre del principal partido de la oposición, el PSPV, y de las centrales sindicales (UGT-PV y CCOO-PV).

Para Jordi Muñoz, lo más sorprendente es que Vox haya reavivado el secesionismo lingüístico. “Creía que se quedarían más en el estricto castellanismo, pero insisten en cosas que estaban bastante superadas como las Normas del Puig [ortografía diferente a la catalana], etc.” El objetivo es conflictivizar la lengua y en ningún caso normalizarla. No en vano, ningún miembro del nuevo ejecutivo se expresa habitualmente en valenciano, y sólo alguno es capaz de realizar alguna intervención o para cantar el himno. Según los cálculos deEl Tiempo, en los primeros seis meses el 95% de las intervenciones en las Corts del presidente y los consellers han estado en castellano.

Pons reclama poner el foco no tanto en la extrema derecha como en el PP, que por comparación ahora parece moderado. “Dentro del PP balear hay muchas personas que todavía son catalanohablantes, la propia presidenta Prohens sería un caso. Ahora bien: ¿de qué sirve todo esto si después haces políticas e impulsas leyes que arrinconan aún más al catalán y no desmientes e incluso das juego a las mentiras más chapuceras del secesionismo lingüístico?”, se pregunta. "Es cierto que Bauzá encarnaba a un PP más madrileñizado, pero la mallorquinidad natural de Prohens no le impide hacer las mismas políticas castellanoespañolizadoras que hizo Bauzá", concluye.

Para Xavier Casals, el ascenso de Vox en estos territorios vendría a ser una reacción al Proceso. "En efecto, creo que el Proceso ha tenido una réplica en el ascenso de Vox y el endurecimiento de los posicionamientos de la derecha más beligerante hacia el catalanismo", asegura.

Pero, como decíamos, el objetivo de fondo, además de arrinconar la lengua y la cultura propias, es romper los vínculos con Cataluña. Muñoz lamenta que desde Barcelona no se tiene suficiente conciencia de lo que ocurre en Baleares y la Comunidad Valenciana. "En Catalunya no se tiene mucha noticia ni interés, pero pienso que es relevante porque anticipa cosas que pueden pasar y porque busca deliberadamente debilitar la lengua compartida", advierte. “Les molesta la lengua porque es recalcitrantemente común, lo que significa que nos entendemos entre una serie de gente, en todo el alcance del concepto de entenderse, sin pasar por la españolidad. No pueden sufrir este instrumento diferenciador porque es profundo, está en el alma de la gente”, subraya Rojals.

Impacto del proceso

Pere Antoni Pons asegura que durante el Proceso desde Catalunya se miraba al resto de territorios catalanohablantes con condescendencia, pero que ahora esto ha cambiado. “Ahora, en plena resaca del Proceso, muchos de esos catalanes satisfechos han entrado en una depresión profunda. Han visto que nosotros estamos mal, pero ellos también. Aquí es importante hacer ver a los principatinos que, por muy mal que estén las cosas en Cataluña, todavía no están tan mal como para nosotros. En Catalunya, el margen de maniobra es mayor, el muro de la resistencia es más grueso”, replica.

En Cataluña, Vox ya ha enseñado la patita y ha demostrado su fuerza. "Su apoyo se ha consolidado aparentemente en torno al cuarto de millón de votos", puntualiza Casals. Con el PP suman 26 diputados en el Parlament que son claramente contrarios a la inmersión y la escuela en catalán, una cifra nunca alcanzada.

En este sentido, Pons alerta de que es un error fijarse sólo en la derecha y avisa de que "el PSC representa en Catalunya ahora mismo lo que el PP representa en Baleares".

En todo caso, la persecución de la lengua en el País Valenciano y Baleares afecta al conjunto de la comunidad lingüística y tiene un objetivo diáfano: reducir el peso del catalán en el conjunto del Estado y la conciencia de cultura compartida entre los Países Catalanes. Una unidad que ellos ven más clara que muchos en Cataluña.

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