8-M: DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES

Un año de covid: las mujeres, más expuestas y más precarizadas

La pandemia se ha ensañado con las mujeres, que ocupan la mayoría de profesiones en la primera línea

ARA FEMINISMES / LARA BONILLA, THAIS GUTIÉRREZ I MARTA RODRÍGUEZ CARRERA
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Un año de covid : las mujeres, más expuestas y más precaritzades

La pandemia tiene rostro de mujer. La enfermera que atiende a los pacientes de covid, la auxiliar que cuida los abuelos en las residencias, la dependienta que te atiende en el supermercado o la maestra que ha garantizado la educación de tus hijos. Las mujeres son mayoría en siete de las nueve profesiones que han estado en primera línea del covid. Son el 70% del personal sanitario y farmacéutico, el 86% del personal de limpieza y el 84% del personal de residencias. Trabajos tradicionalmente feminizados, invisibilizados, mal pagados y precarios -a menudo va junto- y que tienen un denominador común: el cuidado de las personas. Sim embargo, con esta crisis, que ahora cumple un año, se han revelado como esenciales. "Estamos saliendo adelante gracias a las mujeres", dice contundentemente Cristina Sánchez Miret, doctora en sociología y profesora de la Universidad de Girona. En general, las crisis sanitarias afectan más a los grupos más vulnerables y agudizan las desigualdades de género ya existentes. Pasó con el brote del virus del ébola en África o la epidemia de Zika en América Latina.

Por primera vez se ha puesto de relieve que cuando el trabajo productivo se detiene, lo que continúa rodando y es esencial es el sistema de cuidado de las personas. Pero ¿ha servido esta crisis para darle el valor que merecen? Hasta ahora, el patriarcado consideraba los cuidados como algo innato de las mujeres y, como tal, una tarea menor. La profesora e investigadora de Psicología Social y Estudios de Género de la UAB, Margot Pujal, considera que la pandemia ha servido para "romper el estigma de los cuidados y visibilizarlos como esenciales para la vida y para la reproducción del trabajo productivo". Cree que para que no sea una puesta en valor puntual, hacen falta políticas públicas que "transformen la división sexual del trabajo" y corresponsabilicen a la sociedad en general de los cuidados. Belen Saavedra, investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación la Caixa, y una de las autoras del documento sobre covid-19 y género, apuesta por fomentar “la profesionalización del sistema de cuidados” y pide cambios en la educación. Se suma Pujal, que opina que para que los hombres se integren en los cuidados es necesario "formación en perspectiva de género para deshacer la masculinidad hegemónica". Sánchez-Miret, en cambio, no cree que esta crisis sirva para poner los cuidados en el centro. "Pero sí es cierto que ha sido imposible invisibilizarlos porque han estado y son fundamentales, pero aún no se valoran lo suficiente".

La trampa del teletrabajo

El covid sí entiende de género. Las mujeres han estado más expuestas al virus y, por lo tanto, han enfermado más y también son la mayoría de afectadas por covid persistente. El 54% de los casos positivos y sospechosos de covid-19 en Catalunya hasta el 4 de marzo son mujeres. Ellas no solo han estado en primera línea a nivel profesional, también lo han sido en el ámbito familiar y doméstico. Han sido las mujeres las que han asumido gran parte de las responsabilidades dentro de los hogares- "pero esto no se dice". "Hay una invisibilización del trabajo que están haciendo las mujeres. Siempre hemos salido adelante gracias a las mujeres pero en esta pandemia más que nunca", insiste Sánchez Miret. Pero la mayor presencia de mujeres en la trinchera no se refleja en su participación en los puestos de liderazgo ni en los centros de decisión de la crisis, tanto políticos como sanitarios. Ellas están infrarrepresentadas mientras que ellos reciben la atención mediática y los flashes: el 76% de las personas que aparecen en los medios para hablar del covid son hombres.

