Juntos reclama un interlocutor con mayor rango que Cerdán
El PSOE lo descarta de lleno pero acepta la reunión en Suiza


BarcelonaJuntos no tiene ningún problema con Santos Cerdán, número 3 del PSOE e interlocutor con los independentistas, porque, de hecho, tanto Carles Puigdemont como Jordi Turull tienen una relación fluida, pero, según ha podido saber el ARA, consideran que uno de los problemas que está bloqueando la relación entre ambos partidos es que lo que se pacta en Suiza después queda atascado en los despachos de los ministerios. Y por eso creen que la mejor manera de superar los obstáculos es introducir en las conversaciones a un interlocutor con más rango y con presencia en el consejo de ministros. Sin embargo, fuentes del gobierno español aseguran al ARA que sumar un nuevo interlocutor es inviable en estos momentos. Cerdán seguirá siendo el líder de la delegación socialista en la reunión de Suiza con el mediador que reclamó el viernes Carles Puigdemont para evaluar el grado de cumplimiento de los acuerdos.
El secretario general de Junts, Jordi Turull, ha avanzado este sábado que el PSOE ya ha dado luz verde al encuentro y que ambos partidos trabajan ahora para cerrar la fecha. Según Turull, la reunión debe servir para saber "si vale la pena continuar, aunque no de cualquier forma, o si no vale la pena".
Ahora mismo, el principal obstáculo está en la negociación de la transferencia de las competencias en inmigración, que está detenida en la mesa del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que no quiere ceder la gestión de la frontera a los Mossos d'Esquadra. "Se ha avanzado sustancialmente en la delegación de competencias según el artículo 150.2 de la Constitución", dijo el viernes, pero insistió en que el control de fronteras sigue siendo una "línea roja", ya que es una competencia exclusiva de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y, además, debe coordinarse con la UE a través de Frontex.
El papel de Montero
¿Quién podría cuadrar a Marlaska? Pues dentro del ejecutivo, al margen de Pedro Sánchez, la única que tendría autoridad política sería la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien además es la número dos del PSOE como vicesecretaria general. Pero es impensable que Montero, que desde este fin de semana también lidera el PSOE andaluz, sea la interlocutora con Junts y se queme con una foto en Waterloo o en Ginebra. De hecho, el propio Sánchez ha repetido desde hace ya más de un año que está dispuesto a pagar ese precio. Ahora bien, según el PSOE, el momento no puede ser de crisis como el actual, sino que debe servir para sellar la alianza con un contenido de peso, como podrían ser unos presupuestos. Pero este escenario está ahora mismo muy lejos. "Hay que madurar la reunión", insisten desde la Moncloa.
En público, tanto el gobierno como el PSOE guardan un silencio prudente sobre los avisos de Puigdemont, mientras que, en privado, se esfuerzan en transmitir cierto optimismo. "No tenemos más remedio que seguir hablando", insisten.
La reunión de Suiza, aún sin fecha pero inminente, según dijo Turull ayer, será la nueva fecha clave en este toma y daca. Si antes se desbloquea el pacto sobre inmigración, Junts podrá exhibir un triunfo y dar oxígeno al PSOE a la espera de las otras dos grandes carpetas: la amnistía y el catalán en Europa.
Ley 'antilawfare'
En la Moncloa el no tener presupuestos preocupa cada vez menos, y más viendo que allí donde el PP depende de Vox tampoco habrá, pero sí necesitan poder aprobar algunos proyectos estrella que den sentido a la legislatura. Uno de ellos, en el que Junts por el momento se ha mostrado muy frío, es el que pretende reformar la justicia, por ejemplo limitando el papel de la acusación popular para evitar los casos de 'lawfare'.
Al otro lado el PP intentará explotar al máximo la inestabilidad del gobierno. La secretaria general de los populares, Cuca Gamarra, aprovechó ayer una visita a Esplugues de Llobregat para acusar a Sánchez de dejarse "humillar" por Puigdemont para prorrogar su estancia en la Moncloa.