Abandono escolar

Irene Psifidou: "Hay más abandono de los estudios allí donde la educación obligatoria termina antes de los 18"

Experta del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop)

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Irene Psifidou, Experta en políticas europeas contra el abandono escolar del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (CEDEFOP)

Irene Psifidou lleva casi 20 años dedicada a analizar y supervisar las estrategias educativas que se implantan en Europa para luchar contra el abandono escolar de la mano del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop). Antes trabajó en la sede del Banco Mundial en Washington DC analizando las políticas de educación secundaria de países en desarrollo. Recibe a ARA pocos minutos antes de participar en las jornadas Trazando caminos hacia el #CeroAbandonamiento, de la Fundació Bofill.

¿Por qué España y Cataluña seguimos a la cola en abandono escolar en Europa? ¿En qué fallamos?

— Depende de tantos factores que es muy difícil decir exactamente en qué se falla, pero lo que hay que abordar más urgentemente es la creación de más mecanismos para realizar una detección prematura de los problemas y, sobre todo, recopilar datos a todos los niveles. Ahora España tiene la nueva la ley orgánica de ordenación e integración de la formación profesional, que es sólida e incluye estos factores, pero es necesario desplegarla con medidas concretas. Sin embargo, también debemos tener en cuenta cómo es el mercado laboral y el empleo que genera el turismo que recibe Cataluña, que es un factor que puede incentivar a los jóvenes a dejar sus estudios.

¿Los motivos que llevan a un alumno a abandonar sus estudios cambian en función del país?

— Hay patrones comunes totalmente independientes del país, como el rendimiento académico, el género –ya que los chicos abandonan más que las chicas– y la influencia que tienen la situación socioeconómica, el entorno familiar y el nivel educativo de los padres. Sin embargo, la diferencia entre países viene derivada de las políticas educativas y la estructura laboral de cada territorio. Un ejemplo lo encontramos en la política de repetición de curso que tiene cada país. Está demostrado que en los países cuya política apuesta mucho por la repetición hay más abandono. También es clave la flexibilidad del sistema educativo y aspectos sociales como el prestigio que tiene el trabajo de los profesores en el país.

¿Qué tienen en común los países de Europa que han logrado reducir el abandono escolar?

— Es importante aclarar que no existe una situación de causa-efecto porque el abandono escolar es un fenómeno complejo que también depende de factores externos al entorno escolar, pero lo que claramente funciona son los sistemas de seguimiento y recopilación de datos. No es suficiente que Eurostat diga que España tiene un 13% de abandono escolar, hay que tener datos a escala estatal, regional y local, e incluso centro por centro. Esto ha ayudado a muchos los Países Bajos. Todos los países que muestran una destacable mejora han convertido la lucha contra el abandono escolar en una prioridad política sostenida, que no depende de la situación económica ni de los cambios de gobierno. Luego está el hecho de realizar una evaluación de las medidas que se aplican, una acción que muchos países obvian ya que priorizan implantar nuevas medidas sin ver por qué las anteriores han fallado. Y, evidentemente, ha descendido el abandono en los países que tienen una red de FP potente.

¿Existe un momento o etapa clave en la que se suele decidir dejar los estudios?

— Hay que dejar muy claro que la decisión de dejar los estudios no se toma de un día para otro. No te despiertas una mañana y dices "No seguiré yendo a la escuela". Es un proceso que te persigue durante años de forma inconsciente, pero todas las investigaciones muestran cómo los momentos más críticos son las transiciones entre etapas educativas. En España es claramente cuando se acaba la ESO. De hecho, en los países donde la educación obligatoria acaba antes de los 18, hay más tendencia a abandonar los estudios.

¿Qué papel puede tener el profesorado en esta decisión?

— Tienen una función clave. Son ellos quienes tienen contacto diario con el alumno y los únicos que pueden detectar de forma prematura los síntomas de desvinculación. El grado de preparación y formación que tengan para diagnosticar y entender qué pueden significar ciertos comportamientos para acompañar psicológicamente a los alumnos es crucial. Porque los profesores no sólo enseñan, también orientan.

Cuando hablamos de abandono escolar nos centramos siempre en los institutos, ¿pero también depende de lo que ha pasado en la escuela?

— Sin lugar a dudas. El abandono escolar es un fenómeno muy complejo y multidimensional. Cuando un joven deja un grado de formación profesional, seguro que el problema no ha empezado en esta etapa. Deberíamos mirar lo que le ha pasado a la primaria, e incluso ahora hay estudios que apuntan a que en esta decisión también tiene un peso destacado la educación infantil.

¿La jornada escolar y el número de horas de clase son determinantes?

— Tenemos evidencias de que un horario más amplio con comedor escolar y actividades por la tarde ayuda a que los alumnos vulnerables se mantengan en el sistema educativo. Por lo que respecta al número de horas, no creo que sea tan importante. Se pueden realizar pocas horas de contenido insignificante y muchas horas de contenido motivador e interesante.

¿Una solución sería adaptar lo que se hace en la escuela o el instituto al interés del alumno?

— Desafortunadamente, vivimos un fenómeno global en el que las escuelas son entornos disciplinarios que matan la capacidad de ser, la fantasía y la creatividad. Esto es lo que debe afrontarse desde las directrices europeas para conseguir que los centros educativos sean lugares luminosos que despierten el interés y el deseo por aprender. El alumno debe entender por qué es importante aprender, y ver que esto le servirá para tener una vida mejor y ser feliz. También es verdad que esto explicado de forma filosófica puede sonar muy bien, pero si eres un maestro con 30 alumnos en el aula es difícil conseguirlo.

¿Se debe dejar de insistir a los alumnos para que vayan a la universidad?

— No hace falta asomarse a los jóvenes que hay que ir a la universidad, sino dejar claro que hay muchos caminos para llegar y también opciones de triunfar sin llegar. Esto sólo puede hacerse con datos y evidencias. Deben saber que en Europa el 80% de los titulados de FP encuentran trabajo y que muchos después de realizar un grado medio siguen estudiando y llegan a las universidades. Y esto también debe hacerse llegar a los padres ya los orientadores para que abran la mirada y ayuden a los jóvenes a decidir.

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