¡Basta DJs! Necesitamos carpinteros, fontaneros y mecánicos
Los sectores educativo y empresarial alertan de que la demanda de los estudiantes no coincide con las necesidades laborales de las empresas
BarcelonaTécnico de sonido, 1200 euros al mes y un 18,1% de inserción laboral. Carpintero, más de 2.000 euros mensuales y un 80% de inserción laboral. A pesar de la evidente diferencia de condiciones, en la segunda opción (carpintería) quedan plazas vacantes en los centros de formación profesional (FP) que ofrecen estudios para dedicarse, mientras que en la primera (DJs) cada curso hay un exceso de demanda por parte de los estudiantes. Esta dicotomía que podría parecer anecdótica se repite cada vez en más centros y más sectores laborales que incluyen oficios que se consideran tradicionales.
Este curso casi 100.000 alumnos catalanes han solicitado realizar un grado de FP. Aunque el interés por esta opción formativa no deja de crecer –por primera vez, el bachillerato ha perdido a alumnos mientras que la FP ha ganado–, al inicio de curso quedaron más de 14.000 plazas de estudiantes sin ocupar. Más allá de posibles problemas administrativos, uno de los motivos que explican esta cifra es que la demanda de estudios de los alumnos no coincide con la que existen de trabajadores del sector empresarial. Dicho de otra forma, los jóvenes no se sienten atraídos por los estudios que tienen mayor inserción laboral.
Si comparamos la cantidad de plazas vacías que quedan en grados con una inserción laboral alta y aquellos en los que es baja, podemos ver hasta qué punto existe un desequilibrio. El pasado curso en grados como mantenimiento de instalaciones térmicas y de fluidos o diseño y amueblamiento, ambos con más de un 80% de inserción laboral, quedaron plazas de estudiantes vacías. En cambio, ciclos donde la posibilidad de encontrar trabajo está entre el 15% y el 20%, como el grado medio de vídeo disc-jockey y sonido o el de guía en el medio natural y de tiempo libre, sufrieron un exceso de demanda por parte de futuros estudiantes.
Para la directora del área de trabajo de la patronal Pimec, Sílvia Miró, una de las consecuencias de este desequilibrio es la dificultad para encontrar relieve generacional en oficios de toda la vida, como los panaderos, por ejemplo, o todos aquellos que están relacionados con el metal y la fabricación de producto. “Se necesitan torneros fresadores o soldadores, perfiles que todavía son necesarios y que han ido quedando fuera de las preferencias actuales”, explica Miró. Esta situación se repite en el caso de los instaladores de energías renovables, un sector en auge y para el que se han puesto en marcha campañas específicas para atraer a los jóvenes. “Aun así, todavía se necesitan más personas que se inscriban”, admite Miró.
No conocen el oficio
Uno de los factores detrás de esta falta de interés es el desconocimiento sobre cómo han evolucionado y cómo son realmente hoy en día los oficios que antes eran considerados trabajo sucio. "Los propios padres asocian determinados trabajos a una situación laboral de hace 40 años, con trabajos duros y en cadena, cosas que hoy no tienen mucho sentido", describe el director del Institut Escola del Treball de Barcelona, José Luis Duran. En el mismo sentido, el presidente de la Agencia Pública de Formación y Cualificación Profesionales de Cataluña (FPCAT), Fabian Mohedano, advierte que trabajos como el fontanero se han convertido en "oficios invisibles" tras cambiar por completo con la digitalización .
"Debemos hacer mucha pedagogía para romper con el estigma que relaciona hacer mantenimiento mecánico o reparar instalaciones eléctricas con el antiguo concepto de ir a trabajar a la fábrica", insiste la coordinadora de ciclos formativos en La Salle Catalunya , Ivet Vigo, que asegura que "hay que hacer entender que es una salida laboral superdigna, necesitada y con unos salarios muy considerables". Uno de los ejemplos más claros es que sólo con un grado medio de Instalaciones de producción de calor (lo que tradicionalmente consideraríamos un fontanero), por convenio ya se puede llegar a un salario bruto de entre 2.000 y 3.000 euros al mes en función de la empresa.
Más allá del desconocimiento, Vigo también achaca este desequilibrio a que "la FP se ha convertido en un cajón de sastre". Una opinión que comparte Duran: "Las políticas para reducir el abandono escolar se han centrado en hacer que el alumno estudie lo que le gusta independientemente de las salidas laborales y eso le acaba llevando a sacarse un título que no es lo que pide el sector". Para la directora de trabajo de Pimec, esta brecha que antes era un problema más particular de la industria se ha hecho extensiva ahora a otros sectores, en parte debido a la oferta de grados de FP. “Durante muchos años se ha querido hacer más atractiva en función de los gustos y expectativas de los más jóvenes, pero no se ha atendido tanto a cuáles eran las necesidades del mercado de trabajo”, razona.