Los confinamientos -el primero o los posteriores por cuarentena cuando hay un caso positivo en el aula- también han puesto de manifiesto el reparto desigual del cuidado de los hijos y de las tareas del hogar. "Hay que destacar la falta de apoyo público para colaborar en esta conciliación, donde muchas madres - y algunos padres- se han visto forzadas a solicitar permisos no retribuidos o incluso renunciar a su trabajo. Y esto es especialmente relevante en el caso de los hogares monoparentales, donde en Catalunya más del 90% están encabezados por mujeres", destaca la economista Elena Costas, quien recuerda que en el caso de los hogares con dos progenitores, la decisión sobre quién se reduce la carga profesional se toma en función del sueldo. "Y la brecha salarial, es decir, el hecho de que las mujeres cobren menos que los hombres por trabajos similares- hace que estas decisiones aumenten aún más el impacto desigual de la crisis a nivel de género", añade.

El teletrabajo, con hijos en casa confinados, no ha sido una herramienta real de conciliación ya que la sobrecarga de trabajo no remunerado ha continuado recayendo en ellas provocando dobles jornadas laborales -cuando no triples: ¿Quién no ha aprovechado las noches, cuando los niños duermen, para teletrabajar? - con el correspondiente estrés y ansiedad que esto conlleva.

Sánchez Miret dice que lo que ha pasado a nivel familiar y doméstico debido a la pandemia "ha sido demoledor". "Hemos visto que en igualdad de circunstancias -hombres y mujeres encerrados en casa, teletrabajando y con hijos- las mujeres se ocupaban tres veces más que los hombres de las tareas del hogar y de la crianza". Para esta socióloga esto demuestra que "las generaciones de hombres jóvenes no están cambiando, no están a la altura de las circunstancias porque las criaturas son del padre y de la madre y las tareas del hogar son de todos, y han demostrado que no se lo creen". Y acusa a estos hombres de tener un discurso falso de cara al exterior. "Son los que tienen una posición política a favor de la igualdad y se presentan como padres comprometidos, pero ha quedado demostrado que era solo fachada y que a la hora de la verdad no hay implicación real. Las mujeres son las que han renunciado, han reducido horarios, sueldo, han dejado el trabajo ... y ellos no. Los hombres no se están responsabilizando".

Efectos a largo plazo

La pandemia también ha tenido impacto en la salud mental y emocional de las personas y, en especial, en las mujeres. "Muchas mujeres a partir de esta crisis enfermarán no solo por el virus, que también, sino por el desbordamiento ingente del ejercicio del cuidado, fruto del doble sobreesfuerzo, físico y emocional, que supone estar solas en el trabajo de los cuidados, obligadas a descuidarse para priorizar las necesidades de los demás y al mismo tiempo no recibir ellas cuidados por parte de los demás", lamenta la investigadora Margot Pujal. También recuerda que las mujeres han sufrido más las violencias de género, sobre todo durante el confinamiento domiciliario. "El hogar no es un lugar seguro para muchas mujeres y niñas y niños. Y esto ha afectado con mayor gravedad a las mujeres más vulnerables: migrantes, racializadas, con trabajos más precarios...”.

Todas estas desigualdades de género beben de una sociedad patriarcal que la crisis del coronavirus no ha hecho más que agravar. Y las expertas alertan que el impacto laboral del covid tendrá repercusiones a largo plazo. Las mujeres son cerca del 55% de la población parada y hay sectores que han sufrido más que otros: 30.000 mujeres han perdido su empleo en el mundo de la cultura y los deportes, 23.000 mujeres en el sector de la hostelería y 20.500 en el sector del comercio al por menor. Y Pujal alerta que hay muchas mujeres que trabajan en la economía informal -mujeres migrantes sin permiso de residencia, trabajadoras del hogar, internas o trabajadoras sexuales- que no cobrarán ningún subsidio. "Muchas de las pérdidas profesionales que las mujeres están viviendo durante esta crisis serán irreparables", apunta Elena Costas. Más optimista, la socióloga Cristina Sánchez-Miret recuerda que "toda la historia de las mujeres se basa en pérdidas y luchas para recuperar lo que se había perdido y eso es lo que va a pasar ahora". Y confía en que las generaciones de chicas jóvenes tiren del carro en esta lucha que vendrá después de la pandemia para recuperar avances perdidos. "El aspecto positivo de todo es que veo que estas chicas no están dispuestas bajo ningún concepto a aceptar determinadas injusticias y eso está muy bien", concluye. El futuro, en femenino.

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