El viaje a Núria que el Govern no hace con Cercanías (pero sí con el cremallera)
El ejecutivo socialista elige Vall de Núria para celebrar sus segundas jornadas de trabajo después de Poblet


QueralbsSon las 6.01 de la mañana y un tren de la R3 entra en la estación de Sants. Es puntual: las pantallas muestran incidencias ya en la R1, pero no en la línea que conecta Barcelona con la Tor de Querol y que, hace una semana, era protagonista de una de las incidencias más sonadas de las últimas semanas: el corte de un cable dejó la línea unas horas sin saque. Los usuarios que han subido hoy al tren en Barcelona y han bajado antes de Planoles han tenido suerte: "Hoy el tren va lento, pero va", subrayaba en el ARA Empar, que coge a Renfe todos los días para ir a trabajar a la Garriga y está acostumbrada a las averías. "No suelo tener muchos problemas", explicaba Carles, que va a Puigcerdà a pasar el fin de semana. Zoila, que viajaba a la casa de su difunto marido en la Cerdanya, también era del mismo parecer. Desgraciadamente, la suerte se les ha acabado en Ribes de Freser -donde este viernes ha aterrizado el Gobierno en pleno para coger el cremallera hacia Núria-. El tren se ha detenido en la siguiente parada, Planoles, y ha sido necesario activar un transporte alternativo para quienes debían seguir el viaje. Al mismo tiempo, la circulación en la R3 quedaba interrumpida en sentido contrario, entre Franqueses y Centelles por una incidencia en la infraestructura.
Después de casi tres horas de viaje, el tren de la R3 llegó este viernes a Ribes de Freser con quince minutos de retraso. A tiempo, sin embargo, para que el ARA llegue al punto de encuentro entre Govern y los periodistas para subir hacia Vall de Núria: era la estación del cremallera, de los Ferrocarrils de la Generalitat. La elección no es casual, y obedece a la voluntad del Govern de reivindicar esta infraestructura con ocasión de sus segundas jornadas de trabajo, desde este viernes al sábado. Las primeras fueron en Poblet, en agosto.
La consellera de Territori, Silvia Paneque, ha sido la más tempranera: ha llegado antes que nadie a la estación del cremallera, equipada con una chaqueta corporativa de FGG. No ha llegado con la R3 como ninguno de los otros miembros del consejo ejecutivo. La mayor parte de los consejeros se han desplazado allí en un minibús que les ha trasladado todo juntos a la estación, tal y como hicieron cuando fueron a Poblet. Salvador Illa se ha añadido al Govern en la estación de Queralbs, territorio pujolista por excelencia. Algún consejero más urbanita ha sufrido algo más de la cuenta al pisar Vall de Núria, nevada, por no llevar el calzado adecuado.
El encuentro en Vall de Núria debía servir para echar la vista atrás y realizar un análisis más pausado de los ocho primeros meses de legislatura. Sin embargo, la guerra comercial de Donald Trump ha obligado al Gobierno a cambiar de planes ya enfocar las sesiones de trabajo prácticamente como un monográfico sobre qué puede hacer la Generalitat para dar respuesta a las empresas catalanas afectadas. El presidente también ha entregado a los consejeros y consejeras un texto de Václav Havel, dramaturgo y expresidente de la República Checa, Condiciones para el despertar de la responsabilidad humana en el mundo posmoderno, para invitarles a reflexionar sobre los retos del contexto internacional. Isla tampoco se ha ahorrado de tener que responder a alguna pregunta de los periodistas sobre el caos con Cercanías, que ya le ha costado una petición de dimisión a la consejera Paneque por parte de la oposición.
Una vez más, el presidente catalán admitió que las cosas no van como es debido ni "como el Govern quiere" con los trenes, aunque también defendió que la Generalitat se arremanga para mejorar la atención a los usuarios, incorporar pronto nuevos trenes y trabajar acompañada del Estado para que se ejecuten las inversiones. El caso de la R3 es especialmente paradigmático: al ser una línea de vía única desde Moncada Bifurcació, la frecuencia de paso en hora punta es de treinta minutos y cualquier incidencia en el trazado multiplica los retrasos. Las obras para desdoblarla –que se anuncian desde los años ochenta– empezaron en el 2023 con quejas por el mal funcionamiento del servicio alternativo y regresarán este verano con nuevos cortes. La línea es centenaria –el primer tramo, de Ripoll a Ribes de Freser, se inauguró en 1919– y su modernización ha sido una reivindicación histórica del territorio. La línea entera –de L'Hospitalet a Tor de Querol– son 165,9 kilómetros, con una duración total de casi cuatro horas si no hay retrasos. Por carretera, el mismo trayecto se realiza en dos horas y cuarto.
Los usuarios de la R3 esperan estas mejoras con actitud estoica. "Si es gratis, tampoco se puede pedir más", decía Ramon, un pasajero, en referencia a los abonos de Cercanías que caducarán en junio si no hay cambios. Maria, estudiante de educación infantil en la Universidad de Vic, también explicaba que por las mañanas el tren suele fallar menos. "Tengo más problemas en la vuelta", decía, resignada.