Vigo aún apunta un motivo más por el que los alumnos no se interesan por estos oficios que aseguran unas buenas condiciones de trabajo: los nombres de las titulaciones que dan acceso a estos trabajos no son atractivos. "Un ejemplo lo encontramos con el grado superior que hace unos años se llamaba control numérico y no recibía un gran interés hasta que empezó a llamarse robótica y ahora tiene mucha demanda", explica. Y añade: "La situación inversa la vemos con el grado de videodiscjockey, que se llama así, pero realmente gran parte del ciclo está basado en el trabajo de técnico de sonido y de luces. Esto hace que muchos alumnos se interesen sin él" saber muy bien qué es lo que se aprende". Aparte de no escoger grados con buenas salidas laborales, este poco conocimiento de los estudios también tiene como consecuencia que uno de cada cuatro alumnos que comienza FP la deja el primer año.
Las chicas estudian más, pero cobran menos
Uno de los motivos por los que los estudiantes no se decantan por ciertos oficios es la falta de referentes. "Vemos cocineros, monitores de ocio, DJs..., pero no tenemos un referente de una persona que trabaje instalando placas fotovoltaicas o que se dedique a la transición energética", lamenta Mohedano. Una falta de ejemplos que se multiplica en el caso de las chicas, muy pocas dentro de los ciclos tecnológicos e industriales. El curso 2021-2022 sólo un 28% de los estudiantes de grado medio de los campos STEM (ciencia, tecnología e ingeniería) eran mujeres, un dato en el que, sin embargo, hay que hacer un matiz importante: la gran mayoría se dedicaban al sector sanitario, hasta tal punto que el porcentaje de mujeres de formación tecnológica o de ingeniería no llega al 10%. "En el grado de madera y mueble, de 30 alumnos sólo cuatro son chicas, al igual que nos pasa a los ciclos industriales", ejemplifica el director de la Escola del Treball, que asegura, además, que estas cifras son "una mejora" respecto a las proporciones de años anteriores.
Este poco porcentaje de mujeres que se interesan por los oficios industriales y tecnológicos lleva a la siguiente paradoja: "Las chicas estudian más que los chicos, pero acaban cobrando menos", asegura Mohedano. El motivo es que los estudios que tradicionalmente están más feminizados, como por ejemplo los grados de estética, de integración social o de auxiliar de enfermería, no tienen una alta inserción laboral, lo que lleva a las mujeres a necesitar segundas o terceras titulaciones para conseguir trabajo en ámbitos en los que los salarios son bajos. De hecho, según el informe STEM Women FPCAT, en Cataluña sólo un 5% de las mujeres que han realizado un grado superior de FP cobran más de 1.500 euros al mes.
Nuevo escenario... para 2035
Ante el desequilibrio entre el mercado de trabajo y los estudiantes, la agencia FPCAT y los departamentos de Educación y Trabajo han iniciado un nuevo plan para reordenar la FP. Dentro de esta hoja de ruta, una de las medidas estrella que se aprobará antes de terminar el año es el informe de prospectiva 2023-2026 que analiza las necesidades laborales de cada territorio para adaptar la oferta de formación profesional. El informe será un primer paso para acabar teniendo un nuevo mapa de la FP en Cataluña en el 2035. Más allá de las demandas del mercado laboral, la nueva reordenación tendrá que incluir aún dos cosas. La primera es que la oferta de grados deberá tener en cuenta el equilibrio entre oferta pública y privada, aspecto que en los últimos años ha hecho aumentar el número de plazas para cursar estudios con poca inserción laboral únicamente porque en un territorio concreto los alumnos sólo podían acceder a ellos mediante centros privados o concertados.
La segunda es la orientación laboral que reciben los alumnos. Mientras el Govern elabora un decreto de orientación educativa, la agencia FPCAT ha aprobado un nuevo protocolo de orientación con el objetivo de conseguir la homogeneización del asesoramiento. "Debemos priorizar que la orientación que se haga en una Oficina de Trabajo, en un Punto de Información Juvenil o en un centro educativo vayan en la misma dirección", defiende Mohedano.
La agencia FPCAT ha preparado un decálogo para potenciar la colaboración entre la empresa y el sistema de formación profesional. Próximamente lo hará público con el objetivo de que este vínculo se convierta en un factor diferencial.
- Impulso de la modalidad de formación profesional dual
- Realización de procesos de acreditación de competencias profesionales
- Impulso de planes de formación en la empresa conducentes a la calificación profesional, especialización o reciclaje
- Diseño de acciones para la visibilización de los oficios (ferias, puertas abiertas, etc.)
- Aportación de conocimiento para la identificación de necesidades a través de la prospección y la prospectiva
- Aportación de conocimiento a la renovación del Catálogo de Calificaciones
- Colaboración en proyectos de innovación e investigación aplicada impulsados por los centros de formación profesional
- Establecimiento de estrategias de transferencia de conocimiento de la empresa en el centro de formación y viceversa
- Aportación de personal experto especializado en los centros de formación profesional
- Participación en el centro de formación profesional integrada referente para la compañía a través del Consejo de Formación y Empresa y otros espacios de gobernanza del sistema